viernes, 25 de mayo de 2018

Barcelona, ¡hasta pronto!


¡Hola! De regreso para contarles nuestra despedida en Barcelona. Esta bella ciudad española, la visitamos durante las vacaciones de Cuaresma, del 7 al 9 de abril del 2017. 


Vista desde la terraza del Grand Marina Hotel
La ciudad y el Puerto de Barcelona

El domingo 9 de abril caminamos desde el Hotel Grand Marina hasta la ciudad. El hotel se encuentra en el Puerto de Barcelona y ese domingo la ciudad nos regaló un clima maravillos. ¡De verano total!


Estación de Teleférico
Port Torre de Jaume I


Frente al hotel se encuentra una estación del teleférico que no está en servicio. ¡Una lástima! Esperamos verla funcionar de nuevo en alguna visita.



Nuestro hotel


Caminamos por el Paseo de Colón, justo al pasar el centro comercial Maremagnum. Nuestro objetivo era llegar hasta el Barrio de la Ribera, para visitar la hermosa Santa María del Mar. Mi deseo era volver a esa hermosa catedral que inspirara la historia de la novela La Catedral del Mar, de Idelfonso Falcones.


Monumento a Cristóbal Colón





Paseando por el Puerto




Escultura de la Gamba en el
Paseo de Colón




Santa María del Mar



Interior de Santa María del Mar

Esta iglesia es especial para mí, porque la historia del libro me envolvió por completo. Siempre que puedo regreso a visitarla. Su arquitectura es impresionante. Esta catedral fue hecha por el pueblo y está en el pueblo. Vale la pena visitarla.




Panadería La Colmena


En nuestras últimas horas por Barcelona, aprovechamos para caminar por sus callecitas. Pasamos por la Panadería La Colmena, y esta vez si compramos algunos antojitos. En las visitas anteriores nos habíamos quedado con las ganas.


También aprovechamos para hacer algunas compritas antes de regresar a Basilea, Suiza.



Plaza Mayor


Aprovechamos para caminar por la Plaza Mayor. Un rinconcito entre las Ramblas. Nos encanta ir a apreciar sus palmeras y ver sus restaurantes. El lugar ideal para tomar algunas tapas por la noche antes de ir a cenar.




De compras por Barcelona


Fuimos a comer al restaurante El Parrigua en la Plaza San Miguel. En una mesa al aire libre. Nada mejor para cerrar nuestra visita a esta ciudad.




Las Ramblas

Era tiempo para regresar al hotel y recoger nuestras maletas. El aeropuerto nos esperaba.Y el camino de regreso lo hicimos por las Ramblas. Esta famosa calle la encontramos casi vacía en ese domingo al mediodía. Normalmente está llena de turistas. No hay que olvidar que aquí ocurrió el devastador atentado en camioneta. Nuestra visita fue antes del mismo.


Pasamos un fin de semana increíble en Barcelona, como siempre. Es una bella ciudad, ¡increíble!Queremos regresar pronto, esperando se tranquilice un poco su aspecto político. ¡Gracias por leerme y hasta el siguiente Aterrizando!







jueves, 24 de mayo de 2018

Paseando por la bella Barcelona. El Parque Güell, la Sagrada Familia y la Catedral. Abril del 2017


¡Hola! Estoy aquí de regreso para platicarles de un bonito viaje a Barcelona, España. Este viaje lo hicimos del 7 al 9 de abril, pero del 2017. Estoy atrasada en el relato, pero quiero mostrarselos. Porque Barcelona es una ciudad maravillosa.



Vista del puerto desde el Grand Marina Hotel


Este viaje lo realizamos antes de que se presentaran todas las manifestaciones de independencia. Aquí no voy a hablar mucho de este tema. Pero lo que sí les aseguro es que Barcelona es una ciudad encantada. Su clima, su cultura, su gente. En fin, todo es maravilloso. Sólo deseo que pronto todo vuelva a la normalidad, porque nosotros la visitamos en un clima de amor y paz. No sé si volveré pronto, porque me asustan las manifestaciones, especialmente si viajas con hijos, no quieres que les pase nada. Pero el pueblo catalán debe de manifestarse por lo que cree. En fin, aquí están nuestras vivencias.


El centro comercial Maremagnum, a unos pasos del hotel




Grand Marina Hotel Barcelona






World Trade Center Barcelona. Junto al hotel




Centro comercial Maremagnum



Rumbo al Parque Güell: muy cambiado



Llegamos el 7 de abril por la tarde. Esa noche no hicimos mucho. Después de aterrizar, llegamos al hotel Grand Marina Hotel y cenamos tapas en su bar. Fuimos a dormir temprano para estar listos el sábado temprano.


No pudimos resistir estas paletas de frutas
en una tiendita cerca del parque.
La mía fue la de coco


¡Y así fue! Lo primero que hicimos después de desayunar, fue tomar un taxi en el hotel y viajar hasta el famoso parque Güell. No sé exactamente si esta sería la tercera o cuarta visita al parque. Pero esta vez lo encontramos muy cambiado.



Panorámica de Barcelona desde el Parque Güell


El parque basado en una obra de Antoni Gaudi, se cerró al público. Ahora las visitas se pagan y se tiene que reservar la entrada al parque. Creo que lo hemos visitado tres veces. Esta fue la cuarta y quisimos entrar, pero nuestra posible visita era a las siete de la noche. Muy tarde porque ya no queríamos regresar. Eran como las doce del mediodía. Las niñas también lo conocían, así es que decidimos visitar sus áreas abiertas al público. Y fue maravilloso este paseo porque pudimos tener unas súper vistas de la ciudad. Claro que si se visita este parque por primera vez, es recomendable hacer cita y caminar por sus instalaciones.

La mejor parte del paseo estaba a punto de comenzar. A la salida del parque caminamos de regreso por la ciudad. Como a las tres de la tarde, nos detuvios en un local, en Don Teo y probamos unos bocadillos. ¡Deliciosos! Se los recomiendo. Especialmente los bocadillos de pollo y los de huevo.



Un buen local para probar bocadillos





La Sagrada Famillia


Y seguimos caminando por la ciudad hasta llegar a la Sagrada Familia. Ese sábado fue maravilloso. Tuvimos mucha suerte con el clima. Tuvimos la suerte de mezclarnos entre los catalanes y conocer nuevos lugares de la ciudad. Era una tarde de compras y ellos salen a pasear y a caminar por las tienditas del Paseo de Gracia.


La Sagrada Familia



En la Sagrada Familia nos maravillamos de la construcción más avanzada de cuando la conocimos por primera vez. Yo celebraba mis 30 años y mi esposo me llevó a conocer Barcelona. Esto fue en el año 2000. En esa ocasión entramos a la Iglesia y llegamos hasta sus miradores. En esta visita sólo la contemplamos desde su placita comiendo un helado. Un helado de dulce de leche. ¡No se lo pierdan cuando visiten esta ciudad!



Casa Battló, Casa Mitlà

Casa Mitlà



Seguimos nuestra caminata por Barcelona y llegamos hasta la Casa Batlló y la Casa Mitlà. La Casa Battló la visitamos mi esposo y yo aquélla vez cuando cumplí mis treinta años. En esta ocasión sólo caminamos y visitamos algunas tiendas del Paseo de Gracia. Y claro, compramos un helado. ¡El clima era ideal! Nos sentíamos como en verano.




Casa Batlló



La siguiente estación era la Catedral de Barcelona. Tuvimos mucha suerte, porque en la plaza de la Cateral vimos el famoso baile típico de Barcelona. La Sardana. ¡Fue maravilloso ver este espectáculo! Hasta ese día sólo lo conocíamos por su monumento en Montjuïc.



Bailarines de la Sardana frente a la Catedral



Y la hora de la cena se acercaba. No teníamos una cita en ningún lugar. Esta vez decidimos caminar y escoger un lugar que nos gustara. ¡Y así fue! Preguntamos por una mesa en un local del centro. En El Portalón. Un lugar muy típico y no nos arrepentimos, porque sus platillos y su vino fue maravilloso. Yo probé un delicioso arroz negro. Un platillo preparado con la tinta del pulpo y con camarones. ¡Delicioso!



Palacio de la Generalitat


Nuestras hijas comieron hamburguesas y mi marido probó el pulpo. Este lugar nos encantó.


Arroz negro de El Portalón




Monumento a Cristóbal Colón


De regresó caminamos. ¡Nada de taxi! La noche era maravillosa y la disfrutamos. No caminamos por la Rambla, si no que nos fuimos callejoneando. ¡Una excelente decisión!  Llegamos hasta el Monumento a Cristóbal Colón y a unos metros de ahí se encontraba nuestro hotel. ¡Buenas noches Barcelona! ¡Hasta mañana! ¡Muchas gracias por leerme y buena semana!

jueves, 17 de mayo de 2018

Bye, Bye Seoul. Pero regresaremos antes de volar a Europa




Regalo del hotel por el participar
en el Earth Hour: una bolsa de tela
para las compras. ¡Díle adiós al plástico!


¡Hola! El tiempo en Seúl casi estaba por terminar. Viajaríamos a Auckand, Nueva Zelanda. Pero regresaríamos para pasar una noche antes de regresar a Europa, después de visitar también Australia.


Lobby del hotel


Nos quedaban algunas horas antes de viajar a Nueva Zelanda. Desayunamos tranquilamente y preparamos nuestras maletas. Pero pronto tendríamos qué decir hasta pronto a Seúl.


Adiós bañera del Banyan Tree




Dos días antes habíamos reservado un transporte al Aeropuerto. Era lunes y no había mucho tráfico. No como aquél viernes en el que aterrizamos. De todas maneras tardamos como una hora en llegar al aeropuerto de Seúl. Incheon.



Hacía el Aeropuerto Incheon




Parlamento. Gukhoe


Un chófer que hablaba español. Un poco



Puente Seongsang en el Río Han


Para nuestra sorpresa, el chófer hablaba español. Le preguntó a mi marido si hablaba español, después le dijo que había aprendido por mí. Resulta que el señor había trabajado hace 20 años en Panamá. Le quisimos hacer muchas preguntas, pero no, ya había olvidado un poco mi idioma. Pero hablaba perfecto inglés. Nos explicó que en pocos días, los árboles de cerezas florecerían, y esto en Asia es todo un acontecimiento. Nos explicaba el camino, las islas que habían construído a lo largo del Río Han.


Llegamos al Aeropuerto



¡Llegamos! Incheon nos impresionó por su modernidad. Mientras esperábamos en la fila de Korean Air para documentar las maletas, una chica se nos acercó para hacer una encuesta. Muy larga, pero al final nos regaló un separador de libros. Una artesanía del país. El tema de la encuesta era sobre nuestros días como turistas en el país.


Limpísimo

Nos llamó la atención la manera en que ese piso brillante se limpiaba. Una mujer manejaba un carrito y en frente del mismo, tenía el trapeador en las llantas delanteras. Así que su único trabajo era manejarlo, pues el piso casi se limpiaba sólo.


Incheon


Viajamos con Korean Air



Comimos de nuevo coreano. Al menos yo. Mi familia comió sándwiches. El vuelo salió a tiempo. Ahora nos concentrabamos en Auckland, Nueva Zelanda.

En Auckland

Esto se los cuento en la siguiente entrada de Aterrizando. ¡Gracias por leerme y hasta pronto!




Seúl: Zumba y Coex Mall en Gangnam





Regresamos al Banyan Tree


Tiempo de Zumba


¡Hola! De regreso en Aterrizando para platicarles sobre mi clase de Zumba en el Banyan Tree Seoul. No estuvo planeada. Pero al ver los folletos del hotel, me alegré que el domingo sería la segunda clase de la semana. Fue así que nos organizamos para regresar de la ciudad a tiempo.



Con Su-ryon Lee, el instructor del
Banyan Tree



Le agradezco a mi esposo que organizó todo para que no me perdiera esta oportunidad de practicar la Zumba. El grupo lo integraban apróximadamente 12 personas. Incluyéndome. Bailamos desde las clásicas hasta las más nuevas melodías de Zumba. Al final, para el estiramiento, bailamos una canción del K-Pop. La música pop en coreano, famosa en todo el mundo.


Hora de hacer shopping en el Coex Mall en ¡Gangnam!



Regresé a cambiarme para estar lista. El siguiente punto en el programa de ese 25 de marzo, era cenar en el Coex Mall. Así es que a bañarse y a preparse.


Coex Mall


Tomamos un taxi y llegamos. No sabíamos como llegar, pues el Coex Mall es un centro subterráneo. El más grande en Asia. Llegamos a él, preguntando en el Hotel Fairmont. Sí, el centro es impresionante.




Librería del Coex


Lo primero que hicimos fue visitar algunas tiendas. Nos impresionó su librería. Enorme y con la posibilidad de sentarse cómodamente para leer o escribir en la pórtatil. Ahí tuvimos la oportunidad de conocer a los coreanos y su moda. Muy conservadora y elegante, hasta en los jóvenes. Nada raro que los grupos de K-Pop estén siempre tan bien vestidos.

Ya era hora de la cena. Y bueno, entramos a un restaurante coreano. Mobaksa Budaejjigae, especializado en el Mobaksa. Un platillo creado por el ejército coreano. Consiste en pasta con salchichas y verdura. Lo particular de este restaurante, es que la comida la termina de cocinar el propio comensal. Y eso hicimos nosotros. ¡Una súper experiencia!



Mobaksa Budaejjigae



Mobaksa, el platillo del ejército




Hora de cocinar


Nuestras hijas escogieron un platillo casi igual, pero basado en carne de res y también con verduras. Todos comimos muy saludables. Hasta probamos el tofu y el famoso kimchi.

Las niñas también cocinaron




Verduritas estilo coreano



Después de esto, seguimos caminando por el Coex. Bueno para la digestión. La noche terminó caminando un poco mientras buscabamos un taxi por la región de Gangnam. Famosa por la canción. Esta es el área de negocios de Seúl.

Buscando taxi



En Gangnam

Así terminó el día. El 26 de marzo tendríamos sólo unas horas en el hotel para preparnos. El viaje seguiría hacia Nueva Zelanda. ESto se los cuento en el siguiente Aterrizando. ¡Gracias por leerme!

N Tower, Seúl



N Seoul Tower



El paseo por Seúl ese 25 de marzo continuaba. El siguiente punto en la agenda era visitar la N Tower. Para llegar a ella caminamos desde el  Mercado Sungyemun hasta el elevador que nos llevaría a la zona de funiculares.



Desde el funicular


El día era soleado, pero al comprar nuestros boletos, el vendedor nos advirtió que la vista no era muy buena. Aún así decidimos subir.



Estación del funicular

En ese punto de la ciudad, encontramos muchos visitantes. Pocos turistas europeos o de otras nacionalidades. En su mayoría eran paseantes asiáticos. Antes de subir a visitarla, visitamos la tienda para comprar nuestros recuerditos.



Vista desde la torre.
La contaminación impedía una
buena vista


La torre mide 236 metros y esta situada en el cerro Namsan. Los coreanos la llaman Namsan Tower. Fue inaugurada en 1975.

La visita a la torre tenía que terminar. El siguiente punto en el programa era regresar, pues asistiría a una clase de Zumba en el Banyan Tree. ¡Al estilo coreano! 

Tomamos un taxi de regreso. Se podía caminar, pero no había tiempo. No quería correr el riesgo de llegar tarde. Esto se los cuento en la siguiente entrada de Aterrizando. ¡Hasta la próxima!