jueves, 20 de octubre de 2016

En Shanghai, la ciudad del futuro


Llegamos a Shangai


Llegando a lo inesperado


¡Hola! De regreso después de haber visitado una ciudad muy interesante. Shanghai. Un viaje de locura, pero que nos ha dejado muy contentos por haberlo hecho.

Esta ciudad china estaba en nuestro itinerario desde hace mucho. Finalmente en el 9 de octubre llegamos a esta ciudad, una de las más grandes del mundo y que tiene mucho porvenir. El futuro está en ella.


Llegando al aeropuerto



Sus pasillos


Llegamos de un vuelo desde el Aeropuerto de Zúrich. Por desgracia el vuelo tuvo tres horas de retraso, por una falla técnica. Pero mejor así. El viaje duró 12 horas. Su servidora tuvo el placer de ver tres películas de estreno. Así es más cómodo volar.



Vista desde el Banyan Tree



Llegamos el lunes 10 de octubre, con siete horas de diferencia de nuestro horario europeo. Viajamos con Swiss. En el aeropuerto nos esperaba un transporte del Banyan Tree. No quisimos perdernos como turistas, así es que mejor elegimos lo seguro.



Siesta antes de ir a conocer la ciudad


Nos registramos y no dudamos en irnos a dormir al cuarto del hotel. Pero sólo por tres horas. Así que después de dormir la siesta y bañarnos, caminamos desde el hotel hasta el Bund, el famoso mirador en Shanghai.



Llegando casi al Bund

Este nombre se lo dieron los ingleses al malecón del Río Huangpu. Este es el distrito financiero y el más occidental de todo Shanghai. En el se encuentran los edificios construidos en la Colonia.



Posando para la foto de boda


En el Bund nos encontramos a muchos paseantes. Tuvimos suerte de haber viajado una semana después de la Fiesta Nacional, en donde todo mundo tiene vacaciones. Aún así, no estábamos sólos en el malecón.

Parece ser que los enamorados chinos se casan los lunes. Vimos a cuatro parejas que estaban realizando fotos de su boda. Una de europeos, el resto de ciudadanos chinos. Bueno, es que esa vista desde el Bund es maravillosa para tener un recuerdo de por vida.





En China



Nos hizo muy bien caminar después de viajar 12 horas en avión. Todos los viajeros deberíamos de hacerlo, pero no siempre es posible. No hay nada mejor que le pueda ayudar al cuerpo después de ir tanto tiempo sentado. 



Esta imagen nos maravillo a unas cuantas
horas de haber llegado



Todo era novedoso para nosotros. Tuvimos mucha suerte porque tuvimos sol y la temperatura estuvo muy agradable. En los pronósticos del clima habíamos leído que ese día y los siguientes, habría lluvia, pero no.



Conociendo dos cosas típicas de Shanghai: el Bund Tunnel y el Ferry


La gente en el Bund

Eran casi las seis de la tarde y empezaba a anochecer.  Quisimos recorrer un poco la ciudad, pero que no se nos hiciera muy tarde para regresar al hotel. Así es que nos animamos a entrar al Bund Tunnel. Un paseo por abajo del Río Huangpu. Una verdadera atracción turística de brillos por todos lados.




Adelante, vámonos por el túnel



Más color no pudo haber sido.
Me sentía en mi elemento


El viaje no duró más de 10 minutos. Creo que en la cultura china los brillos de colores, dorados y plateados son muy importantes. ¡Exactamente como a mí me gusta! Empezaba a encontrar puntos iguales en nuestras dos culturas. 



Y el tráfico, ¿un caos con orden?


Al llegar al otro extremo del Bund, en la zona de Pudong decidimos caminar por el malecón para regresar al hotel en Ferry. Ya estaba totalmente oscuro y nos deleitamos viendo el juego de colores que la Torre Oriental Pearl nos ofrecía. 



La Torre Oriental Pearl



Definitivamente el tráfico entre peatones, vehículos motorizados y bicicletas en Shanghai, no es el más ordenado. El peatón no tiene privilegios. Y hay que ver por todos lados porque aún y en rojo, el conductor sigue su camino. En fin, siempre que podíamos buscábamos la banqueta en un área de restaurantes que invitaba a caminar. Pero también compartíamos el camino con autos. Lo más peligroso son las moticicletas, pues los motores son silenciosos y no se escuchan venir. Pero sobrevimos y llegamos hasta el Ferry. Después de haber pagado el uso del túnel a un precio no muy bajo, nos dimos cuenta que viajar en Ferry es de lo más económico. Menos de 50 centavos de Euro.




Subiendo al Ferry


El paseo por el río duró menos de 10 minutos. Tuvimos suerte, porque la estación estaba a tres minutos caminando del Banyan Tree. Eran menos de la siete de la tarde. No teníamos planes para salir, pero sí para cenar en el restaurante del hotel, el Ming Yuang and Tai Hei. No queríamos perdernos la experiencia de comer lo típico de la ciudad.



Cuidado con el aceite de chile





No olvidaremos esta sopa del
Ming Yuan and Tai Hei

No nos arrepentimos de comer lo típico de Shanghai. Mi esposo y mi hija mayor aprendieron que en cuestión de picante, había que probarlo primero despacio. Pedimos la tradicional sopa de pescado de Shanghai. Tenía el chile que podía parecersele al de árbol de México. Pero a diferencia de los platillos de mi país, esta sopa tenía una mezcla de aceite de chile. Ingrediente que le engalana su sabor, pero cuidado, baja despacio por la garganta. 



Amamos este platillo de carne de res




Yo fui la primera en probarla en tosí un poquito, pero la seguí comiendo. Después vino el turno de mi esposo y empezó a toser. Tomó agua y se le quitó. En ese momento de la cena, no sabíamos que tenía aceite. Así es que lo primero que nos dijo fue que no tuvo aire para respirar. 



Nos deleitamos con la música tradicional
mientras cenamos

Primero pensé que era quizá un tipo de alergía. Pero no fue eso. Era el aceite. Mi hija menor también la probó, pero lentamente. Nuestra hija mayor, que últimamente se ha vuelto una valiente a la hora de probar los platillos con chile, fue la que sufrío más. Porque empezó a toser.  Desde niña ha sido muy delicada en cuestión de gripas. Ya no, pero en aquel entonces, cualquier substancia en su garganta provocada por el catarro, la hacía devolver el estómago. Y la sopa no fue la excepción. Pero bueno,no pasó a mayores la sorpresa y la acompañé al baño.  Tuvo igual que su papá esa experiencia de falta de aire por la lentitud del aceite al bajar por la garganta.




Desde el Tops del Banyan Tree



Probamos de todo: la famosa pasta china, los camarones, el pato, un platillo de cerdo, espárragos y la tradicional carne de res con vegetales. 

De postre, nada. Imposible. Antes de irnos al cuarto, visitamos el Bar Tops, una maravillosa terraza que nos dejaba ver la Torre Oriental Pearl. Así fue como pasamos nuestras primeras horas en China. Mañana saldríamos a conocer la ciudad. Pero antes, a dormir. Vamos a ver cómo nos iba a ir con el cambio de horario. Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. ¡Gracias por leerme y hasta pronto!





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