lunes, 22 de julio de 2013

Entre dos continentes: Estambul



Vista desde el cuarto del Swissôtel.
Al fondo se ve el Puente Bósforo que une Asia y Europa.
En el río Bósforo o Estrecho de Estambul


¡Hola! Regreso con ustedes para platicarles sobre un viaje espectacular, a pesar de que estuve un poco temerosa de hacerlo. Estambul. El ombligo entre Europa y Asia.

Resulta que mi esposo reservó este viaje de vacaciones de verano, como una pausa antes de viajar hacia Dubái. El vuelo salía desde Basilea, Suiza, ciudad en la cual habitamos y la verdad es que se veía muy cómodo e interesante, porque Estambul es una metropolí llena de historia universal.

Y bueno, para no hacerlo largo, unas tres semanas antes de nuestro viaje, empezó a ver muchas protestas en Estambul y otras ciudades turcas. Y la verdad, lo entiendo completamente. Las protestas iniciaron por un proyecto de renovación. El gobierno planeaba hacer un centro comercial en lo que ahora es un parque. El Parque Gezi.

Viajamos con Turkish Airlines desde Basilea.
El destino final fue Dubái


Esta fue la razón de protesta que desencadeno con las protestas del pueblo turco contra el Primer Ministro del país Tayyip Erdôgan. El pueblo protestaba porque este ministro quiere establecer un número obligatorio de hijos en las familias turcas, tres. Quiere prohibir el consumo de alcohol, y entre otras cosas, prohibir las cesáresas. Obviamente el pueblo turco es famoso, por su mentalidad abierta y moderna en el siglo en el que vivimos. A raíz de esto, las protestas no se hicieron esperar en la Plaza Taksim.

Dos semanas antes de nuestro viaje las protestas habían cesado. Durante nuestra visita no hubo protestas y pudimos ver muy bien la ciudad, en especial las maravillas arquitectónicas de Estambul. Ahora mismo se las presentó.


La Mezquita Azul

Llegamos el jueves 4 de julio por la tarde al Swissôtel. Esa tarde no hicimos mucho. Nos sentamos en su terraza y cenamos con un bonito clima de verano. A la mañana siguiente, empezaría nuestra aventura por la vieja ciudad de Estambul. Esto en la región de Sarayburnu. 



Impresionante mezquita con seis alminares o minaretes


Y así lo hicimos. Después de desayunar, viajamos con el taxi hasta dos de las principales atracciones: la Mezquita Azul y la Iglesia de Santa Sofía. Estas dos obras arquitectónicas están situadas una frente a la otra, separadas por un hermoso jardín y fuente.

A la Mezquita azul no pudimos entrar, porque en ese momento se estaba llevando a cabo una celebración religiosa. Sólo llegamos a su patio. Pero el resto del tiempo lo dedicamos a la visita de la Iglesia Santa Sofia y al Palacio Topkapi. El cual se encuentra en la misma región, llamada Sultanahmet.



El patio de la Mezquita Azul


La Mezquita Azul tiene un estilo arquitectónico otomano, cien por cierto. Fue construida en lo que antes era el Gran Palacio de Constantinopla por obra del Sultán Ahmed.

El siguiente punto en la excursión era la Iglesia de Santa Sofía. El sol picaba, pero teníamos nuestros sombreros. No eramos los únicos turistas. Y así fue como seguimos el caminito hasta la fila para entrar a lo que ahora es un museo.


Imrpesionante la Iglesia de Santa Sofía


Un museo que empezó como iglesia cristiana, antes de que los turcos otomanos llegaran a Constantinopla. De ahí los cuadros de vírgenes y santos en sus muros. Después de ser iglesia cristiana, se convirtió en mezquita. Ahora funciona como museo y es una de las principales atracciones turísticas de Estambul.

Maravillosa su cúpula


La verdad que quita el aliento entrar a su interior y observar esos muros cubiertos de reliquias religiosas y la cúpula que la engalana. Aunque hay trabajos de remodelación, la enigmática atmósfera no se pierde. Y bueno, en el sol del mediodía, este museo es el lugar perfecto para disfrutar la frescura de la sombra.

La Iglesia Santa Sofía o Hagia Sophia, del griego que significa Santa Sabiduría, es en primer lugar una iglesia bizantina. Al segundo piso se accede por una especie de escalera caracol, pero sin escalones. Ahí pudimos observar algunos retratos, como el de la Virgen María con Jesús y los arcángeles Gabriel y San Miguel.


La Vírgen María con Jesús, acompañados de
San Gabriel y Sa Miguel


Definitivamente un aspecto que me gustó de esta iglesia, fue la iluminación. Y pesar de el paso de los turistas, el visitante se pierde entre la historia. Los pisos de mármol muestran los vestigios del tiempo. En la planta baja se puede admirar el lugar en dónde se coronaba a los reyes y principes.


El lugar  en donde se coronaba a los reyes


Al terminar el recorrido, el visitante puede observar los vestigios que la acreditan como iglesia cristiana. Unas ruinas, antes de su transformación como mezquita.



Vista desde su galería


Seguimos hacia un punto muy especial. La Cisterna, pero antes, nos fuimos a comprar algunos recuerditos. Dos playeras con la Igiesia de Santa Sofía, que las niñas tenían que colorear.

Definitivamente, este museo turco, me recordó un poco el tema del sincretismo en México, cuando las iglesias católcias se construyeron sobre los templos indígenas.



La Cisterna Basílica y las cabezas de medusa al revés


La enigmática Cisterna Basílica


Caminamos al siguiente punto del recorrido llamado en turco yerebatan sarayi, el palacio sumergido, o la Cisterna Basílica. Un monumento subterráneo construido también en la época del bizancio por Constantino el Grande, y terminada por Justiniano. Es una de las 60 cisternas subterráneas que abastecían de agua a la antigua Constantinopla.

Como dato curioso, el holandés Gyllus, la redescubrió en el siglo XIX porque escuchó leyendas de los habitantes de Estambul de cómo la gente iba por agua a este lugar. En el año 1987 quedó lista para el acceso a los turistas.


Una de las dos cabezas de Medusa. 


Lo impresionante en esta cisterna, que continúa almacenando agua, es la presencia de dos cabezas romanas de la figura mítica medusa. Traídas desde roma, están colocadas al revés para evitar la maldición de que aquél que las mire se convierta en piedra. ¡Una muy buena solución para este mal! ¿Verdad?


Nosotros caminamos sigilosos entre sus caminitos. Las niñas se maravillaron con los pececitos que había en sus aguas y nosotros nos perdimos en la magia que nos estaba conquistando en esta ciudad moderna.



Humus, un puré a base de garbanzos.
Muy refrescante para el calor


Después de hacer una pausa para comer pizza, para las niñas, un alambre de carne de cordero para mi esposo, y humus, para mí, continuamos para visitar el Palacio Topkapi. Pero esto se los voy a contar en mi próximo Aterrizando.  Les deseo un muy bonito inicio de semana y nos leemos pronto. ¡En esta semana! ¡Se los prometo!


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