miércoles, 28 de agosto de 2013

Parques de alces en Suecia




Smålandet Älgsafari Drive-in. Fue el primer
par
que que visitamos




Continúo esta tercera parte del viaje a Escandinavia que hicimos en julio, como les comenté en el anterior Aterrizando. 

El domingo 28 de julio nos levantamos muy temprano para ir a visitar dos parques de Alces. Nuestro viaje por Escandinavia avanzaba y esa mañana dejamos el Hotel Radison Blu de Malmö, Suecia, para viajar hacia Småland, donde estaba el primer parque de los dos que visitaríamos. En esta región, existen ocho.


Viajamos con el auto que habíamos rentado en Copenhaguen. A las diez de la mañana ya habíamos llegado al parque de alces llamado Smålandet   Älgsafari Drive-in.



La entrada al parque



La historia de la fascinación de los alces empezó con un regalo que le hizo mi amiga Natalia a mi primera hija, cuando estaba recién nacida. Ella viajaba mucho a Suecia y en uno de esos viajes le compró un alce de peluche y se lo regaló cuando vino a visitarla. Nuestra primera hija no jugaba mucho con monitos de peluche.



La historia del alce Henning



Este es Henning, cuando viajó a
Florencia. Atrás está el David, aunque no
se puede ver muy bien



Pero cuando nació mi segunda hija, se apropió de este monito. Una mañana, entró gateando al castillo de muñecas que habíamos comprado para la hermana. Cuando entró por primera vez, vio a este alce y desde entonces nunca más lo soltó. Es su mejor amigo y todavía duerme con él. Se llama Henning. Un nombre sueco que le escogimos en honor al escritor de novelas policiacas Henning Mankell, originario de este país.



Y este alce se dejó venir hacia nuestro auto



Desde entonces, Henning, el alce de peluche, es parte de nuestra familia. Lo he surcido un par de veces y cuando vamos de viaje, lo cuidamos como si fuera un hijo de verdad, porque para nuestra hija es muy importante. Y aunque no le guste mucho prestarmelo, lo trato de bañar lo más seguido posible.

La ilusión de nuestra hija mejor era conocer un alce. Y este momento había llegado este domingo de julio. 



¡Hola Señor Alce!



Suecia es un país muy orientado hacia niños, que no es algo muy común en Europa. Este parque es perfecto para los pequeños. Por desgracia, el tren que entraba a la reserva de alces ya estaba lleno y el siguiente era a la una de la tarde. Por suerte se puede entrar con el propio vehículo y así lo hicimos.




¡No olvidaré tus ojitos!


Buscamos algunas ramas para darles a los alces. Estos animalitos son huraños y es difícil verlos entre la naturaleza. Son más activos al amanecer y anochecer. Estábamos muy ilusionados en ver uno.
Iniciamos el recorrido con las indicaciones de no bajarnos del carro. La verdad, no queríamos toparnos con un alce de 500 kilos de peso. Pero lo que veríamos nos gustaría mucho.




El típico alce con su ornamenta


Adelante de nosotros manejaba otro vehículo y se estacionó porque un alce se estaba acercando al caminito. Nos paramos y le enseñamos la comidita que traíamos para él. Inmediatamente se dejó venir hacia nosotros.





El nuevo amigo de nuestra hija, Ben


Permanecí quieta, porque vino a mi ventana. Las niñas estuvieron fascinadas. Fue un alce muy curioso y amistoso. Claro, le gustó mucho la comida que le dimos. Las niñas le dieron de comer y desde la ventana de atrás, me miró muy atento. ¡Creo que no olvidaré tus ojitos alce! Nos despedimos de él y seguimos manejando. La verdad, fue nuestro momento de suerte, porque después del verdadero Henning, ningún alce se nos acercó. Lo vimos a lo lejos. Nos impresionaron las mamás con sus crías, recostadas en el piso. También vimos otros ejemplares con una ornamenta impresionante. En invierno, los machos pierden sus cuernos y en otoño tienen unos nuevos para la temporada de celo.




Bruno, un alce con mucho apetito


Terminamos el recorrido y llegó el momento de ir a la tienda de regalitos de este parque. Ahí nuestra hija menor conoció a Ben, el siguiente alce de peluche en su colección. Todos tienen nombre y duermen con ella.




¡No, no es un venadito, es un alce chiquito!
Nuestra hija menor tiene el mismo color
de pelo que él


Continuamos el recorrido hacia el siguiente parque, el Ellinge Älgpark. Este parque no ofrecía un contacto directo como el primero. Los alces estaban delimitados por una malla, pero se acercaban mucho a la orilla porque al pagar la entrada, todo visitante recibe la comida para ellos.




Ellinge Älgpark


Fue así como conocimos a Bruno. Un alce con mucho apetito y muy simpático. Nos fotografiamos con él y tuvimos la oportunidad de ver a los pequeños, quienes tienen un color de pelambre muy claro, casi igualito al color de cabello de nuestra hija menor, amante de los alces. 

Llegó la hora de la comida y en el parque una familia alemana ofrecía salchichas de alce y waffles.  Pues decidimos probarlos y sí, nos gustaron. 
Seguimos manejando pues teníamos que llegar a nuestro siguiente destino: Kosta, la ciudad sueca del vidrio. Queríamos llegar antes de las seis para poder visitar sus tiendas y claro, el hotel Kosta Boda, construído con muchos elementos de vidrio.

Esto se los contaré en el próximo Aterrizando, así como de otros lugares en el sur de Suecia.  ¡Gracias por leerme y que tengan una muy bonita semana!


miércoles, 21 de agosto de 2013

Malmö, Suecia: el mediterráneo de Escandinavia



Ahora continúo con el viaje a Malmö, Suecia, que hicimos a finales de julio. Una ciudad que nos dejó la impresión de que era el Mediterráneo escandinavo, porque sus habitantes disfrutan su ciudad, casi vacacionando sin salir de casa. Tienen de todo, playa, restaurantes, parques, centros comerciales. En fin, todo esto con un escenario marino que parece vivir al máximo en el verano.

Después de haber dormido placenteramente la noche del viernes, como les conté en el anterior Aterrizando,  nos levantamos a desayunar en el Hotel Radison Blu. En el restaurant del mismo había muchos turistas, con un público formado en su mayoría por suecos y algunos alemanes. Y claro, nosotros.



El puerto en Malmö,  primer punto en
 nuestro programa


Empezamos el día con una caminata desde el hotel hasta el puerto. Pero antes, encontramos una tienda dedicada a artículos para fiestas infantiles, Party Land. Imposible dejar de entrar. Ahí encontré silbatos para mis clases de Zumba Kids, para la canción de pajaritos a volar, o chicken dance. Estaba en la calle del hotel, Oestergatan. Llegamos al puerto y desde ahí se podía observar el famoso edificio the turning torso, del arquitecto español Santiago Calatrava. Impresionante, de color blanco cuyas líneas son un juego entre altura y curvas.


Impresionante el Turning Torso

El clima envidiable, fresco y agradable para caminar en ropa de verano. Llegamos hasta el edificio y buscamos información para ver si podíamos entrar. La dirección es Lilla Varvsgatan 15. El Turning torso existen está construído sobre un minilago artificial y el color blanco le da un aspecto muy elegante sobre el fondo azul del Mar Báltico.



El edificio desde la playa o
Sundspromenade, en sueco

Ese día, sábado 27 de julio, habría una sesión para entrar al edificio. Nosotros nos la perderíamos, porque teníamos que seguir caminando en nuestro recorrido. La hora señalada sería a las 2 de la tarde. Pero nos sentamos un poco en su lago, para admirar este bello edificio.



Malmöhus, el castillo de la ciudad


El torso que da vuelta, como podría llamársele a este edificio, tiene una altura de 190 metros y 54 pisos que albergan departamentos de lujo y oficinas. Es el edificio más grande de Escandinavia, y el segundo habitacional más grande de Europa. Este edificio va dando un giro de noventa grados desde su base hasta la planta más alta. Se construyó en el año 2005. Dentro del edificio se puede apreciar la ciudad de Copenhaguen.



Slottsrädgården.



Después de que las niñas jugaron un poco en este minilago, seguimos caminando. Nos adentramos a un conjunto habitacional en la playa de Malmö. Así fue como nos mezclamos entre los suecos.  Los edificios habitacionales tienen vista directa al mar y a la ciudad de Copenhaguen. Había una playita, con agua agradable para las suecos, pero probablemente fría para nosotros. Era un día de verano perfecto y teníamos una bella panorámica. La playa tiene asadores y servicos sanitarios muy cuidados.



Nuestras hijas disfrutaron del parque


Nosotros nos sentamos en un café italiano. En el Bar Italia, claro. las niñas tomaron jugos de manzana suecos y nosotros dos capuchinos. Ahí mismo vendían helado, pero eso será para una siguiente visita, porque no teníamos nada de hambre después del desayuno. Disfrutamos en este café de una hermosa vista del Puente Oeresund, que une a Malmö y Copenhaguen.


Casino


Seguimos caminando por este conjunto habitacional hasta llegar al Castillo Malmöhus. En el trayecto vimos gente en los canales de agua con sus botes de remo y mucha gente paseando en bicicleta.  Llegamos hasta el parque Slottsrädgården.



La antigua y nueva biblioteca



En este parque, nos encontramos un hermoso jardin botánico. En medio del mismo se encuentra el Castillo Malmohus. Llegamos hasta un lago y encontramos una banca para descansar. Ahí nos dimos cuenta que por la tarde celebrarían una boda. ¡Qué romántico!


La Opera


Continuamos caminando por la ciudad, hasta llegar a un centro comercial llamado Triangeln Köpcentrum. Pero en el camino vimos más atracciones, como el Casino, ubicado a la salida de este parque, la antigua y nueva Biblioteca y finalmente, la Opera. De verdad que no hay nada mejor que caminar para poder admirar una ciudad. ¡Y si hay buen tiempo, mucho mejor!



¡Todo para ponerse guapo!



De este centro comercial me gustaron mucho dos tiendas. La primera, una dedicada a los productos de belleza. Ahí estaban todos representados. La tienda se llama Bellbox y también es un salón de belleza. Ahí compre un champú en tamaño para viajar y un cepillo especial para desenredar el cabello de las niñas sin tanto estirón.


Artículos de decoración con el
sello escandinavo



Después entramos a una tienda de artículos de decoración y de uso del hogar. Compramos unas pincitas para cerrar las bolsas de pasta y de otros productos con la figura de pájaritos.  De verdad que los escandinavos son creativos para el diseño. La tienda se llama TGR. De verdad, se las recomiendo.
Lo único que no me gustó mucho de este centro comercial, es que los baños son unisex. Prefiero que los separen por damas y caballeros. Pero al menos en este lugar no. Todo mundo puede entrar al baño de su preferencia. Ni siquiera hay letreros que los diferencíen.



Mercado internacional en la Plaza de Gustavo Adolfo



Caminamos hasta la Plaza de Gustavo Adolfo. Gustav Adolfs Torg. Y ahí encontré una tienda de zapatos escandinavos Ecco. ¡Y empezaba la temporada de ofertas! La vendedora fue súper amable y fue así como regresé a Basilea con unos nuevos zapatos estilo mocasín para el invierno basileo. En color morado.



Delicioso este sandwich típico.
Räksmörgås



En esta plaza había un mercadito con puestos de comida de toda Europa. España, Alemania, Italia, Holanda, en fin, un paraíso para todos los gustos. Pero nosotros queríamos comer el típico pan con camarones. ¡Sí, como los venden en la tienda sueca Ikea! Y encontramos una cafetería en la calle Södergatan, que es la calle de las tiendas. Esta cafetería se llama Hollandia.



Plaza Stortorget


Después de la pausa, seguimos caminando por la calle Soedergatan hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento. Regresamos a descansar un poco en el cuarto del hotel. Esa noche iríamos a cenar de nuevo a la ciudad. Escogimos un pub inglés para cenar, Paddy´s, la calle Kalendegatan, muy cerca de la plaza Lilla Torg y la Stortorget. En un patiecito, entrando por la última plaza, donde está una antigua farmacía.  Esta vez las hamburguesas serían nuestra elección.



Lilla Torg



Caminamos después de la cena, de nuevo por la plaza Lilla Torg. El tiempo en Malmö se nos había acabado, pero mañana sería un día dedicado para nuestras hijas, pues iríamos a visitar dos parques de alces. Después, llegaríamos hasta la ciudad de Kosta, famosa por sus creaciones en vidrio.

¡Buenas noches, Malmo, gracias por el buen clima! ¡Y a ustedes gracias por leerme. Hasta el próximo Aterrizando!

miércoles, 14 de agosto de 2013

A Suecia vía Dinamarca



Malmö, en el sur de Suecia


El Puente Oeresund, inspiración de
la primera serie the Bridge



¡Hola a todos!, hoy les quiero platicar sobre las vacaciones en Escandinavia, entre Dinamarca y Suecia. Un viaje que pudimos disfrutar entre alces, playas y en pleno verano nórdico, que para nuestra sorpresa de muchos, ¡sí existe!

Y el 19 de julio aterrizamos en Copenhague, Dinamarca. Un vuelo directo desde Basilea. Suena de lo más normal, pero bueno, Basilea no tiene tantos vuelos como el aeropuerto de Zúrich, por eso, siempre es emocionante viajar directo desde esta ciudad al norte de Suiza, sin necesidad de transbordar, o tomar el tren.



La Iglesia de San Pedro, a un lado del hotel


Viajamos con Easy Jet, un vuelo de una hora y media. Nuestro destino principal sería el sur de Suecia. Era toda una aventura. De este lugar conocíamos la figura literaria del comisario Wallander, del autor sueco Henning Mankel, y claro, los famosos parques de alces. Además de la ausencia de oscuridad de esta parte del continente cuando es verano. Todo lo contrario de su invierno.

Llegamos al aeropuerto y ahí fuimos directo a la compañía Hertz. Habíamos reservado un carro para viajar hasta la ciudad sueca de Malmö. El trayecto desde el aeropuerto no duraría más de media hora y así fue. Su puente, es impresionante.


El Palacio Municipal de Malmö


Recibimos de la compañía una cajita electrónica que nos permitiría cruzar el puente, sin necesidad de detenernos a pagar, pues con él, las barras de acceso se abrirían electrónicamente. El peaje estaba incluído en la renta. También quisimos rentar un sistema de navegación para facilitar el viaje.  Nuestro trayecto por el Puente Oeresund fue de 7.845 metros. Cabe señalar que la serie de televisión norteamericana-canadiense, the Bridge, está basada en este puente. En Escandinavia nació la serie "el Puente, paso hacía la muerte". Ahora la tercera serie se basa entre la frontera entre México y Estados Unidos y también tiene el mismo nombre. Esto según la página www.sky.de. La serie pionera fue una coproducción sueco-danesa y se llamó Bron, en sueco y Broen, en danés.



Lilla Torg, notése el principal medio de transporte: la bici



Viajamos con un cielo despejado. Hacía calor, como 24 grados. ¡Y estábamos en Escandinavia! Esa parte del continente europeo que es fría la mayor parte del año. Llegamos al Hotel Radisson Blu, que estaba en pleno centro de Malmö. Era viernes por la tarde, como las cinco. Y la ciudad estaba vacía.

¡Qué equivocación! Cuando dejamos el hotel para ir a cenar, nos dimos cuenta que todo Malmö estaba en la plaza Lilla Torg.  Malmö es una ciudad que ofrece vida cultural y social. Es un lugar para hacer compras y para salir a pasear por la noche. A nosotros nos maravillo visitarla durante el verano, entre ese aire del mar y los últimos rayos de sol del día.


Mi salmoncito, muy rico


Nos decidimos por un local de carne asada en la Lilla Torg. El restaurant Steakhouse Lilla Torg, sí ese es nu nombre. Primero hicimos fila, el lugar estaba a reventar. Aquí en Suecia parece que es normal esto de las filas en el restaurante. Y tuvimos suerte. ¡Nos dieron una mesa!  Las niñas y mi esposo se decidieron por una carne asada. Yo me incliné por un salmón. ¡Estaba delicioso!


Antes de terminar el día, caminamos por los alrededores de Malmö. Nos gustaron los aparadores de sus tiendas. Los escandinavos, tienen fama por sus diseños. En muebles, en ropa, en accesorios para el hogar, en fin.



Práctico y elegante el diseño escandinavo


Llegamos al hotel. Hacía mucho calor. Desde nuestra ventana, escuchábamos a los suecos que vivían el verano. En las terrazas, en sus mismos hogares, porque tenían las ventanas abiertas. En fin, aprovechaban este clima. Hasta conciertos al aire libre.

Esa noche cayó una súper tormenta. En este lado del mundo, amanece a las cuatro y media de la mañana. Pues a esta hora, nos despertaron los truenos. Lo primero que pensé, entre sueños, era que los producía el Dios Thor. Sí, el Dios escandinavo del trueno. Dormimos con la ventana abierta. Las niñas, tenían la ventana cerrada de su cuarto, que estaba dentro de la misma habitación. ¡Qué bueno que no se despertaron!


Sneakers de Marimekko. No es una compañía sueca, es de
Finlandia, pero con el mismo sello escandinavo



Por fortuna, la tormenta pasó. Esa mañana desayunamos en el hotel. Nuestro primer punto del día, sería visitar el edificio Turning Torso, del arquitecto español Santiago Calatrava. Iríamos caminando desde el hotel, pasaríamos al puerto y llegaríamos hasta el mismo.



¡Buenas noches, Malmö!




Esto se los contaré en el próximo Aterrizando. Malmö es una ciudad muy interesante. Y vale la pena visitarla, si se está cerca de Alemania o en la misma Dinamarca. La renta de un auto es muy recomendable, porque se puede visitar ésta y otras ciudades, como Ystad, de la cual les hablaré en mi siguiente Aterrizando. Les deseo una bonita semana y claro, un relajante fin de semana.

¡Hasta la próxima y gracias por leerme!



viernes, 2 de agosto de 2013

Dubái, entre antojitos mexicanos, piñata y hasta Zumba



Y llegamos A Dubái. Después de pasar unos días en Estambul, llenos de la herencia turca, la playa y la alberca de este emirato árabe, nos estaba esperando.


Buenos días Burj al Arab


Nuestro vuelo por la aerolínea Turkish Airline llegüo a la medianoche. Empezaba el domingo 7 de julio.  Después de registrarnos, subimos a nuestro cuarto del Jumeirah Beach Hotel, que estaba en el piso número doce.  Las niñas estaban muy emocionadas porque irían a la piscina al día siguiente. Mi temor era que no durmieran, pero por fortuna la travesía las había cansado. ¡Y a nosotros también! Cerramos los ojos a las 2:30 de la mañana.

Amanecimos  a las nueve de la mañana. Recuperados y listos para empezar nuestro contacto con el abrasador sol en esta parte del planeta. Era nuestro cuarta visita a esta ciudad y la tercera a este hotel. En febrero del 2012 estuvimos en el Radisson Blue, cerca del Río Creek.



Conociendo el verdadero Chef Gómez



¡Vámonos pa´la noche mexicana!


Nos fuimos a desayunar. El Ramadán, estaba a punto de comenzar la siguiente semana. En estas fechas, los musulmanes ayunan desde que amanece, hasta que el sol se oculta. El Iftar, momento en que el sol se oculta completamente, es el punto en que se reúnen las familias y amigos a compartir mesa. Es un tiempo de meditación en la religión musulmana, en donde se acostumbra donar a los que no lo tienen. De esto ya les había platicado en otro Aterrizando.

Gracias al folleto que nos dejaban todos los días en la habitación, nos dimos cuenta que esa noche habría buffet mexicano en el restaurant Latitude. Pues ni lo pensamos un minuto y reservamos una mesa.


¡Viva México en los Marvellously Mexican Sundays!


Y así fue. Después de pasar todo el día en la piscina, por la tarde nos arreglamos y llegamos puntuales a la cena. Con la sorpresa de encontrarnos piñatas de decoración en forma de sombreritos y un burrito. Algunas chicas del restaurant vestían a la mexicana. Faldas amplias de colores y blusas blancas de algodón. En el menú de bebidas, encontramos margaritas y cerveza Sol, al tres por dos. ¡Dios mío, los árabes aman la comida mexicana! ¡Qué suerte para nosotros!

Pues fuimos a dar un vistazo al bufet. Claro que el comensal contaba con otras opciones como comida china y pasta para los niños. Pero esa noche, la reina fue la comida mexicana. Para empezar, nos servimos nachos con guacamole y salsas picantes.

Después fui a dar un vistazo, buscando los tamales que engalanaban la descripción del tríptico promocional. Nos encontramos con el mole poblano, el arroz blanco y las carnes asadas. Pero eso no fue lo único, nos encontramos al chef poblano Gómez, quien se disculpó por no tener tamales, ya que los hacen una sola vez al mes. Y también se disculpó por las tortillas de harina. - Pero no se preocupe, me dijo, ahorita mismo le mando a la mesa unas tortillas de maíz. Y así fue como disfrutamos esta Noche Mexicana, en una noche árabe.

3 por dos. La última la compartimos


En Brisbane, Australia, conocimos el restaurant Guzmán y Gómez, propietario de un norteaméricano, quien encontró estos nombres ficticios para su negocio. Pero nosotros, conocimos al verdadero Gómez en Dubái, quien cocinó con el sazón mexicano.

Al despedirnos, el Chef Gómez nos prometió prepararnos unos tamales. De pollo, porque en la cultura árabe no se come el puerco. Sólo nos pidió que le avisaramos para preparlos un día antes. Le quedé en confirmar el día. Mi esposo tenía un programa culinario para los días que nos faltaban.


Comiendo en el Burj al Arab gratis, pero antes, a la clase de Zumba con Eric


Al día siguiente, nos esperaba el mismo programa. Con la diferencia de que las niñas se fueron un ratito al Kidsclub a hacer manualidades. Y a mí, me esperaba bailar Zumba en el gimnasio del hotel que se llama Talise Fitness. Desde Basilea me informé en su página en Internet y mi deseo fue visitarlo. Las instalaciones son gratis para los huéspedes de los hoteles Jumeirah.


Aquí, en el Talise Fitness, fui a dos clases
de Zumba


Pues dicho y hecho, al diez para las cinco, estaba muy sentadida esperando al instructor. Me presenté con Eric, un instructor filipino que hablaba un poco de español. Y así fue su programa, con pegajosas melodías en español, para bailar. Ese día conocí a una chica de Singapur y a otra de Japón.

Me despedí de él y le di las gracias y a él le intereso que en la próxima sesión del jueves por la tarde, bailara un par de canciones de mi repertorio, porque en Basilea también soy instructora de clases de Zumba. Me fui muy feliz a prepararme para ir a cenar.



¡Por fin, dentro del Burj al Arab!


Y nos fuimos al restaurant Al Iwan. Pues resulta que mi esposo siempre se informa, y con los puntos que la cadena Jumeirah otorga a los huéspedes, reserva en los restaurantes de los mismos hoteles. Fue así que esa noche del lunes, fuimos a cenar al Burj al Arab, ¡gratis! Las niñas sólo pagaron la mitad del precio.

Ya no se puede visitar el Burj al Arab, así porque sí. Solamente se deja entrar aquellas personas que tengan una reservación el algún restaurante del hotel. En este viaje se nos hizo y pudimos admirarlo por dentro.



¡Cenando al estilo de las mil y una noches!


El hotel tiene un restaurant no con vista al mar, en el mar. Sí, el visitante cena entre gruesos vidrios en donde observa todas las especies marinas del Golfo Pérsico. Pero nosotros nos conformamos con este restaurant que decía tener un ambiente casual. Si a casual le llaman a eso, no quiero saber cómo son los demás que sí son de lujo.

Nos recibieron con una bebida refrescante hecha a base de rosas. El menú era totalmente árabe. ¡Aquéllo sí fue como vivir las mil y una noches! Los meseros, eran las personas más atentas que yo he visto. Teníamos a tres a nuestro alrededor. Pero si hasta parecía que leían nuestros pensamientos. Un poco exagerado, pero me gustaría mucho que esta cultura se extendiera a todo el mundo, porque te hacen sentir como rey. Como dicen los americanos, el cliente es el que manda.



¡Buen provecho Aladino!


Llegamos y había una familia china, cuya hija más tarde le tomó fotos a nuestras hijas. Después, vino un chico y nos habló en español perfecto. Le interesaba saber qué idioma hablábamos y en dónde vivíamos. Después le trajeron a la hija más pequeña una tortuguita de peluche, porque la cadena Jumeirah tiene en uno de sus hoteles, un proyecto de protección a esta especie. Todos disfrutamos esta noche, hasta parece que Aladino nos prestó a su Genio y nos dejó vivir un poquito con una minilista de deseos.

La magia terminó cuando el buggy, o transporte interno del hotel, nos recogió y nos llevó hasta nuestro hotel. La ola del Jumeirah, the Jumeirah Beach Hotel.  ¡Buenas noches Burj al Arab!



Restaurant bajo el mar Al Mahara


Antes de que lo olvidé, ¿saben que me encontré en el tocador de damas? Pues nada más ni nada menos que una loción de manos de la marca Hermes. De regreso, me tocó ver a una pareja comprando joyas en la tienda de diamantes Bulgari. Y posiblemente nos faltó ver todavía más exageración del lujo. Además, el restaurant exige ropa formal, como un vestido para las mujeres, zapato cerrado para los varones y nada de pantalones cortos y sandalias, al contrario, pantalón largo, saco y camisa. Si la mujer decide llevar un pantalón formal, la blusa también debe ir de acuerdo al atuendo.

Por lo pronto, regresé con mi familia. El postre nos esperaba. Las niñas pidieron helado y yo probé un postre egipcio estilo pudín-atole. ¡Muy ricos los sabores de esta cultura!


Regresando al Jumeirah Beach Hotel


Y así acabó nuestro lunes. Mañana visitaríamos de nuevo el centro comercial más grande del mundo: el Dubai Mall. La mejor noticia de la semnana: empezaban las ofertas del verano. Claro, nos faltaba nuestro tiempo en la playa y en la piscina. Mañana era nuestro último día de libertad culinaria, porque el miércoles empezaría el Ramadán y habría que respetar los horarios del ayuno fuera del hotel. En el hotel siempre se podía comer.

En el próximo Aterrizando les contaré éste y otros detalles. Por lo pronto les deseo un muy bonito fin de semana y mil gracias por leerme.