jueves, 7 de abril de 2016

De regreso en Viena después de cuatro años


Hola, estoy de regreso después de las vacaciones de Cuaresma para platicarles sobre el viaje que hicimos a Viena, la capital de Austria. Esto fue en las vacaciones escolares de febrero del 2016.



Castillo Belvedere



Nuestro último viaje a esta ciudad, fue en verano del 2012. Disfrutamos del calor y del sol aquí, en donde siempre predomina el viento. Y bueno, esta vez tuvimos un mal clima, pero también vimos salir el sol.



Un regalito del hotel cuando llegamos al cuarto



El viaje lo iniciamos el 17 de febrero por la tarde. Viajamos con Austrian Airlines en un vuelo de hora y media. Llegamos a un hotel en el centro de la ciudad. El Steigenberger en la calle Herrengasse. Eran las nueve de la noche y pronto dormiríamos.
A la manana siguiente, nos iríamos primero a desayunar tranquilamente e inciar nuestro recorrido por la ciudad, visitando a la familia que conocimos cuando mi esposo y yo vivimos en esta ciudad, hace 18 años, cuando su hijo Alex, era un bebé de casi un año. El tiempo se ha pasado volando, pero lo bonito es que mantenemos nuestra amistad desde entonces.



Jardín Botánico del Belvedere



Estaba lloviendo. Por suerte teníamos nuestras chaquetas estilo parca para no usar sombrilla. Primero tuvimos que conseguir los boletos para subirnos al tranvía. Compramos el mío en la estación del Metro en la parade de la Opera y los de mis hijas los compramos directamente en el tranvía.




El aperitivo: Una cervecita con un pan estilo Bretzel



Llegamos a la casa de Angélica, Alex y Andreas y tomamos un rico cafecito con pastel.  Después nos fuimos a caminar por el Castillo de Belvedere, que está enfrente de su casa y después iríamos a comer bien austriaco, Salm Bräu.



El tradicional Wiener Schnitzel. La milanesa empanizada


Esta cervecería ya la habíamos visitado con nuestros respectivos maridos. En aquel entonces nuestra primera hija tendría un año, como cuando conocimos al hijo de nuestros amigos.  Salm Bräu es una típica cervecería austriaca con la forma de Austria. El típico Wiener Schinitzel.  Estaba delicioso.  Y de la cerveza, ni se diga, muy buena

La Catedral de San Estefan. Stefansdom



Caminamos con nuestros amigos de regreso a la ciudad. Nos despedimos tristes, pero gustosos de habernos visto de nuevo. Después, las hijas y yo caminamos por la ciudad. Seguía lloviendo y el cielo tenía ese color gris que impide salir el sol por horas.



La Columna de la Peste
Pestsäule





Después nos fuimos a descansar al  hotel. No habíamos hecho mucho, pero caminar bajo la lluvia cansa. Alrededor de las cuatro de la tarde, nos fuimos caminando hacía el Museo Imperial Hofburg. El horario de visitas terminó a las tres de la tarde. Tendríamos que esperar hasta la mañana siguiente.




Así terminaba nuestro primer día. Por suerte tendríamos un
clima mejor en los siguentes días



Sólo caminamos un poco por los alrededores del primer cuadro de Viena. Después compramos unos sándwichitos y cenamos en el cuarto. Las bebidas las teníamos incluidas en el precio del hospedaje. Esa tarde no había mucho que hacer, sólo contemplar la lluvia por las ventanas de nuestro cuarto estilo dos aguas.  Esperaríamos al día siguiente y ahora sí, aunque hubiera lluvia no importaría, nosotros seguiríamos visitando una de nuestras ciudades favoritas.

Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. Les doy las gracias por leerme y que tengan una buena semana.

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