miércoles, 15 de enero de 2014

Catar se prepara para el Mundial

Hoy les comparto la primera entrada del 2014 sobre la visita que hicimos a finales de diciembre a la ciudad de Doha, en Catar, sede del Mundial del Fútbol en el 2022. Todavía falta mucho, pero nos sorprendió esta ciudad, especialmente por su arquitectura.




Aterrizamos en Doha, Catar. Preciosa su bahía


La idea de pasar las vacaciones en este país, no fue nuestra primera instancia. El plan era ir a México, pero mi esposo tenía que estar el 2 de enero del presente, porque iniciaría un nuevo trabajo. Mis hijas y yo tendríamos libre hasta el 5 de enero. El 2013 nos dejó muchos días de vacaciones navideñas. No siempre es así.

Con este cambio de planes, mi esposo nos sorprendió con este itinerario. Viajaríamos a Dubai para pasar la Navidad, pero antes, haríamos una escala en Catar.

Definitivamente, su servidora, la acompañante, nunca hubiera seleccionado ir hasta ese rincón del mundo árabe. Pero le agradezco a mi esposo sus propuestas, porque pasamos muy bonitas vacaciones y el 2014 será el año de regresar a México. Definitivamente, él es el especialista de viajes.



En Catar nos hospedamos en el
Intercontinental. Vivimos un
verano en el invierno árabe


Posiblemente mi tendencia sería ir  a un lugar y seguirlo visitando una y otra vez. Y necesito reconocer que vale la pena arriesgarse y visitar otros destinos turísticos, aunque por el momento, no sean tan turísticos como Catar. Pero déjenme platicarles las experiencias en la sede del mundial. Si ahora, que se prepará es un país bonito, no quiero imaginarme como lo van a dejar en el 2022.


Disfrutando la hospitalidad en la aerolína de Catar

Iniciamos esta aventura el sábado 21 de diciembre. El viernes fue el último día de clases y para ese entonces ya estaba todo empacado. A las niñas les celebramos la Navidad el viernes. Incluso hicimos una cena navideña y abrimos los regalos. Algo inusual, pero desde que regresamos a vivir a Suiza, todos las navidades las hemos pasado en las montañas, combinando las vacaciones con los cursos de esquí.

Pero este año quisimos hacer algo diferente. Les dijimos adiós a los trajes de esquiar y empacamos más ligeros rumbo a Catar.  El viaje lo hicimos desde la ciudad de Zurich después del mediodía. Un vuelo de seis horas, casi nada. Mis paisanos que viven en Europa como yo, estarán de acuerdo conmigo que eso no es nada, se aguantan fácilmente en comparación con un vuelo trasatlántico.  En fin, desde ahí empezaba la diversión del viaje.



¡Bienvenidos a Catar!



Viajamos por primera vez con Catar Airways. Mi esposo encontró el vuelo directo de Suiza. Necesito decir que las aerolíneas de países árabes que hemos usado, ofrecen un trato de sultán a sus viajantes. Ayer leí un artículo que las compañías Ethihad y Emirates, son dos de las mejores diez aerolíneas en el mundo. Catar no entra en esta lista, pero posiblemente pronto. Ethihad y Emirates las puedo recomendar ampliamente. Nos sacaron completamente del concepto de viajero que teníamos como usuarios de las líneas europeas, dónde la atención al cliente no es siempre la mejor.

Definitivamente, estas compañías árabes están usando una muy buena mercadotecnia. ¿Quién no quiere un trato de rey? Pues así, sin exagerarles es el trato. Además, Catar Airways es famosa por su puntualidad y por una ventaja que muchas aerolíneas no tienen. Permite un equipaje de 30 kilos por persona. Sí, como leyeron, 30 kilos. Normalmente son 20 por persona. Quizá en algunas líneas sea un poquito más, pero no esta cifra.

El viaje fue maravilloso, con la posibilidad de ver películas en una pantalla personal, las seis horas del vuelo se fueron en un dos por tres.  Finalmente, llegamos a Doha y ahí vivimos una nueva experiencia en cuanto a aeropuertos. Y es que Doha, se prepara para el Mundial del Fútbol en el 2022.



Un aeropuerto en construcción para el Mundial

Momentos antes de aterrizar, vimos en la pantalla la explicación de nuestro boleto de avión. Había cuatro colores, porque el aeropuerto se prepara con una renovación que lo dejará perfecto para los turistas que lo visitarán en el 2022. Nuestro destino era el color morado, que significa destino final, Doha. Los pasajeros de color amarillo, tenían el destino de conexión. Algunos volarían a destinos como Australia, Singapur o a Vietnam, como le oímos decir a nuestro vecino de vuelo y los trasladarían por autobús a su terminal.

Otros tenían un color  que significaba que irían a la terminal dentro del aeropuerto y en su color amarillo del boleto, aparecía un marco de color café. Los más privilegiados tenían el color morado, que significaba primera clase y los recogería una limosina para llevarlos al destino final de Doha o al transborde dentro del aeropuerto. Así viajan los árabes, a todo lujo.

Pero nosotros no, porque teníamos el color azul de la clase económica y tomamos el autobús para abandonarlo en la terminal del mismo color. Ahí había filas de turistas. Una mano caritativa nos cambió de fila y llegamos mucho más rápido que en la original que avanzaba lentamente. Mi hija mayor me dijo que le sonrío al empleado y nos cambió. Fuera de bromas, necesito decir que siempre que hemos viajado a un país en el Medio Oriente, vemos como le dan prioridad en la fila de la aduana a las familias. Habrá que disfrutar este privilegio hasta que nuestras hijas crezcan.



La Medusa del Intercontinental



En el aeropuerto nos esperaba una camioneta del hotel. Le doy las gracias a mi marido porque se informa siempre y compara precios y aunque se piense que es más caro, viajara con un vehículo del hotel, es bueno comparar precios, porque es muy agradable ahorrar tiempo al dejar el aeropuerto. El costo no es tan elevado en comparación de tomar un taxi.

En veinte minutos llegamos a la recepción del hotel. Era casi la una de la mañana. Nosotros llegamos y la tripulación de Lufthansa dejaba el hotel para hacer el vuelo a Frankfurt, según me dijo mi esposo que salía por la madrugada.

El empleado del hotel nos sorprendió con su perfecto alemán. Por lo visto Catar es un destino de los habitantes de este país europeo.

Llegamos a la habitación y cerramos nuestros ojitos a las dos de la mañana. Las pijamas y los estuches de cosméticos los empaque al final para no tardarme buscándolos al llegar al hotel. Estuvimos listos para dormir y despertar a la mañana siguiente sin estrés para irnos a la piscina. Las niñas estaban desesperadas por hacerlo.

Así fue como acabó el primer día de vacaciones. Muchas gracias por leerme y la siguiente semana les platicaré sobre esta ciudad en Catar.

¡Buenas noches y que tengan una buena semana. Y gracias por leerme!


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