miércoles, 5 de enero de 2011

Amor intercultural

En el artículo anterior sobre Dubái, traté de escribir todas las impresiones que adquirí en mi viaje por este país.
Me faltó contar la historia de mis vecinos de avión.
Viajamos de Dubái a Múnich y de ahí a Basilea.
Pues bien. Mi vecino de a lado llegó y se sentó muy orgulloso de su sombrero estilo Panamá. Lo veía y lo veía. Ya ven, no sólo las mujeres somos vanidosas. Espero no le hayamos causado molestias, pues bueno, como familia de hijas pequeñas, no podemos decir que somos el silencio andando. Las hijas se portaron bien, pero es imposible permanecer en silencio. Por lo menos, no nos hizo caras, y eso es ganancia. En fin, de él podemos decir que fue el vecino de vuelo perfecto.
Su vecina, una chica árabe, cuya identidad no puedo definir. Durmió todo el vuelo. Eso también es ser buen vecino, ¿verdad?
Justo dos horas antes de aterrizar, se despertó para desayunar e ir al baño. Para ese entonces, nuestro vecino de avión ya había guardado su sombrero. Justo antes de llegar aAlemania, empezaron a platicar los dos. Y bueno, no es por metiche, pero pude escuchar el meollo de la conversación.
Al principio, pensé que ya estaba empezando una relación intercultural amorosa, de esas que surgen en los aviones. Ella le preguntó sobre su tarjeta de presentación, si podía tener una por si alguna vez coincidían en algún lugar. Una manera muy elegante de continuar con el contacto, pensé.
Y su respuesta, lo siento, pero estoy casado. En ese momento, casi me quisé levantar y abrazar al pasajero por su honestidad. El hombre pudo dar otra respuesta, o quizá darle la tarjeta fácilmente.
Así terminó este episodio. Mis respectos para el pasajero y mis felicitaciones a su señora esposa. Al señor lo vimos caminando por el aeropuerto de Múnich, con un pasaporte de color guindo. No puedo acertar su nacionalidad, pues el tiempo que estuvo en el avión habló en inglés con las azafatas alemanas.
Por otro lado, felicito también a la chica árabe, por haber dado el primer paso y tomar la iniciativa.
Y ahora sí termino este capítulo en mi vida sobre Dubái y les prometo escribirles la siguiente narrativa de Aterrizando.
Gracias por sus comentarios y les deseo un feliz año.
Mi próxima narración, será sobre la bella Italia. Imposible dejar de escribir sobre ella.