martes, 25 de junio de 2013

Abu Dhabi, capital que se transforma


Ethihad Towers. Ethihad en árabe
significa unión


Y llegamos a la última etapa de nuestro viaje en febrero de este año, Abu Dhabi. Un viaje que estaba resultando tal y como lo habíamos planeado, gracias a Dios. Sí, en verdad, gracias a Dios y bueno, también a mi marido, cuya segunda carrera debe ser la de Hotelería y Turismo. Le admiro su pasatiempo de organizar viajes. Antes de viajar, investiga, en libros y en la red, todos los detalles. Un día debería de escribir guías turísticas. Pero bueno, ahora tiene mucho trabajo con su actual profesión. Quizá sea un futuro pasatiempo para cuando se retire.



La bandera de los Emiratos Arabes Unidos



Salimos de Brisbane, Australia, el 26 de febrero, a las siete cuarenta y cinco de la mañana. Volamos con Ethihad. Necesito decir que el Aeropuerto de Brisbane, es muy grande y todo funcionó de maravilla. Hicimos un transbordo en Singapur, lo cual nos sirvió para estirarnos del vuelo. Con el cambio de hora, llegamos a la una de la mañana a nuestro cuarto en el hotel Etihad Towers. El hotel está apróximadamente una hora de distancia del centro. Abu Dhabi, es uno de los siete Emiratos Arabes Unidos.



El volar nos cansó, y caímos todos como angelitos en nuestras camas del hotel. La verdad que lo poco que vimos, nos estaba gustando. Desde las instalaciones del Ethihad Towers hasta su clima. Claro, disfrutábamos los más de 30 grados por la noche. ¡Era nuestro verano en febrero!



Emirates Palace, hace gala total de su nombre



Al principio pensamos que la Aerolínea Ethihad y las Ethihad Towers pertenecían a un mismo grupo. Pero no. La palabra Ethihad significa unión, en árabe. No nos olvidemos que estábamos en los Emiratos Arabes Unidos.


En su pueblo-fortaleza, Heritage Village



Conociendo la Abu Dhabi de Antaño


A la mañana siguiente despertamos, y nuestro primer asombro fue ver con la luz matutina el hotel Emirate Palace, aquél dónde se filmo la película de Sex and the City 2. ¡Guau, aquéllo era impresionante! Más lo debía ser estando dentro de sus murallas. Un mundo de lujo y de misticismo en aquél país árabe. La vista directa la teníamos desde la ventana del baño. El cuarto estaba formado por ventanales modernos, que permitían la entrada de luz y unas bonitas panorámicas de los alrededores. Pero no se asusten, en la regadera y bañera contábamos con persianas. Y con cortinas también, en todo el cuarto. Además de que todos los vidrios de las torres están polarizados.



Pudimos ver el entrenamiento con águilas.
 El símbolo de los Emiratos


La mañana inició con el desayuno en uno de los restaurantes del Ethihad Towers, Rosewater. Continuamos la excursión por Abu Dhabi con mucha energía, porque dormimos excelente. Nos estábamos acostumbrando al horario de la región. La primera estación fue con el taxi a un lugar muy especial para nosotros los turistas, la Heritage Village. Sí, un minipueblito que nos mostraba cómo se vivía en el Abu Dhabi de antaño.


Playa de la Heritage Village

En este lugar pudimos ver un tianguis o souk de artesanías árabes, así como el entrenamiento de águilas. Nuestra hija mayor se subió por un par de minutos a un camello. Siempre estuvo bajo la vigilancia de su dueño. Este minipueblito estaba a la orilla del Golfo Pérsico. Así es que vivimos de cerca la árena de sus playas y esa vista nebulosa por la arena. Estábamos en el desierto, no hay que olvidarlo.

Conocimos a este personaje del desierto


Después caminamos por unos veinte minutos hasta un centro comercial, el Marina Mall. Este resultó no ser tan espectacular como los que habíamos visto en Dubái, pero es el más grande y con las mejores tiendas de Abu Dhabi. Y sí, fue muy agradable caminar en los pasillos casi vacíos del mismo.

Lo primero que hicimos fue tomar en un café estilo italiano llamado Hediard Cafe, con unos hermosos sillones en piel de color rojo. Hicimos unas compritas y después volvimos a visitar un café dentro del centro comercial, pero ahora dentro de su torre que nos permitió hacer fotos panóramicas. Comimos helados en el Colombiano Cafe House.  Después tomamos un taxi para regresar al hotel.


Marina Mall: Feliz, como si hubiera encontrado
 agua en el desierto.¡No lo niego!


Ese día no teníamos un gran itinerario, así es que yo me fui al spa del hotel y mi esposo se fue con las niñas a la piscina. Esta vez probé una limpieza fácial. Fue muy relajante. Además, había que disfrutar el tratamiento. Esto no es de todos los días. El día termino con una cena de nuevo en el restaurant del hotel Rosewater.


Casi el último día para ir a la piscina


Mañana haríamos un recorrido por Abu Dhabi en un autobús turistico.



Descubriendo Abu Dhabi en autobús turístico

¿Qué tal la representación del peatón árabe?



Pues el 27 lo iniciamos igual, desayunando en el  Rosewater y continuamos inmediatamente tomando un taxi que nos llevaría de nuevo al Marina Mall, pues de ahí saldría el autobús turístico. Fue un recorrido muy interesante, porque pudimos ver una de las principales atracciones de Abu Dhabi, la  gran mezquita Shaikh Zayed.


Impresionante la Gran Mezquita Shaikh Zayed


Inaugurada en el mes del Ramadán del año 2007, esta mezquita es la tercera más grande del mundo. Es toda una belleza. Irradía pureza por su color blanco. Impecable de trazos arquitectónicos árabes. Su nombre se debe a Emir Zayed, el primer presidente de los Emiratos Arabes Unidos. No bajamos a visitarla, pero fue grandioso verla desde el recorrido.


Próximamente, el Louvre Abu Dhabi


Continuamos el interesante recorrido por la vida de Abu Dhabi, vimos sus edificios y descubrimos algo que cambiará la vida cultural de Abu Dhabi. En el 2015 será inagurado en una nueva isla de la ciudad, un museo, el Museo Louvre Abu Dhabi. Se planea construir toda una isla cultural. De verdad que será impresionante.


Mercadito


También conocimos un típico mercado árabe y después regresamos al centro comercial a tomar un refresco y unos helados para las niñas. Seguimos haciendo compras y regresamos al hotel. Quisimos caminar hasta allá, porque está cerquita del centro comercial, pero tuvimos que tomar un taxi. Imposible transitar en esas calles. No son para peatones. Además, hay que considerar que la labor de construcción lo imposibilita también.


The Observation Deck at 300 del Ethihad Towers


La tarde transcurrió con la visita a the Observation Deck at 300 que está en el Ethihad Towers dónde nos hospedamos. Este lugar permite hacer unas maravillosas fotos y tomar un refrigerio. Esta fue casi nuestra última actividad del viaje. Hicimos la reservación el día anterior y tomamos un té.


Abu Dhabi vive el auge en la construcción


La siguiente actividad fue chapotear en la piscina y regresar a empacar. Mañana saldríamos muy temprano rumbo a Basilea. Las vacaciones se estaban acabando, pero estábamos muy felices de haber visitado los lugares de los cuales les he platicado.


Jeque Muhammad bin Rashid al Maktum,
Primer Ministro de los Emiratos Arabes Unidos

Termino este relato con una foto del Primer Ministro de los Emiratos Arabes Unidos. Lo vimos siempre en retratos en las áreas del hotel y de otros lugares que visitamos. Su imagen ya la conocíamos cuando visitamos  a otro Emirato, Dubái.



¡Adiós Abu Dhabi!


Quiero agradecerles su lectura a mis últimos artículos de Aterrizando. Con esta visita a Abu Dhabi, termino el relato de nuestras vacaciones de apróximadamente tres semanas por Australia, Fiji y Abu Dhabi, que hice con mi familia en el pasado mes de febrero. Les deseo una feliz semana y un bonito verano y nos vemos, en el próximo ¡Aterrizando!





jueves, 20 de junio de 2013

Brisbane, una segunda oportunidad



De regreso a Brisbane


Después de pasar algunos días de descanso en las playas de Fiji, regresamos a Brisbane, en Australia. Ahora empezaba la cuenta regresiva. Las vacaciones se estaban terminando, pero aún teníamos un día más en esta ciudad australiana, antes de continuar nuestro viaje a Abu Dhabi.


Por desgracia tuvimos un retraso de tres horas en el Aeropuerto de Nadi, en Fiji. Llegamos a las ocho de la noche a Brisbane. Caminamos un poco por la ciudad, y comimos unos sandwiches en el cuarto del Hotel Meriton Serviced Apartments. Estábamos cansados y quisimos ir a la cama para empezar temprano el recorrido por la ciudad, la mañana siguiente.



En la cafetería le Bon Choix, desayunando


Y así lo hicimos. El 25 de febrero, empezó nuestra caminata por la ciudad de Brisbane. Esta vez desayunamos en un café francés de la ciudad. Capuchinos y cuernitos. Veíamos pocos turistas y sobre todo, los empleados de las oficinas de la ciudad.

Esta vez empezó la agradable tarea de comprar recuerditos. Nuestras hijas habían esperado para comprarse sus koalas de peluche. Era el tiempo de hacerlo, pues ya íbamos casi de regreso a casa.  Por suerte en Brisbane hay muchas tiendas de este tipo. Nuestra hija mayor compró, además, un suéter deportivo con la leyenda de Australia, y la chiquita, una playera con koalas. Las dos completaron su colección de sellitos con los animales de este continente.


Aquí no hay cajeras malhumoradas, el cliente
 se cobra y paga solo.
 Pero ¿una cajera malhumorada?
No en Australia


Las niñas no fueron las únicas que obtuvieron sus deseos. Su servidora tuvo la oportunidad de conocer el restaurant mexicano Guzmán y Gómez. Bueno, fue la oportunidad para la familia entera. 
Necesito decir que el restaurant estilo taquería tiene una bonita decoración, con sillas amarillas de metal, con leyendas en la pared alusivas a México, como el tema de los luchadores, y hasta Jarritos, los típicos refrescos del centro de México.

Tuve la oportunidad de hablar con chicos mexicanos en el caja. Una de ellas, me platicó que el dueño de la cadena García Gómez es un americano, quien radica en Australia. Lo que más me gustó, después de la comida, fue el logo, formado por dos alegres compadres, Guzmán y Gómez. En realidad, no son los dueños, pero estos paisanos sí existen y son amigos del propietario. 



¡Alto, no te lo comas, tómale foto a los tacos
 Steak Chipotle!


Las niñas comieron quesadillas y guacamole. Mi esposo y yo probamos los tacos. Inmediatamente me decidó por los Steak Chipotle, y mi esposo por los Pork Chipotle. Todo estuvo delicioso, pero en mi próxima visita pediré que me quiten los frijoles del taco, para comérmelos estilo regiomontano. Exacto, como en el norte de México, en Nuevo León.

Terminó la pausa y siguió el recorrido de las compras. Entramos a la tienda departamental The Myer Centre, y después nos tomamos un café en la calle peatonal y comercial de Brisbane.


En uno de estos City Ferry nos subimos rumbo al hotel


Lo que me encantó de Brisbane, fue entrar a la tienda Big W y pagar en una caja sin cajera o cajero. Sí, el mismo cliente pasa su mercancía por la caja registradora y puede pagar en efectivo o en tarjeta de crédito. Y claro, el mismo empaca su mercancía.



Riverside Center, ahí estaba el
Cha Cha Char


De regreso, caminamos hacia la playita de la ciudad, la Street Beach y las niñas comieron un helado. Llegamos al hotel, pero esta vez, en un mini Ferry. Fue bonito de nuevo pasar por sus Jardínes Botánicos. Con esta visita renovada a Brisbane, teníamos una segunda oportunidad de conocer un poco más de la ciudad. Una afortunada ciudad que conocimos siempre con un sol brillante.

Otra segunda oportunidad que vivimos en Brisbane, fue a la hora de la cena. Regresamos al restaurant de carnes, el Cha Cha Char. Esta era un prioridad de mi esposo, porque en sus libros de viajes, lo recomendaban como el mejor restaurant de carnes en Australia.



Los australianos aman los sabores mexicanos,
como este té  Mexican Dream


Para mí fue la oportunidad de tomar de postre un té mexicano. La primera vez me fue imposible, porque nuestra hija menor, se durmió en plena cena. En aquel entonces, acabábamos de llegar a Australia y nuestro horario era el europeo.

El día en Brisbane acabó empacando. Al día siguiente teníamos que estar temprano en el aeropuerto. El vuelo a AbuDhabi sería a las siete cuarenta y cinco de la mañana.


Brisbane desde el cuarto

Un capítulo terminaba en el viaje a Australia, que estuvo lleno de naturaleza, tranquilidad y con la insuperable amabilidad de los australianos.  ¡Hasta pronto Australia!



¡Adiós Puente Story, adiós Australia!


Y nos seguimos leyendo en el siguiente Aterrizando con el relato de AbuDhabi, en el mundo árabe. ¡Hasta pronto y gracias por leerme!

martes, 11 de junio de 2013

¡Bula, Bula Fiji!



¡Hola!, de nuevo!  Hoy les platicaré los siguientes cuatro días que pasamos en Fiji, en el Pacífico Sur.


Tiempo de relajamiento


Me será difícil ofrecerles un poco de información nueva, porque esos días, salvo por la visita a un mercado turístico, estuvieron llenos de relajamiento. Un poco de la buena vida para descansar, disfrutando de un bonito clima de playa, por suerte.


Pero eso sí, no podría dar un número exacto de las veces que escuchamos la frase ¡Bula, Bula!, que significa hola en fijiano. Para todo se dice esta frase, y claro, con una sonrisa de oreja a oreja. Y esto fue en el hotel, así como cuando salimos a conocer de cerca, un poquito, la vida de la isla.

El 19 de febrero, lo iniciamos desayunando en el restaurant Sanasana, y estuvimos casi al aire libre. Muy bonito desayuno. Nuestras hijas estaban muy emocionadas, porque irían al club infantil llamado Planet Trekkers. Las estancias en estos lugares las enriquecen con el idioma inglés, pues el personal no hablan ni español ni alemán,  bueno, quizá una que otra palabra en ambos idiomas. Pero nuestras hijas siempre han aprendido de estos lugares. Hace un par de años que cursaron un curso de inglés en Basilea. Nosotros estamos contentos porque a ellas les gusta aprender y realizar actividades diferentes.



Clima perfecto para la piscina


Por la tarde me tocó consentirme. Mientras mi esposo y las niñas chapoteaban en la piscina, yo me fui a que me hicieran un masaje para deportistas. Nunca había estado al aire libre en el área de masajes. Fue muy agradable escuchar el ruido de las olas del mar y su brisa. ¡Quedé como nueva, después de días intensivos de practicar la Zumba! Me dio gusto probar por primera vez este masaje para deportistas.

Después llegó la hora del té, y éste lo disfrutamos los cuatro. Probamos los distintos canapés y minipastelitos.  El día terminó con el bufet de carnes del restaurant Sanasana.


Las hijas nos daban permiso de ir a la piscina
 mientras ellas hacían manualidades 


Y estábamos llegando al 20 de febrero. Ese día lo celebramos igual, a diferencia de que mientras las niñas estaban en su club infantil, y mi esposo en el relax absoluto, yo me pusé a bailar Zumba. Tenía que practicar nuevas rutinas para mis clases de adultos y niños, además de que me urgía hacer ejercicio, después de tanto reposo.

De nuevo disfrutamos la rutina piscina-restaurant y disfrutamos de un bonito atardecer en la cena, mientras eramos testigos por tercera ocasión de la Ceremonia del Fuego, que les comenté en mi anterior Aterrizando.


Una de sus manualidades en el Planet Trekker,
este barquito hecho con la cáscara de coco


Otro día comenzaba en plena playa, con la diferencia de que esta vez, mi esposo y las niñas pasaron la mañana en la piscina. A media mañana, ya estaba de nuevo en el Spa para un masaje de cabeza, manos y pies. Fue muy relajante, de nuevo en una cabaña frente a la playa. Ahora mismo me gustaría volver a estar ahí, en la playa de Fiji. ¡Recordar es volver a vivir!

La tarde la pasamos chapoteando y esa noche cenamos en el restaurant Sanasana, en el bufet de pescado, perfecto para equilibrar un poco la alimentación en vacaciones.
Esa noche cayó una superlluvia tropical.


¡Te extraño Playa de Natadola!



E 22 de febrero llegó el momento de tener un poco de aventura y nos fuimos a un mercado en Sigatoka
Ahí vimos los productos típicos de la Isla. Deliciosos aguacates, piñas, frutas tropicales y especias. Por desgracia no pudimos comprar nada, porque regresaríamos a Australia y ahí controlan muy bien a los turistas. No quisimos tener problemas, y sólo les compramos a las niñas dos collares hechos con un dije de madera. Un trabajo certificado que nos aceptaría en Australia, porque habíamos adquirido un certificado de protección al medio ambiente.


Visitando el Mercado de Sigatoka


En este mercado había otras tiendas de ropa y recuerditos. Encontré unas sandalias muy lindas y para nuestra hija menor, encontramos unas sandalias para la piscina que le urgían. Además de un bonito vestido de algodón, con estampado de la isla. Perfecto para el verano de Europa.


Además, de los collares, compramos adornos con la flor de frangipani, típica de la región. Dejamos hueco en el presupuesto, porque en el hotel se podían adquirir productos locales, de comerciantes a manera directa. Con esto estaríamos beneficiando un poco a los productores de al region.



Jardines del Intercontinental


En fin, la visita terminó y el taxi nos llevó de regreso al hotel.  El resto de la tarde lo pasaríamos en la piscina. Las niñas irían por última vez a su club infantil y empezaríamos a empacar, porque al día siguiente viajaríamos de nuevo a Australia, para hacer una escala de nuevo en Brisbane, antes de ir a Abu Dhabi.



Esta cabeza sirve como antorcha por las noches



Ese día, disfrutamos cada momento de nuestro paseo por la playa. Las niñas juntaron muchas conchitas, pero las dejaron de nuevo en la playa. Fue bonito ver cada noche las ranitas paseando por los jardines, así como admirar un poco de la fauna de la isla.



¡Adiós Fiji!

Sabíamos muy bien que pronto extrañaríamos el saludo oficial de Fiji: ¡Bula Bula!  Ahora mismo, al escribirles nuestras experiencias, viene a mi mente el olor de las flores frangipani por todo el hotel, los aceites que tuve en mis masajes y el sabor de las delicias marinas y tropicales de la isla. Pero en especial, el color del cielo al atardecer en los Mares del Sur. ¡Nostalgia, llévame otra vez a Natadola, en Fiji!


Encontramos esta tienda, Tappoos. ¡Aquí había de todo!



Por lo menos me quedan las siguientes imágenes que comparto con ustedes. Espero regresar un día a esta isla amistosa para perderme en su paradisiaca belleza. ¡Feliz semana y hasta el próximo Aterrizando! ¡Bula, bula!



Flores de la Isla



Una de las  ranitas de Natadola


¡Preparándose para la Ceremonia del Fuego!



lunes, 3 de junio de 2013

Fiji, una luna de miel entre caníbales



El siguiente destino en este viaje de febrero, fueron las Islas Fiji. El viaje estaba resultando exitoso, desde el punto de vista de salud, porque hasta el momento no nos habíamos enfermado. Así es que debíamos disfrutar los siguientes días en la playa.


Recibiendo el collar de bienvenida
¡Bula, Bula!


Pero antes de que les cuente cómo nos fue, les voy a contar mi choque cuando mi esposo me dijo que si me gustaría ir a Fiji. Choque es un poco exagerado. Resulta que había borrado de mi memoria una historia sensacionalista que hacía un par de años había leído en los periódicos suizos.

La memoria me volvió una noche, un par de semanas antes de viajar por ese lado del mundo. Mi esposo y yo estábamos leyendo para informarnos sobre los destinos a los cuales iríamos. En esa lectura antes de dormir, me tocó tener en mis manos, un libro sobre las Islas Fiji. Lo primero que leí, fue el chiste que todavía se hace sobre los habitantes de estas islas: sus orígenes como caníbales.



Playa Natayola 


Fue así que recordé la noticia del viajero alemán que había muerto en una isla de los Mares del Sur. Había viajado con su novia, también alemana. Como buenos europeos, valientes y curiosos, se adentraron en zonas no tan visitadas por los turistas. Viajaban en una pequeña embarcación. Al llegar a las Islas Marquesas, se encontraron con lugareños y los invitaron a cazar cabras.

Al día siguiente, el turista alemán volvió a cazar con los habitantes de la isla. Pero no regresó a la playa. La novia, trató de ir a buscarlo, y terminó amarrada a un arbol. Finalmente pudo escapar y se puso en contacto con la embajada alemana.

Por desgracia no encontraron a su pareja. Cerca de ahí, los policías se toparon con huesos humanos y ropa. Las Islas Marquesas, pertenecientes a la Polinesia Francesa, también tienen fama de que sus habitantes que en la antiguedad eran caníbales.



Empezando la  Ceremonia de Fuego



Mi esposo me tranquilizó y me dijo que no haríamos ninguna excursión exótica, que debíamos de alegrarnos de pasar unas vacaciones de playa por esos lados del planeta. Además, no había que olvidar que Fiji es un destino cien porciento para lunamieleros. ¡Y nosotros eramos dos lunamieleros con acompañantes. Nuestras dos hijas!

En fin, los días pasaron y el tiempo de viajar hasta aquel lado del mundo se llegó. Gracias a Dios todo salió bien y ahora me río de mis miedos de aquélla noche. Ahora sí, termino este paréntesis y me concentro a platicarles las vivencias del viaje a Fiji.


El estereotipo del caníbal no podría estar
mejor representado ¿Verdad?


La mañana del 17 de febrero dejamos Sydney, Australia. Volamos rumbo al aeropuerto de Nadi, con Virgin Australia. El viaje duró cuatro horas. Desde el avión veíamos las bellas vistas de las islas. Lo verde diluyéndose entre el azul del océano.

Y llegamos a su isla principal, Viti Levu. Al pasar la aduana y mostrar nuestros pasaportes, nos confrontamos con la principal característica de estas islas, su amabilidad. Un grupo de músicos, encargados de dar la bienvenida a los turistas, alternaba con sus instrumentos, las palabras de recepción  para todos: ¡Bula, bula!


En los Mares del Sur



Este hola fijiano, lo escucharíamos durante nuestra estancia en la isla. Cada vez que nos encontraramos con un empleado del hotel, nos dirían esta melodiosa frase. Pero también lo experimentamos cuando hicimos una excursión a un pueblo cercano al hotel.


Del aeropuerto, viajamos en un transporte del Hotel Intercontinental. El viaje duró como una hora hasta que llegamos a la playa Natadola. Llegamos y un empleado hizo sonar un tambor al mismo tiempo que nos decía Bula, Bula. Inmediatamente nos colocaron unos collares de conchitas y nos ofrecieron una bebida de frutas tropicales. Hacía un calor, delicioso. No debemos olvidar que nos estábamos escapando del invierno europeo.



Cerveza típica en el Sanasana


Era pasada la mediodía, y no hicimos mucho, más que disfrutar Fiji. Nos instalamos en el cuarto y después, nuestras hijas, totalmente desesperadas, se zambulleron en la piscina. Los jardines del Intercontinental, eran una manifestación a gritos de la flora de Fiji. Estábamos al sur del Océano Pácifico, no tan lejos de México.

El día lo terminamos cenando en un de los restaurantes del hotel, el Sanasana, con bufet, ideal para niños. Esa noche, el tema era la comida de Asia.



El Intercontinental  a la mañana siguiente

Antes de la cena, vimos en el patio del hotel, la Ceremonia del Fuego. Un grupo de fijianos, vestidos como aborígenes del país, se encargaban de encender con fuego las antorchas que iluminarían esa instalación durante toda la noche.

Esa noche dormimos de maravilla. Nuestras hijas vieron ranitas por todo el camino del restaurant al cuarto. En nuestra terraza, prendimos por unos minutos la luz, y ellas se dejaron aparecer.  Ranitas que cenaban insectos. Todo esto bajo la protección de las ventanas panorámicas de la ventana. No queríamos que los mosquitos durmieran con nosotros.  ¡Buenas noches ranitas, buenas noches Fiji!
Y hasta pronto mis estimados lectores, hasta el próximo Aterrizando en Fiji.