Bienvenidos a la ciudad que no duerme |
Hola! De regreso con esta entrada para platicarles sobre el viaje de verano a los Estados Unidos y el Caribe. La primera estación fueron Las Vegas. Volamos con Edelweiss, un vuelo charter desde Zurich, Suiza. Esto fue el 15 de julio.
Estas fueron las paradas de nuestro viaje: Las Vegas, Death Valley, Lake Mammouth, Carmel, Monterrey, San Francisco, Orlando, Nassau y Miami. Un viaje de tres semanas con miles de impresiones.
Así se veía su letrero desde el cuarto |
Lo primero, rentar un auto y luego al Wynn
Al recoger nuestras maletas, recogimos nuestro carro que habíamos reservado en Hertz. Después de Las Vegas, el viaje continuaría rumbo a California. Pero por lo menos tendríamos dos días en esta ciudad de Nevada. El primer punto en el itinerario, sería el Hotel Wynn.
Hora de la cena en el Bufet del Wynn |
Después de desempacar, por fortuna no tuvimos ningún problema con las maletas, nos arreglamos para ir al bufet del Wynn. Después de una media hora de espera, tuvimos nuestra mesa. Para mí lo especial fueron dos tacos de carne asada, preparados por un chef mexicano.
El postre de nuestra hija menor |
En el lobby del Wynn |
Así terminó el día. Esa noche nos fuimos temprano a la cama. Estuvimos muy cansados y no tuvimos problemas con el cambio de horario. Nos despertamos a las 7 de la mañana, del domingo 16 listos para desayunar en el Wynn.
Los benedictinos para desayunar |
Paseando por el Venetian
Su área de tiendas, de ensueño |
El primer hotel que visitamos fue el Venetian. Nos gusta mucho su área de tiendas. Ahí nuestras hijas se deleitaron con un helado. Un bonito momento de pausa antes de continuar hacia el High Roller
Rumbo al High Roller
Algo nuevo para nosotros |
La siguiente actividad en Las Vegas, era visitar el High Roller, ubicado a un lado del Hotel Flamingo.
Salimos y nos encontramos con el calorón de desierto. En nuestra visita hace nueve años, tuvimos el clima templado del mes de febrero. Pero ese día, era perfecto para broncearse, pero con la crema de filtro solar.
El Bellagio desde el High Roller |
No tuvimos que esperar, pero sí pagar. No muy económico, pero había que subirse a la rueda de la fortuna de Las Vegas. El recorrido fue de media hora. Valió toda pena el gasto, pues vimos toda la ciudad desde las alturas.
En el Paris Las Vegas
El Paris |
La visita por los casinos continuaba, y el siguiente, fue Paris. Ahí pedimos una mesa en su bistro. Siempre nos ha gustado este restaurante por la calidad de sus platillos. Mi esposo pidió un quiche Lorraine. Mi hija mayor comió una ensalada, la chiquita una hamburguesa y yo comí un sándwich de pollo con queso Brie y manzana. Muy rico
Su quiche Lorraine |
Tarde de pisina
Esta fue la piscina por la mañana del lunes |
El siguiente punto en el programa era visitar la piscina del Wynn, Por suerte encontramos lugar para tirarnos a descansar mientras nuestras hijas chapoteaban. El hotel estaba dando una sombra muy agradable sobre el área, así es que no tuvimos riesgo de quemarnos bajo el sol penetrante de Las Vegas.
No estuvimos mucho tiempo, pues el siguiente paso en el programa, era bañarse, arreglarse e ir a cenar al Bufet del Belagio para terminar con broche de oro, en el Cirque du Solei.
El Cirque du Soleil, O, en el Bellagio
Así terminaba el Cirque du Soleil |
Llegamos al Bellagio. Esta vez estuvimos esperando un poco menos en la fila para entrar al bufet. Pero no nos gustó para nada. Además, necesito decir que uno pierde el apetito cuando ve las montañas de comida que la gente se sirve. La gente se sienta y se quita los zapatos. Estas escenas no las vi en el Wynn. En fin, lo más triste es ver todo el desperdicio de comida que se queda en las mesas. Ah, y a los que no pueden esperar y van comiendo de su plato mientras caminan a la mesa. Mi marido es el fan de estos bufetes. Bueno, por suerte tuvimos una mejor experiencia el día anterior.
Bella imagen de noche |
En el Cirque du Soleil, nos dimos cuenta el control bien preciso que tienen contra las personas que graban o toman fotos durante la función. Al principio, se informa a todo el público que no lo haga. Al parecer, siempre hay intentos, pero los que se encargan de sentar al público, van y le avientan la luz de la linterna para que terminen.
¡Adiós Wynn! |
El show fue maravilloso, hasta ahora, mi favorito. El tiempo terminó y aunque nos encantó la función, fue muy difícil permanecer dormido. Con el cambio de horario, nuestros cuerpos manifestaban su necesidad de ir a dormir. Pero todavía nos faltaba el camino de regreso. De ida, tomamos un taxi, pero al termino de la función, caminamos hacia el Wynn, lo cual fue muy bueno para bajar la cena.
Así terminaba el tiempo en Las Vegas. Al despertar preparamos las maletas y nos fuimos a desayunar. Después, fuimos a pagar la cuenta del hotel y el camino proseguía rumbo a Death Valley. Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. ¡Gracias por leerme y hasta la próxima!
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