jueves, 3 de marzo de 2016

Visitando Riquewihr, Francia, en un día lluvioso





Pueblo vinícola

¡Hola! De regreso estoy aquí en este jueves de blog para platicarles de mi última visita. ¡Y fue precisamente ayer, 2 de marzo del 2016, porque nuestras hijas tuvieron un día libre! Mi esposo se tomó el día libre y nos fuimos a Riquewihr, un pueblito en Alsacia, Francia. A una hora de Basilea, Suiza.


En plena lluvia

El día empezó nublado y el pronóstico del tiempo fue correcto. Tuvimos un día de mucha lluvia. Frío y húmedo.

Pero no nos importó. Nos fuimos en el auto como a las once de la mañana. Nuestro objetivo era comer la famosa pizza de Alsacia, conocida como Flammkuchen. En estos lugares de Alsacia, el francés de mezcla con el alemán.




La Torre Dolder



Llegamos a un pueblo vacío de oriundos y de turistas. Mi esposo había estado alguna tarde de verano aquí, por una reunión de su compañía.

Estacionamos el auto sin problema. Ese día nadie se estaba peleando por entrar a visitar a Riquewihr. Caminamos por la puerta principal, al lado de la Casa de Gobierno. Con sombrillas. Entramos en un pasaje a comprar un té, y eso nos abrió la curiosidad de visitar un lugar en plena lluvia.



Elo famoso Flammkuchen



Caminamos hasta la Torre Dolder. Ahí encontramos un restaurante Le Medieval. Comimos las especialidades de Alsacia. Flammkuchen, para mi hija mayor; una ensalada con queso de cabra y miel, para mí; un spätzli para mi esposo, y del menú de niños, pasta con milanesa de puerco, para nuestra chiquita.



Calles que a pesar de la lluvia
brillan por su arquitectura medieval


Estuvimos muy contentos de estar en el calor del restaurante. Riquewihr es famoso por sus vinos. Tendremos que regresar en un verano para probarlos. Esta vez sólo tomamos una Pepsi Max, pues no tenían Coca Cola.

De regreso, caminamos por sus callecitas y encontramos a otros turistas aventurados como nosotros. La lluvia no paraba y después de entrar a la Maison Alsacienne de Biscuiterie, y comprar unas galletitas y macarrones, regresamos al estacionamiento.

En el camino nos detuvimos en el Carrefour de Mulhouse. Ahí compramos baguette para la cena, una terina de ganso, nada de hígado de ganso y carnes frías. Y dos vinitos de San Emiglion, recordando nuestra visita a este pueblo francés en el verano.  Decidimos no regresara a Carrefour por mucho tiempo. La tienda es enorme y tardamos mucho en la caja.






Regresaremos en verano


En casita nos tomamos un café con las galletas. ¡Estaban deliciosas! El día libre terminó con la cena del baguette.


El postre, ¡delicioso!





Nos hubiera gustado tener buen tiempo en Riquewihr, pero ya lo tendremos en nuestra siguiente visita. ¡Se los contaré, por supuesto! ¡Muchas gracias por leerme y hasta el siguiente Aterrizando!