martes, 19 de abril de 2016

Día soleado en Viena, perfecto para ir a Schönbrunn

Por fin salió el sol en Viena

¡Hola!, estoy de regreso para continuar el relato sobre el viaje a Viena, Austria, en febrero del 2016.




La Iglesia de San Pedro



Era el sábado 20 de febrero y finalmente ese día se asomó el sol. Después de nuestros dos días de lluvia intensa, nos pudimos calentar y dejar de mojarnos cuando caminábamos por las calles del centro.



La Catedral de San Esteban



El día lo iniciamos mi esposo, las hijas y su servidora, paseando por  la Columna de la Peste y la Catedral de San Esteban. Todo era brillo y calor. Nos hizo bien una pausa con sol.







El siguiente punto a visitar, era el restaurante Figlmüller. Ahí nos estaba esperando la tradicional milanesa austriaca empanizada. Era algo que no podíamos dejar de hacer en esta visita. No visitamos el tradicional local, el original, estuvimos en la sucursal ubicada en la calle Bäckerstrasse.



Las famosas milanesas del Figlmüller



Llegamos al Castillo de Schönbrunn


Lo siguiente en el programa era visitar el Castillo de Schönbrunn. Con ese clima la vista de la ciudad sería maravillosa. Para esto viajamos en el Metro. En el Castillo, encontramos centenares de turistas con la misma idea que nosotros y alguno que otro vienés.  Nuestra hija mayor quiere regresar en verano a esta ciudad, porque en el castillo existe un laberinto que en invierno est=a cerrado.




Visitamos el Zoológico de Viena, ubicado
al lado de el Castillo de Schönbrunn



En esta visita conocimos el zoológico. Nunca antes lo habíamos recorrido y esa tarde de sábado era el momento perfecto. El clima empezaba a transformarse de color gris. Pero por suerte no tuvimos lluvia.



Nos gustó mucho




El castillo visto desde la Glorieta


El tiempo en el zoológico fue corto. Eran casi las seis de la tarde y estaban a punto de cerrarlo. Caminamos hacia la Glorieta de Schönbrunn. Nuestro deseo era tomar un café ahí mismo, pero no fue posible, ya lo estaban cerrado. Un motivo para regresar pronto a esta ciudad.




La Glorieta. El café estaba cerrando. Habrá qué regresar



Tomamos el Metro de regreso a la ciudad, a la estación Herrengasse en donde estaba nuestro hotel Steigenberger. Pero decidimos ir directo a comer, al Café Central, ubicado a unos cuantos pasos del mismo. No teníamos mucho apetito después de las milanesas gigantes del Figlmüller. Por eso sólo comimos una sopa, de verduras, para nuestras hijas, y estilo Gulash, para mi esposo y para mí.




De cena, sopitas de verdura y Gulash



Hasta tuvimos música en vivo en el
Cafe Central



Imposible dejar de probar un postre



Toda una tradición esta cafetería


Fue así como termino este día. Maniana nos quedarían algunas horas antes de tomar el vuelo de regreso a casa. Por lo pronto los dejo y en la próxima entrada de Aterrizando se los cuento. Mil gracias por leerme!




viernes, 15 de abril de 2016

La Casa de las Mariposas de Viena


Schmetterlinghaus


¡Hola!, de regreso para platicarles la segunda mitad de aquél viernes 19 de febrero del 2016 en Viena.
Esa tarde visitamos la Casa de las Mariposas, Schmetterlingshaus.


Esta se dejó fotografiar



Seguía lloviendo y era la mejor opción viajando con niños.  Este lugar de observación se encuentra en el pleno centro de Viena. A un lado casi de la Biblioteca Nacional, en la avenida de circunvalación, conocido como Wiener Ring, en el jardín Burggarten.



Su mirador



Afortunadamente no había muchos visitantes en ese momento. Casi tuvimos el lugar para nosotras. Observamos los capullos que al nacer tienen todo un espacio verde para moverse en plena ciudad. Por desgracia vimos algunas mariposas aplastadas.

Fuera de esto, la Casa de las Mariposas es un lugar ideal para huír del mal clima.  El lugar también ofrece al visitante la proyección de una película en su miniauditorio.




El Pozo de los Deseos




En el centro del complejo, encontramos un mirador. Desde ahí el visitante puede arrojar una moneda para pedir un deseo. En este pozo de los deseos, casi le doy a una mariposa cuando aventé mi monedita. ¡Suerte#  no le atiné. Si hubiera pasado un microsegundo antes, estuviera contando una triste historia. ¡Hubiera sido una tragedia para mis hijas!


Flores, pero de plástico y cubiertas de miel



La Casa de las Mariposas está llena de vegetación, y de hermosas flores. Eso pensamos, hasta que nos dimos cuenta de que eran de plástico. Sí, pero por lo menos estaban cubiertas de miel, para darle una apariencia más natural y lograr que las mariposas se les acerquen.



Pastel estilo Sacher del Café Mozart



Cuando terminamos el recorrido, nos fuimos a buscar una cafetería porque nos faltaba probar de nuevo el delicioso pastel estilo sacher. Entramos a la Cafetería Mozart, un café muy turístico, pero con toda la tradición austriaca. Pedimos tres rebanadas de este pastel, un capuchino y dos botellitas de jarabe para las hijas. Pagué 34 euros. Creo que a precio turístico, no para los locales. Pero el precio fue el correcto según el menú.



Vino espumoso, regalo del hotel y para
celebrar con el marido que llegaba el viernes



En fin, no conviertas para que te diviertas. Caminamos por la ciudad, compramos algo para comer en el hotel, pues no teníamos mucho apetito y disfrutamos de la pausa de lluvia que habíamos tenido en los últimos dos días.


Esa noche llegaba mi esposo de Basilea, Suiza, con retraso de una hora. Llegó casi a la medianoche. El hotel me había recibido con una botella de vino espumoso, que guardé para celebrar con mi marido la noche de ese viernes.


El día terminó pero nos faltaba el sábado y parte del domingo. Esto se los contaré en el siguiente Aterrizando. ¡Gracias por leerme y buen fin de semana!











miércoles, 13 de abril de 2016

Visitando el Museo Imperial en Viena

¡Hola!, de regreso para continuar mi relato sobre las vacaciones en Viena, en el mes de febrero del 2016.

Seguía lloviendo en la ciudad. Nada mejor como visitar un museo con las hijas. El día anterior quisimos visitar el Museo Imperial, pero ya estaba cerrado. Fue así como el viernes 19 entramos por la mañana a este lugar.



Sus colecciones de vajillas. ¡Todo un lujo!




Estos eran los tesoros de la realeza


En el primer piso, úbicado en el Palacio llamado Hofburg, encontramos vitrinas llenas de cubiertos, loza y mantelería de lujo. Además de candelabros, dorados, que sin duda estaban cubiertos de oro. Todo lo que la realeza austriaca necesitaba para sus encuentros culinarios.




Candelabros, de oro probablemente



Después de admirar las obras de arte, llegamos al siguiente piso a recorrer. Estaba dedicado a la Emperatriz Elizabeth, mejor conocida como Sisi.  Desgraciadamente ahí no pudimos tomar ninguna foto, pues estaban prohibidas.


Las escaleras reales



En esta área descubrimos el mobiliario imperial así como los vestidos de la emperatriz y leímos sobre lo desafortunada que fue su vida en la Corte Real.  Fue impresionante ver los vestidos con cintura de avispa. En una biografía sobre Elizabeth de Austria, leí que se empeñaba en ser delgada y sólo quería comer caldos, como los de res.



La Biblioteca Nacional de Viena



Llego la hora de volver a caminar por el centro de Viena. Recorrimos la periferia conocida como Wienering. Seguía lloviendo, pero teníamos que aprovechar el día. Después llegamos a la Plaza de María Teresa, la suegra de Elizabeth. Un lugar majestuoso, aún y en días lluviosos.



La Plaza de María Teresa




De ahí nos fuimos a caminar a la calle de compras Mariahilfer. Mi esposo y yo vivimos un año y medio en esta ciudad, hace 18 años.  Fue bonito caminar con las hijas y enseñarles las tiendas que frecuentábamos.



Calle Mariahilfer



Aquí les comparto los lugares que eran nuestros favoritos.


De esta mueblería todavía tenemos algunas
adquisiciones



Aquí compramos algunos enceres domésticos



En este edificio vivimos. En la calle
Kirchengasse



Fue bonito recordar viejos tiempos. Después caminamos por las callecitas aledañas y pasamos por la calle de los típicos mercados navideños, Spittelberg. De ahí seguimos hasta el teatro Volkstheater y llegamos hasta el impresionante edificio del Parlamento y al Palacio Municipal, Rathaus.



El Parlamento




Palacio Municipal



Iglesia Votiv



Seguimos caminando por la periferia o Wienerring. Llegamos hasta la Universidad y la Iglesia Votiv. De ahí decidimos tomar el tranvía hasta la estación más cercana del hotel, Hofburg. De ahí caminamos hasta nuestro hotel. ¡Y la lluvia seguía!



Escultura de W. A. Mozart



Después de una pausa para comer, decidimos visitar la casa de las mariposas, Schmetterlinghaus, pues seguía lloviendo. Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. ¡Muchas gracias por leerme!


jueves, 7 de abril de 2016

De regreso en Viena después de cuatro años


Hola, estoy de regreso después de las vacaciones de Cuaresma para platicarles sobre el viaje que hicimos a Viena, la capital de Austria. Esto fue en las vacaciones escolares de febrero del 2016.



Castillo Belvedere



Nuestro último viaje a esta ciudad, fue en verano del 2012. Disfrutamos del calor y del sol aquí, en donde siempre predomina el viento. Y bueno, esta vez tuvimos un mal clima, pero también vimos salir el sol.



Un regalito del hotel cuando llegamos al cuarto



El viaje lo iniciamos el 17 de febrero por la tarde. Viajamos con Austrian Airlines en un vuelo de hora y media. Llegamos a un hotel en el centro de la ciudad. El Steigenberger en la calle Herrengasse. Eran las nueve de la noche y pronto dormiríamos.
A la manana siguiente, nos iríamos primero a desayunar tranquilamente e inciar nuestro recorrido por la ciudad, visitando a la familia que conocimos cuando mi esposo y yo vivimos en esta ciudad, hace 18 años, cuando su hijo Alex, era un bebé de casi un año. El tiempo se ha pasado volando, pero lo bonito es que mantenemos nuestra amistad desde entonces.



Jardín Botánico del Belvedere



Estaba lloviendo. Por suerte teníamos nuestras chaquetas estilo parca para no usar sombrilla. Primero tuvimos que conseguir los boletos para subirnos al tranvía. Compramos el mío en la estación del Metro en la parade de la Opera y los de mis hijas los compramos directamente en el tranvía.




El aperitivo: Una cervecita con un pan estilo Bretzel



Llegamos a la casa de Angélica, Alex y Andreas y tomamos un rico cafecito con pastel.  Después nos fuimos a caminar por el Castillo de Belvedere, que está enfrente de su casa y después iríamos a comer bien austriaco, Salm Bräu.



El tradicional Wiener Schnitzel. La milanesa empanizada


Esta cervecería ya la habíamos visitado con nuestros respectivos maridos. En aquel entonces nuestra primera hija tendría un año, como cuando conocimos al hijo de nuestros amigos.  Salm Bräu es una típica cervecería austriaca con la forma de Austria. El típico Wiener Schinitzel.  Estaba delicioso.  Y de la cerveza, ni se diga, muy buena

La Catedral de San Estefan. Stefansdom



Caminamos con nuestros amigos de regreso a la ciudad. Nos despedimos tristes, pero gustosos de habernos visto de nuevo. Después, las hijas y yo caminamos por la ciudad. Seguía lloviendo y el cielo tenía ese color gris que impide salir el sol por horas.



La Columna de la Peste
Pestsäule





Después nos fuimos a descansar al  hotel. No habíamos hecho mucho, pero caminar bajo la lluvia cansa. Alrededor de las cuatro de la tarde, nos fuimos caminando hacía el Museo Imperial Hofburg. El horario de visitas terminó a las tres de la tarde. Tendríamos que esperar hasta la mañana siguiente.




Así terminaba nuestro primer día. Por suerte tendríamos un
clima mejor en los siguentes días



Sólo caminamos un poco por los alrededores del primer cuadro de Viena. Después compramos unos sándwichitos y cenamos en el cuarto. Las bebidas las teníamos incluidas en el precio del hospedaje. Esa tarde no había mucho que hacer, sólo contemplar la lluvia por las ventanas de nuestro cuarto estilo dos aguas.  Esperaríamos al día siguiente y ahora sí, aunque hubiera lluvia no importaría, nosotros seguiríamos visitando una de nuestras ciudades favoritas.

Esto se los cuento en el siguiente Aterrizando. Les doy las gracias por leerme y que tengan una buena semana.

jueves, 3 de marzo de 2016

Visitando Riquewihr, Francia, en un día lluvioso





Pueblo vinícola

¡Hola! De regreso estoy aquí en este jueves de blog para platicarles de mi última visita. ¡Y fue precisamente ayer, 2 de marzo del 2016, porque nuestras hijas tuvieron un día libre! Mi esposo se tomó el día libre y nos fuimos a Riquewihr, un pueblito en Alsacia, Francia. A una hora de Basilea, Suiza.


En plena lluvia

El día empezó nublado y el pronóstico del tiempo fue correcto. Tuvimos un día de mucha lluvia. Frío y húmedo.

Pero no nos importó. Nos fuimos en el auto como a las once de la mañana. Nuestro objetivo era comer la famosa pizza de Alsacia, conocida como Flammkuchen. En estos lugares de Alsacia, el francés de mezcla con el alemán.




La Torre Dolder



Llegamos a un pueblo vacío de oriundos y de turistas. Mi esposo había estado alguna tarde de verano aquí, por una reunión de su compañía.

Estacionamos el auto sin problema. Ese día nadie se estaba peleando por entrar a visitar a Riquewihr. Caminamos por la puerta principal, al lado de la Casa de Gobierno. Con sombrillas. Entramos en un pasaje a comprar un té, y eso nos abrió la curiosidad de visitar un lugar en plena lluvia.



Elo famoso Flammkuchen



Caminamos hasta la Torre Dolder. Ahí encontramos un restaurante Le Medieval. Comimos las especialidades de Alsacia. Flammkuchen, para mi hija mayor; una ensalada con queso de cabra y miel, para mí; un spätzli para mi esposo, y del menú de niños, pasta con milanesa de puerco, para nuestra chiquita.



Calles que a pesar de la lluvia
brillan por su arquitectura medieval


Estuvimos muy contentos de estar en el calor del restaurante. Riquewihr es famoso por sus vinos. Tendremos que regresar en un verano para probarlos. Esta vez sólo tomamos una Pepsi Max, pues no tenían Coca Cola.

De regreso, caminamos por sus callecitas y encontramos a otros turistas aventurados como nosotros. La lluvia no paraba y después de entrar a la Maison Alsacienne de Biscuiterie, y comprar unas galletitas y macarrones, regresamos al estacionamiento.

En el camino nos detuvimos en el Carrefour de Mulhouse. Ahí compramos baguette para la cena, una terina de ganso, nada de hígado de ganso y carnes frías. Y dos vinitos de San Emiglion, recordando nuestra visita a este pueblo francés en el verano.  Decidimos no regresara a Carrefour por mucho tiempo. La tienda es enorme y tardamos mucho en la caja.






Regresaremos en verano


En casita nos tomamos un café con las galletas. ¡Estaban deliciosas! El día libre terminó con la cena del baguette.


El postre, ¡delicioso!





Nos hubiera gustado tener buen tiempo en Riquewihr, pero ya lo tendremos en nuestra siguiente visita. ¡Se los contaré, por supuesto! ¡Muchas gracias por leerme y hasta el siguiente Aterrizando!