miércoles, 2 de octubre de 2013

Barcelona de Picasso, iglesias, plazas y mercados


Todos los días desayunábamos tranquilamente
 en el hotel. ¡Hasta tapas, nos tocó probar!



El martes 6 de agosto, disfrutamos nuestro último día entero en Barcelona. El miércoles 7 volaríamos de regreso a casita, a Basilea, Suiza.

El tercer día en esta ciudad española fue súper intensivo. Lo aprovechamos al máximo por ser el último día completo. Así empezó nuestro recorrido por esta ciudad con el corazón joven.



En la Catedral del Mar



Por el Passeig de Colom caminamos hasta el
Barri Gotic



Después de un desayuno tranquilo en el hotel, donde disfrutamos de tapas españolas, caminamos hasta el Museo Picasso, en pleno centro de Barcelona. Dejamos el Hotel Gran Marina, en el Moll de Barcelona, y caminamos por el Passeig de Colom, que luego cambió el nombre por el Passeig de Isabel II.




Pasamos por la Cabeza de Barcelona, de
Roy Lichtenstein. Esto en el
Passeig de Colom



Seguimos el mapa de la ciudad y llegamos hasta la Iglesia Santa María del Mar, que tanto quería conocer, después de haber leído la novela La Catedral del Mar, del autor Idelfonso Falcones. Obra que me fascinó.
En mis visitas anteriores no había entrado al interior de esta iglesia, que está situada en el Bari Gotic. Estuve muy feliz de visitarla y de haber incluído su visita en nuestro itinerario.




La Catedral de Santa María del Mar



Eran pasadas las nueve de la mañana y nos tocó caminar entre callecitas recién lavadas. Frente a la igiesia, hay un café que atendía a los turistas que se nos habían adelantado para conocer la iglesia.
Entramos a ella y fue como revivir la historia que había leído. La disputa entre Castilla, dónde estaba el poder y el reino catalán, si no me equivoco, fue uno de los temas en esta novela. Además de la construcción de la misma.



Santa María del Mar



La iglesia estaba sola, y mis hijas y yo la disfrutamos al máximo. La luz era tenúe y sus formas arquitectónicas imponían.  Se hacía tarde, a las diez de la mañana tendríamos nuestra cita con Picasso, en su museo también ubicado en el Barri Gotic.



Las primeras en entrar al Museo Picasso




Fuimos las primeras en entrar al Museo,
gracias a que compramos los boletos en
Internet


Caminamos por las callecitas del Barri Goti y llegamos hasta el Museo Picasso. Mis hijas estaban muy emocionadas por entrar al mismo. Durante la primavera habíamos tenido la oportunidad de ver algunas obras de este autor en un museo de Basilea, en el Kustmuseum Basel. Por eso estaban muy emocionadas. Además, antes del viaje les hablé mucho del tema.

La última vez que visité Barcelona, no quisé entrar al museo. Había mucha fila y decidí utilizar el tiempo visitando otras atracciones. Esta vez, compré los boletos por Internet y estaba feliz de haberlo hecho, porque fuimos las primeras que entramos al mismo.



The Wait (Margot). Obra de Picasso



El edificio es maravilloso y qué decir de la obra de Picasso. Admiramos con todo lujo de detalles las Meninas y mis hijas se dedicaron a contar cuantas personas habían en dichos cuadros. Al terminar la visita, fuimos a la tienda del museo y encontramos un regalito para mi esposo. El jueves sería su cumpleaños.

Me encantó ver todas las obras, pero sus autoretratos me fascinaron.  Mis hijas todavía siguen hablando de las Meninas. Actualmente estoy leyendo un biografía del autor, cuyo título es: Picasso y Dora Maar. Dora Maar  fue una de sus amantes.



La Catedral de Barcelona: tiempo de pasear por la Plaza y para comer un helado



Caminamos por el Barri Goti hasta llegar a la Plaza de la Catedral. Antes nos detuvimos en la placita que está frente al Hotel Suizo, en la Estación del Metro Jaume I, porque nos enamoramos de los panecitos que exhibían en la Colmena. No pudimos comerlos, no teníamos hambre, pero les hicimos una foto. Será para nuestra siguiente visita.



Pastelitos de la Colmena. Los probaremos en
la siguiente visita



Llegamos hasta la Catedral de Barcelona y disfrutamos del espacio de su plaza. En mi primera visita a esta ciudad, con mi esposo, nos hospedamos en el Hotel Colón. Un lugar de antaño y que todavía existe. En el Google Maps no lo encontré y me dio gusto que no lo han derrumbado.



La Catedral de Barcelona


Nos tomamos unas fotos, y seguimos nuestro camino hasta el centro. Era tiempo de hacer una pausa de helado para mis hijas y de nuevo nos dirigimos hacia la Heladería Giovanni.



La Boquería, el Mercat de Sant Josep



Después de haber saboreado helados de limón y de crema catalana, seguimos nuestro camino por la Rambla hasta llegar al Mercado de la Boquería, un paseo obligatorio para todos los turistas en Barcelona.


El Gran Teatro del Liceu


Por desgracia somos molestía para los barceloneses. Y los entiendo. El mercado estaba a reventar por muchos turistas como nosotras que no compraríamos, y que  les quitábamos espacio a los verdaderos clientes. Nos quedamos unos cinco minutos y siempre caminamos por la orilla. Mis hijas se fascinaron de los puestos de frutas y verduras y claro, de los de pescados y mariscos. La fruta se puede comprar en vasito, ya cortada, pero después del helado, no teníamos nada de hambre.  Esto será también para nuestra siguiente visita. ¡Trataremos de planarlo!



Parte de la fachada del Palau Güell


El siguiente punto era el Palau Güell, ubicado en la calle Carrer Nou de la Rambla. Antes pasamos por el Gran Teatro del Liceu, toda una institución en Barcelona. Está ubicado en la Rambla y muy cerca del Palau Guell.

La siguiente atracción era la Plaza Real, que también está sobre la Rambla. Aprovechamos muy bien nuestra estancia en esta parte de la ciudad, para ver todos los lugares de atración posibles.

Me sorprendió mucho ver la seguridad de los elementos policiacos alrededor de la misma. En mi primera visita, nos desaparecieron de la mochila, mis lentes de sol, como les platiqué en otro Aterrizando. En ese entonces, la Plaza era un hervidero de gente. Esta vez estaba muy vacía.
La arquitectura de la plaza es maravillosa y me encantan los restaurantes que están situados dentro de la misma.




En la Plaza Real


No teníamos ni hambre ni sed, así es que no nos urgía hacer una pausa culinaria en un restaurante o café. Como eran pasaditas de las doce el mediodía, decidí que nuestra siguiente atracción sería el Pueblo Español, ubicado en Montjuic. Los taxis estaban al lado de la plaza, así es que tomamos un sin problema.

Pero esto se los contaré en el siguiente Aterrizando, así como nuestra aventura por los cielos catalanes. ¡Muchas gracias por leerme y hasta el próximo Aterrizando! ¡Feliz semana!




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