El Atomium visto desde el Parque Mini-Europa |
De nuevo les cuento sobre nuestro viaje a Bruselas, la llave de Europa. El sábado 12 de octubre, nos volvió a pasar lo mismo y nos despertamos casi a las nueve de la mañana. Dormimos muy bien en el cuarto del Hotel Amigo, a pesar de que está en medio de la ciudad.
Desayunamos en el hotel y después tomamos un taxi hasta la atracción del Atomium, que está a unos minutos de la ciudad. Este edificio, representa la molécula de un átomo y se construyó para la Exposición Mundia de 1958. El Atomium tuvo la consigna de representar el uso de la energía atómica para uso pacífico.
El Sagrado Corazón de París |
Antes de visitar el Atomium, decidimos ir al Parque Mini-Europa. Eran como las once de la mañana y no había muchos visitantes. Fuimos de los primeros. En este parque, están representadas todas las atracciones de los países que integran la Comunidad Europea, obviamente en miniatura.
Este parque ya lo habíamos visitado cuando nuestra primera hija tenía un año. Debo decir que estas atraciones en Bruselas, son perfectas para familias. De verdad, recomiendo visitar el Atomium y el Parque Mini-Europa.
En el interior del Atomium |
Apróximadamente a la una y media de la tarde, estábamos haciendo fila para entrar al Atomium.
Este edificio es muy interesante, porque en cada una de sus cápsulas, el visitante descubre la historia del desarrollo de la energía atüomica.
Nos sorprendió ver una cápsula que es utilizada para alojar niños de escuelas primarias. Con una reservación, el grupo puede dormir en minicápsulas. ¡Debe de ser una súper experiencia!
La vista exterior del Atomium |
Ese día contábamos con muchísima suerte, porque nos dieron la última mesa con vista en el restaurant del Atomium. A diferencia del viernes, este sábado brillaba con la luz del sol y no se sentía tanto frío como el día anterior. Tuvimos unas muy bonitas vistas desde el interior del Atomium. De la comida, ni qué decir. Estuvo deliciosa. Yo comí unas veneras o vieras, con verduras. Mi esposo un plato de salmón en rebanadas delgadas y pan tostado, y las niñas comieron albóndigas. ¡Delicioso! Comimos a las dos de la tarde, con tranquilidad. ¡No teníamos nada de prisa!
Bruselas, desde el restaurant Atomium |
De nuevo hicimos fila, esta vez para bajar. Antes de regresar a la ciudad, entramos a la tienda de recuerditos y compramos para las niñas, un patrón para hacerle un vestido a una de sus muñequitas Barbie.
Vimos a Quentin Mosimann, una estrella del mundo francés |
Eran como las cuatro de la tarde y tuve la fortuna de tener un tiempecito para ir de compras. Tomamos un taxi hasta este lugar. En las guías había leído sobre el Centro Comercial City 2 y cuál fue mi sorpresa, que vimos a una estrella del mundo de habla francés: Quentin Mosimann, un suizo que ganó un concurso de talentos. Al divorciarse sus padres, decide irse a vivir a Francia. Ahí gana el concurso Star Academy y desde entonces es una estrella en Francia y en Bélgica.
¡Adiós Atomium |
¡Y yo lo vi de cerquita en este centro comercial! Resulta que la chiquita quería ir al baño. Buscamos uno en el centro y el cantante aparece de repente rodeado de guardias y periodistas. Y a mi me pasó a un par de centímetros. Después desapareció el tumulto por un pasillo secreto, a lado de los tocadores. Obviamente no le tomé foto, pero la escena la tendré grabada por siempre. En la región alemana de Suiza no es conocido. Me imagino que sí lo es en la Suiza francesa.
Después caminamos hasta la ciudad, y tuve la fortuna de tener tiempo para continuar visitando la calle de las tiendas en Bruselas, la Calle Nueva, Nieuwstraat.
Aquí encontré unos bonitos aretes
Galerías Reales Saint Huber |
Bueno, ¿Y Miguelito?, o sea ?yo? Pues encontré unos aretes muy bonitos, en forma de moño con cristales de Swarovski. En una tienda de las Galerías Reales Saint Huber. Un bonito lugar de tiendas enmarcado por un hermoso techo. La tienda se llama Les Ecuadors, y de verdad que tiene cosas hermosas a buenos precios.
Plaza de los Mártires |
Antes de ir a este lugar, encontramos un lugar turístico muy bonito. Para sacarle la vuelta a la múltitud que compraba el sábado, dejamos la calle Nieuwstraat y caminamos por una calle lateral. Ahí encontramos la Plaza de los Mártires. ¡Hermosa!
Le Marmiton |
Llegamos al hotel e hicimos una pausa. A las seis y media habíamos reservado un lugar en el restaurant Le Marmiton. El lugar es muy bonito y está en las Galerías Reales Saint Huber. El estilo es francés, con muchas mesas casi pegaditas. Tienes muy cerca a tus vecinos de mesa. Pero la comida, fue maravillosa. Las niñas no tenían mucha hambre y comieron una sopa de verduras. Mi esposo pidió un corte de carne, con una salsa de la misma, obvio, pero sazonada con queso Roquefort. ¡La probé y estaba deliciosa! Yo pedí de nuevo el corte de una noche anterior, y un platillo belga: Carbonade. Es un corte de aguayón, como en México, pero con una deliciosa salsa. ¡Incomparable!
Carbonade, un platillo típico belga |
El último deseo del viaje fue probar unos chocolates de la dulcería Mary que se nos antojaron desde el primer día. En las Galerías hay un local de esta compañía. Esa noche no lo probamos, sino al día siguiente. Porque un día anterior habíamos comprado unos minichocolates de la dulcería Neuhaus, también en este edificio. ¡Unos pralines deliciosos!
Rue du Bouchers, la calle de los
restaurantes, cerca de Le Marmiton
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Y así terminaba el día. No sin antes pasar por la Gran Plaza. Mañana tendríamos un poco más de tiempo para visitar el Edificio Berlaymont, el Edificio de la Comisión Europea.
¡Buenas noches, Bruselas! |
Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. Las últimas horas en Bruselas. ¡Que tengan una bonita semana y hasta la próxima! ¡Gracias por leerme!
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