Del 10 al 13 de octubre estuve con mi familia en la ciudad de Bruselas, la cuna de las organizaciones europeas. Viajamos en esta fecha, porque las niñas tuvieron vacaciones de otoño. Mi esposo tuvo la semana anterior, una semana de muchas presentaciones en su trabajo, motivo por lo cual viajamos durante la segunda semana de vacaciones. Le hacían falta unos días de descanso. ¡Y a nosotras también!
El Ayuntamiento de Bruselas en la Gran Plaza |
A Bruselas habíamos ido hace ocho años, cuando nuestra hija menor tenía un año. Durante aquéllas vacaciones visitamos Holanda, Luxemburgo y Bélgica. Fue un viaje por auto, muy cómodo, porque estos países no están muy lejos de Suiza. Con un bebé es muy agradable viajar en auto, porque se puede cargar con todo lo que el pequeño necesita. Esta vez, viajamos por avión.
El viaje empezó desde la ciudad de Basilea, donde vivimos. Tuvimos un vuelo directo con Brussels Airlines. En menos de una hora habíamos llegado a Bruselas. Sin retrasos. Llegamos por la tarde al Hotel Amigo, sí, ese es su nombre, en español. Y está situado en la calle del nombre L´amigo Vrunt.
Hotel Amigo |
Este hotel pertenece a la cadena Rocco Forte y está en pleno centro de Bruselas, a unos cuantos metros de la Grand-Place, o Grote Markt, en dialecto flamenco. La Gran Plaza está considerada por la UNESCO, como una de las más bonitas del mundo.
Después de dejar nuestro equipaje, nos fuimos a cenar. Pero primero, pasamos por esta escultural plaza. Es una plaza delimitada por hermosos edificios como el Ayuntamiento y la Casa del Rey o Broodhuis.
De noche ofrece una belleza espectacular con su iluminación.
La noche era fría, muy diferente del clima en Basilea. Por suerte habíamos empacado nuestras gorras. Llegamos hasta la Bolsa de Bruselas y en la calle la Rue de la Bourse, encontramos un restaurant llamado Le Falstaff.
La Gran Plaza, tomada con la función Panorama del IPhone |
Ahí empezó nuestro encuentro culinario. Yo pedí el platillo vol-au-veint. El típico volován. Con pollo desmenuzado en una salsa de crema. Mi marido comí un platillo a base de cordero. Para la chiquita, un espaguetti boleñesa y la grande tuvo ganas de lasaña. Nada típico de Bélgica. Pero en los próximos días conoceríamos la cocina de este país.
Regresamos al Hotel Amigo, pasando de nuevo por la Gran Plaza, y esquivando todos los olores a chocolate con los que nos topábamos. Porque Bélgica es eso, el placer del chocolate. Los belgas y los suizos comparten este delicioso placer que es el chocolate. Una tentación difícil de vencer por las calles de Bruselas, porque en cada calle hay una o más de las chocolaterías más famosas como Godiva, y otras más que conocimos en este viaje. ¡Así le dimos las buenas noches a la ciudad!
Cayendo en la tentación del chocolate belga
Al día siguiente, viernes 11, nos despertamos a las nueve de la mañana. Sí, muy tarde, pero descansados y listos para iniciar nuestro recorrido por la ciudad. Como era tarde, no quisimos desayunar en el hotel y nos fuimos a buscar una cafetería por la ciudad.
El Manneken Pis, uno de los tres símbolos de la ciudad |
Estaba haciendo menos frío que en la noche, y los olores del placer nos invadían de nuevo. El olor a chocolate. Antes de desayunar, nos fuimos a buscar la estatua del famoso Manneken Pis. Esta estatua, tipo fuente, retrata a un travieso niño que orina en el cuenco de la estatua. Originalmente, su significado simboliza el espíritu independiente de sus habitantes. Cierto o no, está representado en todo y hasta se puede comprar en forma de chocolate.
Y hablando de chocolate, llegó la hora de nuestro desayuno. Encontramos en la calle Rue du Lombard la cafetería Waffle Factory y ahí pudimos probar el antojo de los famosos waffles belgas. Mis dos hijas y yo, probamos cada quien una con el chocolate Nutella y mi esposo una con el famoso chocolate belga, oscuro.
Deliciosos estos waffles de la cafetería Waffle Factory |
Los waffles los preparan con una bolita de masa precocida que se extiende en la plancha. Por eso, en cuestión de minutos, el waffle está perfectamente cocido. Estaban deliciosos y nos dio energía para caminar por la ciudad.
Hay experiencias con la comida y ésta fue una de ellas. Nunca voy a olvidar el placer de comer este waffle después de haber caminado por las calles frías de la Europa mañanera. El frío intenso, desaparecía al probar bocado de éstos con chocolate. Hasta el frío desaparecía de nuestro cuerpo para dar paso al calor del chocolate. De verás, una explosión de los sentidos. No lo puedo describir a la perfección, pero estos deliciosos waffles belgas nos envolvieron en su manto. ¿Las niñas? Fascinadas con su panecito.
El tercer punto del programa fue visitar una tienda de disfraces. Ahí encontramos unos cuernitos de diablo para mi hija mayor. Pronto asistiremos a pedir Halloween en nuestra colonia. La tercera reunión con los vecinos.
La caricatura de pared (Comicstrip) Fireworks |
Caminamos por las calles antiguas de Bruselas, y llegamos hasta un mural, de los muchos en Bruselas. Hay que recordar que las caricaturas de Tintín y su perro Milú, son famosísimas en Europa, y aquí nacieron. En alemán son Tim y Strupi. No conocía la serie cuando era niña, pero ahora todo el mundo debe de conocer estos personajes, por la película reciente sobre estos personajes.
En fin, esta pared de caricatura que visitamos se llama Fireworks y así como ésta, hay muchas por toda la ciudad.
Hermoso el jardín del Mont des Arts. Se tiene un buen panorama de la ciudad. Atrás se aprecia el Ayuntamiento |
Seguimos caminando por la ciudad y llegamos hasta el Monte de las Artes, Mont des Arts. Una explanada hermosa antes de llegar a dos puntos de atracción para los turistas: El Palacio Real y los Museos Reales de Bellas Artes.
Palacio Royal |
Después de caminar por la Explanada, llegamos hasta el Place Royale, la Plaza Real. El lugar oficial del rey de los belgas, Felipe. Aunque él no vive ahí. La familia real belga vive en el Castillo de Laeken, a las afueras de la ciudad. Pero sus funciones de Jefe de Estado las ejerce aquí. Todo el paseante puede saber cuando el monarca está ahí, ya que se alza la bandera de este país, sobre el palacio.
Nuestra siguiente atracción era entrar a los Museos Reales de las Bellas Artes y al Museo Magritte. Pero esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. Por lo pronto les doy las gracias por leerme y nos vemos la próxima semana.
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