miércoles, 30 de octubre de 2013

La Bruselas de la Comunidad Europea




¡Hola!, ahora les presento la última parte sobre el viaje de fin de semana a Bruselas. Estuvimos en esta ciudad de Bélgica del 10 al 13 de octubre.



Parque Warande o Parc Royal



El domingo 13, después del desayuno en el hotel, nos fuimos caminando por la ciudad. Pasamos por la Gran Plaza y me tomé un foto de la escultura de Everad. Representa a un hombre mal herido, Everad, quien murió en Bélgica por defender a la ciudad de Bruselas de los abusos a los débiles.




Junto a la estatua de Everad. Tocarla da suerte y se regresa
a Bruselas. 




Tocar la estatua significa que se tendrá suerte, así como le da al turista, la oportunidad de regresar a esta ciudad. Yo ya había estado antes en esa ciudad, y no realicé el mito de tocarla y regresé de todas maneras. Pero esta vez, sí lo hice, buscando obtener la buena suerte que se pregona.

Esta estatua fue hecha Julien Dillens. Dicen que si se vuelve a tocar, te separas de tu pareja. Creo que en mi próxima visita no lo haré. Para casarse, se debe de tocar el brazo de la escultura de arriba hacia abajo.



La Comisión Europea. Edificio Berlaymont


Ese día el clima no estaba tan bonito como el sábado. Caminamos desde el hotel, pasamos por el hermoso Parc Royal y continuamos hasta nuestro destino, el edificio de la Comisión Europea.

Antes de llegar, nos agarró la lluvia de chipi chipi, y un viento, que hacía imposible el uso de las sombrillas. Había pocos turistas en la calle, y no era de sorprenderse con ese clima. En la Rue de la Loi hicimos una pausa, porque el viento se arremetió contra todo. Esperamos un poco y ya no estábamos tan lejos de la Comisión.




Esto será la sede del Consejo Europeo
en el 2015



Para nuestra sorpresa, encontramos la construcción de un nuevo edificio. Impresionante por su arquitectura. Deberá de ser una belleza cuando lo terminen. Este albergará el Consejo Europeo en el 1015. Ahí se tomarán importantes decisiones para el destino europeo.




Integrantes de la
Comisión Europea


Pudimos entrar al vestíbulo del edificio y ver la placa con el nombre de sus integrantes. Cuando se quiere entrar, el visitante debe de pasar por un detector de metales.  Nosotros no lo hicimos, sólo estuvimos en esta antesala. Pero pudimos ver los nombre de los integrantes de la Comisión, en primer lugar, el de su Presidente, el portugués José Manuel Barroso.


En la entrada del edificio Berlaymont, como también se le conoce al edificio de la Comisión, las niñas nos tomaron fotos. Mi esposo y yo nos colocamos frente a la puerta que tenía las famosas estrellas sobre fondo azul que caracterizan a la Comunidad Europea, imitando a los políticos cuando tienen aquí sus juntas. Unos se puede imaginar a la canciller alemana Angela Merkel dándole la mano al Presidente Barroso.


Deliciosos con un costo de 20 Euros.
Una exageración, pero ¡qué ricura!



Después nos regresamos al hotel con el Metro, que estaba a un lado de la Comisión.  Llegamos al hotel y nos comimos los chocolates que habíamos comprado la noche anterior en la Dulcería Mary.
¿Qué les puedo decir? Fue un reencuentro con un dulce mexicano que hay en México. El Mammut. Con la gran diferencia del chocolate. No me mal interpreten, no soy malinchista, pero es que estos dulces, con galleta tipo maría y malvavisco, cubiertos de chocolate, eran el cielo puro. Aquí les dejo esta foto y no dejen de probarlos cuando visiten Bruselas.



La Chaloupe d'or



Dejamos las maletas en la recepción y fuimos a tomar algo pequeño en un restaurant. La verdad que no teníamos apetito, pero las niñas tenían que comer antes de irnos al aeropuerto. Comimos en La Chaloupe D'or. Mi plato fue una especialidad belga. Endivia al horno, gratinada con queso de cabra, en una cama de hojaldre. Estuvo muy rica. Al principio quisé tomar una sopa, pero se había acabado. Valió la pena probar algo nuevo.



Endivia al horno




El tiempo se estaba acabando para nosotros en esta ciudad. Regresamos al Hotel Amigo y esperamos a nuestro taxi, que nos llevaría al aeropuerto. Ahí tuve mi última oportunidad de hacer compras, porque había una tienda muy surtida de la compañía Esprit. Encontré un suéter de color verde petróleo que le iba de maravilla a un pantalón de un estampado retro. Me costó 27 euros en oferta. Una ganga considerando los 20 que costaron los chocolates de la Mary.

El tiempo para abordar el avión llegó. El vuelo fue corto, no más de 50 minutos desde Bruselas hasta Basilea. Este fue un bonito viaje de fin de semana largo, que vale la pena repetirlo. Les doy mis más sinceras gracias y los invito a que me lean en el siguiente Aterrizando. ¡Que tengan una bonita semana!

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