jueves, 15 de junio de 2017

Llegamos al Hotel Grimsborgir, en Selfoss, Islandia

¡Hola! De regreso para continuar el relato de Islandia. Dejamos Reikiavik después de dos días de estancia para seguir nuestro camino por la Ruta Dorada, the Golden Circle. 

Era el 25 de mayo. El recorrido hasta el Hotel Grimsborgir fue de una hora desde la capital islandesa. Durante el camino nos impresionó lo verde del país, sus montañas y los cambios tan impresionantes de clima. Tuvimos sol, lluvia, neblina, de todo.


Aquí nos hospedamos


Junto al lago Sog, el lago de los salmones


Llegamos a Selfoss, en la región de Arborg. Después de manejar un poco por sus calles, encontramos el Hotel Grimsborgir. Alrededor del hotel, no hay mucho, más que otras casas vacacionales. Antes de llegar, vimos muchos hoteles tipo rancho de caballos. Lugar ideal para quienes gustan de la equitación.



De vecinos, tuvimos la cabaá de Islandia. La nuestra
tenía la bandera suiza. Para los tres de mi familia


En este hotel no hay caballos, pero sí muchas posibilidades de relajarse y de disfrutar la naturaleza. Sus cabañas están construidas al lado del lago Sog. Este lago es famoso por los salmones que ahí se pueden pescar. De hecho, los probamos en su restaurante.

Nuestras dos noches en este hotel fueron tranquilas. Las cabañas tienen una alberquita tipo Whirpool, pero es casi imposible permanecer en ella, pues su agua es demasiado caliente. Demasiada energía geotérmica en la región.



Se podía hacer una carnita asada



La arquitectura es muy nórdica. Los muebles de las cabañas son de color blanco. Y del IKEA. Más nórdico no podría ser.


¿El agua de su Whirpool?
Demasiado caliente



Ese día no hicimos nada. Descansamos para iniciar al día siguiente, la ruta conocida como la Dorada, the Golden Circle. Este es el paseo más popular que los turistas hacen en Islandia e incluye la Catarata Dorada, el Géysir Strokur y el Parque Nacional de Þingvellir.


El cerro en el horizonte


Restaurante.
Todas las mesas con diferentes banderas


Fue así como la principal actividad de la tarde, fue prepararse para probar las especialidades islandesas del hotel. Mi esposo probó el salmón y dice que ha sido el mejor que ha probado en toda su vida. ¡Y tuvo razón!  Yo probé de nuevo el pescado llamado char, que también es pariente del salmón.



Mi char, un tipo de salmón





El salmón de la región



Las cabañas  desde lejos



Así terminó nuestra primera noche y nos preparamos para dormir. La noche no acabó nunca, pues siempre estuvo iluminado. Por suerte, pudimos dormir, pero fue una noche rara, porque nos faltó un poco la oscuridad. Al parecer, esto es lo que los nórdicos viven en sus noches de verano.  Nunca se hizo oscuro. Quizá a las tres de la mañana, el cielo se hizo un poco más oscuro.



La noche no existe, sólo el día eterno


El día empezaría lo más temprano posible. Partiríamos a la Catarata de Oro antes de las once de la mañana, pero esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. Gracias por leerme y buen fin de semana.

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