jueves, 27 de octubre de 2016

Shanghai, recorriendo el Manhattan de Asia



Así vimos la ciudad desde el cuarto.
 La primera mañana del viaje



¡Hola! Aquí de regreso para compartirles el segundo día visitando Shanghai.  Era la mañana del 10 de octubre del 2016. Desayunamos en el hotel Banyan Treem en su restaurant Oceans y después nos fuimos caminando hacia el Bund. Un bonito recorrido con sol y con una agradable temperatura.



Restaurant Oceans



Ni yo misma lo podía creer, pero de desayuno me comí la tradicional pasta Noodle de china, Muy rica. Con sushis, nada chinos, pero muy ricos y dos variacines de huevos, el benedictino con salmón y una mini tartaleta de huevo. Necesito decir que podría acostumbrarme al desayuno chino. Me faltó en Congee pero eso fue al final del viaje en el Ritz Carlon en Pudong.




Mi desayuno chino






Banyan Tree en el Bund



Día para caminar por toda la ciudad


Ese día lo aprovechamos para caminar. 19 kilómetros. Casi nunca habíamos caminado tanto. Pero valió tanto la pena porque conocimos muy bien el centro de Shanghai. El clima fue maravilloso. No tuvimos nada de lluvia y la temperatura fue agradable. Apenas era la media mañana





Las bicicletas, un importante medio
de transporte




Caminos en zigzag, para espantar a los espírtus malignos



Caminamos por la orilla del Río Huangpu. Fue un placer con la compañía del sol. Tuvimos la suerte de recorrer un camino para hacer ejercicio. Ese camino, como muchas construcciones en China, estaba en zigzag, para ahuyentar a los espírituos malignos. Un espiritu sólo puede desplazarse en línea recta, por eso en china es importante crear caminos que no lo sean, así se les distrael






Caminito en zigzag, para ahuyentar a los
espíritus. Muy interesante





Admirando la arquitectura china




Music Gate



Modernidad combinada con áreas verdes



Durante el recorrido admiramos la arquitectura moderna en Shanghai. Esta ciudad es conocida como a Manhattan de Asia. La verdad, es la ciudad del futuro. Aquí están pasando muchas cosas para mejorar la vida en las urbes modernas, como la agricultura vertical.



Dentro de lo moderno, nos encontramos
esta limitación para el peatón



Llegamos al  Bund




En algún punto del camino tuvimos que caminar por la banqueta.  El área verde se acabó. Hasta que nos dimos cuenta que a veces las banquetas se convierten en estacionamientos. Definitivamente el peatón no tiene prioridad en la ciudad china. Ahora entrábamos al área financiera, y también colonial. Con edificios de influencia europea.



Un carrito de bebidas en el Bund.
Claro, Coca Cola está presente



De nuevo contemplamos la belleza de la Oriental Pearl Tower y toda la modernidad arqutectónica que contrastaba con su área colonial. Pronto entraríamos a las puertas de la verdadera tranquilidad china. En el Parque Yuyuan. Eso se los cuento en el siguiente Aterrizando. Esta fue una verdadera experiencia con la cultura china. ¡Gracias por leerme y hasta el siguiente Aterrizando!

jueves, 20 de octubre de 2016

En Shanghai, la ciudad del futuro


Llegamos a Shangai


Llegando a lo inesperado


¡Hola! De regreso después de haber visitado una ciudad muy interesante. Shanghai. Un viaje de locura, pero que nos ha dejado muy contentos por haberlo hecho.

Esta ciudad china estaba en nuestro itinerario desde hace mucho. Finalmente en el 9 de octubre llegamos a esta ciudad, una de las más grandes del mundo y que tiene mucho porvenir. El futuro está en ella.


Llegando al aeropuerto



Sus pasillos


Llegamos de un vuelo desde el Aeropuerto de Zúrich. Por desgracia el vuelo tuvo tres horas de retraso, por una falla técnica. Pero mejor así. El viaje duró 12 horas. Su servidora tuvo el placer de ver tres películas de estreno. Así es más cómodo volar.



Vista desde el Banyan Tree



Llegamos el lunes 10 de octubre, con siete horas de diferencia de nuestro horario europeo. Viajamos con Swiss. En el aeropuerto nos esperaba un transporte del Banyan Tree. No quisimos perdernos como turistas, así es que mejor elegimos lo seguro.



Siesta antes de ir a conocer la ciudad


Nos registramos y no dudamos en irnos a dormir al cuarto del hotel. Pero sólo por tres horas. Así que después de dormir la siesta y bañarnos, caminamos desde el hotel hasta el Bund, el famoso mirador en Shanghai.



Llegando casi al Bund

Este nombre se lo dieron los ingleses al malecón del Río Huangpu. Este es el distrito financiero y el más occidental de todo Shanghai. En el se encuentran los edificios construidos en la Colonia.



Posando para la foto de boda


En el Bund nos encontramos a muchos paseantes. Tuvimos suerte de haber viajado una semana después de la Fiesta Nacional, en donde todo mundo tiene vacaciones. Aún así, no estábamos sólos en el malecón.

Parece ser que los enamorados chinos se casan los lunes. Vimos a cuatro parejas que estaban realizando fotos de su boda. Una de europeos, el resto de ciudadanos chinos. Bueno, es que esa vista desde el Bund es maravillosa para tener un recuerdo de por vida.





En China



Nos hizo muy bien caminar después de viajar 12 horas en avión. Todos los viajeros deberíamos de hacerlo, pero no siempre es posible. No hay nada mejor que le pueda ayudar al cuerpo después de ir tanto tiempo sentado. 



Esta imagen nos maravillo a unas cuantas
horas de haber llegado



Todo era novedoso para nosotros. Tuvimos mucha suerte porque tuvimos sol y la temperatura estuvo muy agradable. En los pronósticos del clima habíamos leído que ese día y los siguientes, habría lluvia, pero no.



Conociendo dos cosas típicas de Shanghai: el Bund Tunnel y el Ferry


La gente en el Bund

Eran casi las seis de la tarde y empezaba a anochecer.  Quisimos recorrer un poco la ciudad, pero que no se nos hiciera muy tarde para regresar al hotel. Así es que nos animamos a entrar al Bund Tunnel. Un paseo por abajo del Río Huangpu. Una verdadera atracción turística de brillos por todos lados.




Adelante, vámonos por el túnel



Más color no pudo haber sido.
Me sentía en mi elemento


El viaje no duró más de 10 minutos. Creo que en la cultura china los brillos de colores, dorados y plateados son muy importantes. ¡Exactamente como a mí me gusta! Empezaba a encontrar puntos iguales en nuestras dos culturas. 



Y el tráfico, ¿un caos con orden?


Al llegar al otro extremo del Bund, en la zona de Pudong decidimos caminar por el malecón para regresar al hotel en Ferry. Ya estaba totalmente oscuro y nos deleitamos viendo el juego de colores que la Torre Oriental Pearl nos ofrecía. 



La Torre Oriental Pearl



Definitivamente el tráfico entre peatones, vehículos motorizados y bicicletas en Shanghai, no es el más ordenado. El peatón no tiene privilegios. Y hay que ver por todos lados porque aún y en rojo, el conductor sigue su camino. En fin, siempre que podíamos buscábamos la banqueta en un área de restaurantes que invitaba a caminar. Pero también compartíamos el camino con autos. Lo más peligroso son las moticicletas, pues los motores son silenciosos y no se escuchan venir. Pero sobrevimos y llegamos hasta el Ferry. Después de haber pagado el uso del túnel a un precio no muy bajo, nos dimos cuenta que viajar en Ferry es de lo más económico. Menos de 50 centavos de Euro.




Subiendo al Ferry


El paseo por el río duró menos de 10 minutos. Tuvimos suerte, porque la estación estaba a tres minutos caminando del Banyan Tree. Eran menos de la siete de la tarde. No teníamos planes para salir, pero sí para cenar en el restaurante del hotel, el Ming Yuang and Tai Hei. No queríamos perdernos la experiencia de comer lo típico de la ciudad.



Cuidado con el aceite de chile





No olvidaremos esta sopa del
Ming Yuan and Tai Hei

No nos arrepentimos de comer lo típico de Shanghai. Mi esposo y mi hija mayor aprendieron que en cuestión de picante, había que probarlo primero despacio. Pedimos la tradicional sopa de pescado de Shanghai. Tenía el chile que podía parecersele al de árbol de México. Pero a diferencia de los platillos de mi país, esta sopa tenía una mezcla de aceite de chile. Ingrediente que le engalana su sabor, pero cuidado, baja despacio por la garganta. 



Amamos este platillo de carne de res




Yo fui la primera en probarla en tosí un poquito, pero la seguí comiendo. Después vino el turno de mi esposo y empezó a toser. Tomó agua y se le quitó. En ese momento de la cena, no sabíamos que tenía aceite. Así es que lo primero que nos dijo fue que no tuvo aire para respirar. 



Nos deleitamos con la música tradicional
mientras cenamos

Primero pensé que era quizá un tipo de alergía. Pero no fue eso. Era el aceite. Mi hija menor también la probó, pero lentamente. Nuestra hija mayor, que últimamente se ha vuelto una valiente a la hora de probar los platillos con chile, fue la que sufrío más. Porque empezó a toser.  Desde niña ha sido muy delicada en cuestión de gripas. Ya no, pero en aquel entonces, cualquier substancia en su garganta provocada por el catarro, la hacía devolver el estómago. Y la sopa no fue la excepción. Pero bueno,no pasó a mayores la sorpresa y la acompañé al baño.  Tuvo igual que su papá esa experiencia de falta de aire por la lentitud del aceite al bajar por la garganta.




Desde el Tops del Banyan Tree



Probamos de todo: la famosa pasta china, los camarones, el pato, un platillo de cerdo, espárragos y la tradicional carne de res con vegetales. 

De postre, nada. Imposible. Antes de irnos al cuarto, visitamos el Bar Tops, una maravillosa terraza que nos dejaba ver la Torre Oriental Pearl. Así fue como pasamos nuestras primeras horas en China. Mañana saldríamos a conocer la ciudad. Pero antes, a dormir. Vamos a ver cómo nos iba a ir con el cambio de horario. Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. ¡Gracias por leerme y hasta pronto!





jueves, 6 de octubre de 2016

Playa, Zumba y Familia: Mi viaje al Continente Americano, parte 5



Bon Bini en Aruba, por segunda vez



¡Hola! De regreso en este jueves de blog. Hoy les platico sobre nuestra llegada a la isla del Caribe, Aruba. Era el jueves 2 de agosto y viajábamos desde Miami, después de haber estado en Cancún, México y en Orlando, Florida.



Hotel Ritz Carlton



Llegamos con un vuelo de American Airlines. Al llegar al aeropuerto, nos recibieron con música típica de la isla. Era un trío. Recogimos las maletas y fuimos a recoger nuestro auto que habíamos reservado. Esta vez conoceríamos un poco más de la isla, con pequeñas excursiones. Ya no usaríamos taxi como el año pasado.




Nuestro primer atardecer 


Por todos lados leíamos Bon Bini, que significa bienvenidos. En Aruba hablan Papiamiento, un dialecto mezcla de español y portugués. Muy cómodo para mí, porque además sus habitantes hablan español. No olvidemos que Aruba está muy cerca de Venezuela.  También hablan holandés, porque fue una colonia holandesa. Además, hablan perfecto inglés.


Fue muy bonito regresar a esta isla. De nuevo nos encontramos con las mismas cosas conocidas del año pasado. Llegamos al Hotel Ritz Carlton, localizado en el área de Palm Beach. Esta vez no tuvimos que esperar mucho por nuestra habitación. Sólo que para llegar a ella, teníamos que caminar por un pasillo muy largo, pues cerca de nuestra habitación no había un elevador. Pero eso no nos desanimo para nada.




Hora de las fogatas en el hotel


La tarde fue para pasarla en la piscina y playa del hotel. Nos gusta mucho Aruba, por todo, especialmente por su gente y por lo seguro de estar en esta isla. Aparentemente no existen riesgos de un huracán. Llueve poco, pero esta vez, vivmos al día siguiente el paso de una mini lluvia. La playa en este hotel no es honda, perfecta para nuestras hijas.



El pan del BLT Steak



Después de tomar una ducha, nos preparamos para ir a cenar al restaurante de carna asada del hotel. BLT Steak. Estaba casi recién inaugurado.  El clima nos invitaba a cenar al aire libre, frente a la brisa del mar. Pero la carta casi no la podíamos leer. Así es que saque mi teléfono para usar la aplicación de la lámpara. Caso resuelto



Caminando bajo una romántica atmósfera


Al terminar de cenar, caminamos un poco por las instalaciones. El hotel enciende varias fogatas en el área de sus piscinas. Un detalle muy romántico



Conociendo la Capilla de Alto Vista



Vegetación en la capilla
Me sentí como en México


A la mañana siguiente nos fuimos de aventura. Después de desayunar, nos fuimos manejando hacía el área de Noord. Ahí visitaríamos una pequeña capilla casi en el mar. Alto Vista



Durante el camino, me encantó ver la vegetación. Cactus, como en México. Los alrededores estaban desolados. En ese lado no habita mucha gente. Quizá no es la mejor playa, no como la de Palm Beach, donde estaba nuestro hotel. Pero nos relajaba ver el choque de las olas con las piedras.



Capilla Alto Vista




El arbol Divi Divi, símbolo de Aruba



Interior de la capilla


No estuvimos mucho en este lugar. Nuestro interés era comer en el restaurante El Faro, que conocimos el año anterior. Pero caminamos un poco por los puestecitos de comida y recuerditos. Acababa de llegar un autobús con turistas para el placer de sus comerciantes.



Sus puestecitos de comida y recuerditos

Caminado entre la playa y la capilla



En Aruba no hay huracanes, pero sí víboras



Hermosas sus vistas


Al parecer en Aruba existen víboras de cascabel. Nosotros paseamos por la orilla del camino de la Capilla de Alto Vista. El terreno es casi desierto, con cactús. La verdad, no dudé en que por ahí andarían algunas. NO pisamos ningún matorral, sólo nos quedamos por la carretera. Y ni caminamos mucho, a lo sumo sólo 10 minutos. Así es que no encontramos ninguna, gracias a Dios.


Bueno, hasta aquí nuestro lado aventurero. Regresamos al auto y manejamos hasta Faro California, cerca de la Playa Arashi. Pero esto se los platico en el siguiente Aterrizando. ¡Muchas gracias por leerme y que tengan una buena semana!