miércoles, 12 de febrero de 2014

Villaggio, la nueva Vegas en el desierto de Catar




¡Hola, buenas tardes! Regreso con ustedes a terminar el último día completo de nuestra visita a Catar, el 23 de diciembre del 2013.



Villaggio: las Vegas en Catar



Después de la visita a the Pearl, el conjunto habitacional y comercial del futuro Catar mundialero, nos fuimos a un lugar que mi esposo ya tenía bien estudiado y del cual me había hablado mucho. Villaggio, un nuevo centro comercial, situado a unos veinte minutos del centro de la ciudad.

Tomamos un taxi desde the Pearl y nos tocó el tráfico de la salida de escuelas y oficinas.  Llegamos y el Villaggio me recordó a un mall, americano, sí, hasta lo escribo en inglés porque fue lo primero que se me vino a la mente. Idéntico a uno de ese país. Con su complejo de cines y su amplio estacionamiento.



El Canal Grande árabe, un Small World




Entre tienda y tienda: un paseo en góndola




Llegamos a la entrada principal y la gente salía con sus carritos de compra. Igual que en una ciudad americana, o en mi ciudad natal, Monterrey. Entramos y nos recibió una atmósfera ya conocida. Sí, la de the Forums Shop en las Vegas. Cualquier parecido a la realidad no es una mera coincidencia. Es una autentica copia, sólo que con una diferencia en las tiendas. La primera que visité fue Topshop, la cadena inglesa que ya conocía de mis anteriores visitas a el Emirato de Dubai, y que nunca había visitado. De ahí salí con un pantalón de terciopelo en cuestión de 15 minutos, pues fue amor a primera vista. Nuestras hijas disfrutaron mucho la visita a Topshop, porque las vendedores les hicieron muchas preguntas.

Continuamos y recorrimos el centro. No es tan grande como el Dubai Mall, pero tiene el encanto de las Vegas. Con todo y un canal, como el Canal Grande en Venecia. Me puedo imaginar aquí a los habitantes de Doha pasando horas y horas, escondiéndose del sol picoso de verano.




Cualquier coincidencia con The
Forum Shop del Ceasars Palaces no
es mera coincidencia




Una de las tiendas más surtidas que vimos en Doha, fue la Virgin Store, pues además de libros, películas y música, tienen un área de recuerditos y mil y un objetos para regalar. Vale la pena internarse un par de minutos para curiosear.

Ahí mi esposo compró un foco que cambia de colores, y que además se puede programar con el celular para encenderlo desde la distancia, para que todo mundo piense que estés en casa y desanime a los ladrones de lo ajeno.



Villaggio: un Small World



El Villaggio se estaba convirtiendo en el Bellagio. Pero ya era suficiente de compras, porque ese tiempo lo tendríamos en Dubai. Por eso decidimos sentarnos en un lugar ya conocido: Paul, la cadena francesa de cafeterías tan famosa en París.

Fue perfecto sentarnos a tomar un refrigerio en ese lugar, porque pudimos observar a los visitantes del Villaggio. De nuevo me sentí en la atracción del Small World de Disneyland. Todas las nacionalidades habidas y por haber.  Eso es lo que me encanta de Dubai y ahora de Doha. Espero ese sueño se cumpla y no nada más en este rincón de la Tierra sea posible esa manera de convivencia.




¡Majestuoso el hotel The Torch!




La merienda consistió en unos waffles con chocolate, Nutella para ser exactos, que comieron nuestras hijas, con un chocolate caliente. Para moi, o sea yo, un pay de limón, la famosa tarte au citron. ¡Deliciosa! y mi esposo comió un macaron de chocolate, claro, otro sabor estaba descartado. Todo esto con dos cappuccinos. La verdad, no tuve mala consciencia, porque esa noche iría a una clase de Zumba en el gimnasio del hotel. La verdad, esta clase me emocionaba mucho.

La tarde avanzaba y regresamos ya casi en el atardecer al Hotel Intercontinental.  Desde el taxi, vimos el hotel que está en el Villaggio, llamado The Torch, antorcha, en español. Era una opción para quedarse, pero decidimos estar en un hotel de playa, por las niñas y bueno, por nosotros también. ¡Queríamos disfrutar el calorcito en la arena.

Aquí les dejo el vídeo en You Tube del hotel. ¡Hermoso! Ya lo disfrutarán los que vayan al Mundial en el 2022.the torch doha video



La clase de Zumba con un toque árabe



Pues mientras mi familia descansaba en la habitación, yo me fui presurosa a la clase de Zumba que empezaría a las siete de la noche en el gimnasio del hotel, Bay Club.

Llegué y ese día el maestro tendría una clase de dos horas, pero no podría quedarme, porque mi familia, amablemente, me esperaría a cenar. Así es que después de las ocho, volaría al cuarto, para  arreglarme e irnos a cenar en el restaurante del hotel, Coral.




¡Pronto te diríamos adiós, Catar!




Disfrute la clse de Jamil, el instructor que nos puso coreografías al estilo árabe. Ahí conocí una chica tailandesa que inmediatamente me sacó platica, porque me reconoció como mexicana. Su marido también era mexicano. Tuve que dejar al grupo en punto de las ocho de la noche. Pero la clase la disfruté al máximo.

La cena fue estilo bufet y su servidora se concentró en los sushi, creaciones de chefs japoneses frente a nuestros ojos. Además de las delicias árabes como el humus y otras creaciones refrescantes. Regresamos al cuarto a terminar de empacar nuestra maleta y a dormir temprano, porque el vuelo a Dubai, sería a las siete de la mañana del 24 de diciembre. Sí, Nochebuena.

Los dejo por el momento y les doy las gracias por leerme. Estas fueron nuestras vivencias en Catar, el siguiente milagro árabe en el desierto. Estoy seguro que la ciudad de Doha seguirá avanzando con miras al Mundial del 2022. ¡Buenas tardes y hasta el siguiente Aterrizando!

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