sábado, 26 de enero de 2013

El pasado colonial de Kuala Lumpur


Ahora les presento la continuación de la visita a Kuala Lumpur en febrero del 2012. Este fue nuestro  último día antes de partir de nuevo a Singapur, a la Isla de Sentosa.


Plaza Merdeka


Después de haber tenido la oportunidad de visitar las cuevas de Batu, dónde pudimos apreciar la religión hindú enclavada en la casi selva de Malasia, continuamos la visita en taxi y llegamos hasta la Plaza Merdeka. Un hermoso parque engalanado con la bandera de Malasia. Enfrente de la plaza está el edificio del Sultán Abdul, majestuoso con sus torres de color cobre. El sol se había escondido, pero disfrutábamos de más de 33 grados.


Edificio Sultán Abdul


También en el área de esta plaza, se encuentra el Club de Golf Royal Selangor, un testimonio de la epoca colonial inglesa en este país de Asia. Realmente era mediodía y se podían a los turistas y a los empleados que preparaban para la pausa del mediodía.


Club de Golf Royal Selangor

Caminamos un poco más antes de regresar de nuevo al taxi y  llegamos hasta el Templo Mahkamah Tinggi. Pronto visitaríamos una hermosa atracción para ver la ciudad desde el cielo.


Llegamos hasta la Torre de Kuala Lumpur



Hermosas vistas desde la Torre.
La ciudad está en plena selva


Continuamos el recorrido por la ciudad en taxi, y llegamos hasta la Torre de Kuala Lumpur, conocida en malayo como Menara. Es el segundo símbolo de la ciudad, después de las Torres Petronas y es una torre de telecomunicaciones. Tiene 421 metros de altura y es el séptimo edificio más grande del mundo. Desde su mirador pudimos apreciar una ciudad verde.  Fue una hermosa panorámica.


Al terminar el recorrido por el mirador de la torre, vimos a un grupo de danza típica folcklórica en el vestíbulo de la torre. También paseamos a las niñas en ponys y hasta vimos la reconstrucción de una aldea malaya con su representativa fauna.



Desde aquí se puede ver la montaña donde están las
cuevas Batu y su estatua dorada


De regreso al hotel, nos fuimos un rato a su alberca situada en el último piso de este Hotel Traders. El techo está abierto, así es que se podía respirar un poco del verano malayo.



Reproducción de un pueblo malayo al pie de la torre


El día lo terminamos realizando una visita al Centro Comercial Suria. Al día siguiente, dejamos Malasia para irnos rumbo a la Isla de Sentosa, en Singapur. 


Representante de la fauna malaya



Así le dijimos adiós a las Torres Petronas. Hasta la siguiente visita, que no va a ser tan rápido.



Piscina del Hotel Traders



Por lo pronto les dejo estas imágenes de lo que fue nuestro último día en Kuala Lumpur. El 27 de febrero del 2012.



Las Torres Petronas vistas desde la piscina del
hotel


Ultima visita al Centro Comercial Suria


¡Adiós Kuala Lumpur!


domingo, 13 de enero de 2013

La nueva cara de Hamburgo

El 9 de octubre del 2012, el segundo día de nuestra visita a la ciudad alemana de Hamburgo, comenzó del todo bien. Teníamos sol, aunque era frío. Y recalco lo del sol, porque en mis cuatro años y medio en los que viví ahí, era cuestión de suerte verlo. Claro, no niego que viví hermosos y calientes veranos.

Los cisnes del Alster nos recibieron como si
estuvieran desfilando

Por eso, salimos del hotel muy contentas a pasear en el Río Alster y claro, no podía faltar la visita a los cisnes en el área llamada Binnenalster. Los cisnes se han acostumbrado muy bien a los visitantes y lugareños y se acercan mucho para saludarlos.

Después de bañarnos de sol, visitamos de nuevo el centro comercial Europa Passage y entramos a una cadena de farmacías. Después, nos fuimos a Niendorf, a unos 20 minutos de la ciudad, con el Metro. Ahí vivimos casi dos años, cuando recién llegamos a Hamburgo. En esta ocasión, visitaríamos a nuestra amiga Romelia, en su nuevo departamento.


En el Europa Passage, encontramos esta
linterna para el día de San Martin, en una tienda especializada en manualidades


Parece que en Niendorf el sol se había escondido. Tuvimos suerte porque llegamos a su casa sin mojarnos por la lluvia. Disfrutamos mucho el tiempo con ella, platicando y recordando los viejos tiempos y saboreando su deliciosa comida. Nuestras amigas nos estaban consintiendo.

Dejamos su casa para ir a reunirnos con otra amiga al Puerto de Hamburgo. Natalie nos vería en la ciudad, en el Gänsemarkt, como antes lo hacíamos ella y yo en los viejos tiempos. Fuimos a un museo dedicado al mundo de trenes en miniatura. El Miniatur Wunderland Hamburg.


Miniatur Wunderland 


En primera instancia, pensé que era ideal para mis hijas, pero qué equivocada estaba. Ese museo es más para los adultos con corazón de niño. Estaba saturadísimo.  Por suerte pudimos ver la exposición. En el museo se puede ver toda la ciudad de Hamburgo en miniatura, con su sistema de trenes. El patrocinio es de Suiza y por eso están ahí los trenes de montaña que recorren el país suizo. Es impresionante. También existe una miniatura del aeropuerto de Zurich, con todo y despegue de avión. Es de esperarse que nadie se vaya de sus lugares por un largo tiempo.


Llegando al Speicherstadt



Después nos fuimos caminando por el puerto, respirando ese aire fresco marítimo. Frío, pero puro. Muy saludable, que se lleva toda la contaminación.  Entramos a un restaurant llamado Überseebrücke.


Lo que será la Filarmónica de Hamburgo


Cuando terminamos de cenar, fuimos caminando por el área conocida como Speicherstadt, y tuvimos la oportunidad de ver la Filarmónica de Hamburgo. Hermoso edificio en construcción. Cuando estuve en la ciudad, leí que la construcción del techo está dando mucho de qué hablar, pues se está llevando mucho tiempo en ello.

Nos fuimos en el Metro hacía la ciudad, y ahí nos despedimos de Natalie. Prometimos visitarla en la ciudad de Lüneburger Heide, donde ahora vive. No muy lejos de Hamburgo.

El día terminó y mañana nos esperaba el último día en la ciudad, antes de viajar de regreso a Basilea y ver al papá.

La mañana del 10 de octubre, la iniciamos con un buen desayuno y luego fuimos de compras a la ciudad. Al papá le compramos una camisa para ir a la oficina de su marca favorita Eterna. Camisa de elaboración alemana con telas de algodón suizo. Casi se planchan solas, de ahí la preferencia por quien escribe. Definitivamente, una buena cooperación binacional.

Para Bianca, compramos una bonita camiseta con una figura de alce, de la marca Elkline, en la boutique del mismo nombre. Para Janina, unos libros de la tienda Thalia, sucursal Grosse Bleichen, que es todo un paraíso para niños, por su sección de libros y curiosidades. Aprovechando que estaba cerca de mi perfumería favorita, fui a buscar un maquillaje y labiales. Recordé cuando me iba de compras por esta ciudad. La ciudad me quedaba a unos minutos de nuestro departamento. ¡Qué bonitos tiempos!

Ese día volveríamos a ver a Romelia en el restaurant del Europa Passage, Se7ven Oceans. De verdad que vale la pena visitarlo, por la hermosa vista del Río Alster. Además, el menú del mediodía tiene precios muy accesibles, con todo y buenas opciones para niños. Claro, el típico espagueti.


Vista desde el Se7en Oceans


Tuve la suerte de ver a otra gran amiga, Mili, quien nos fue a visitar, antes de ir a su trabajo que está por el centro. Me dio mucho gusto verla y claro, a Rome también. Después tomamos un café en la cafetería Julius Meinl y luego caminamos un poco por la ciudad con ella, disfrutando del buen clima. Con un maravilloso sol. Fuimos especificamente a la calle Neuer Wall.

Desgraciadamente nos tuvimos que despedir de Rome, y fuimos a recoger nuestras maletas al hotel. Ahí tomamos algo, mientras esperamos a nuestra amiga Valeria, quien nos llevaría al Aeropuerto.
Por suerte tuvimos tiempecito para platicar antes de despedirnos. Nos tenía preparada una súper sorpresa para llevar a Basilea.

Sí, las despedidas son tristes, pero estuvimos muy felices de ver a nuestras amigas y claro, pasear por los lugares por dónde vivíamos. Me gustó mucho poder compartirlos con nuestras hijas.


Palacio Municipal


En el aeropuerto facturamos nuestros pases de abordar en las máquinas de servicio al cliente. Después entregamos nuestras maletas y esperamos a que saliera nuestro avión. Todo me era familiar, porque no sé cuántas veces caminé y esperé por el Aeropuerto de Hamburgo. Mi esposo me recomendó visitar el restaurante de pescado y mariscos Gosh, que conocimos en la isla del norte de Alemania Sylt, pero nos era imposible a las niñas y a mí pensar en comida. Será para la próxima visita.

Y así fue como terminaron estas vacaciones de otoño en Hamburgo. Extrañamos mucho al papá, pero él se quedó a trabajar preparando una junta importante de trabajo.  Me dio mucho gusto que nosotras viajamos a Hamburgo, pues eran vacaciones escolares. Además, juntos habíamos visitado Oslo, Noruega y Bolzano, al norte de Italia. Desde ahorita me preguntó, cuáles serán las vacaciones con mis hijas el próximo otoño. ¿Viena? Sí, sería maravilloso.

Les deseo una bonita semana y hasta el próximo Aterrizando.