Teatro Municipal en Río |
¡Hola! Muchas gracias por leerme en este jueves de blog. Hoy les voy a contar nuestras últimas horas en Río de Janeiro. Era la mañana del 18 de febrero.
Después de ir a desayunar, tomamos un taxi hasta el centro de la ciudad. Llegamos hasta el Teatro Municipal. Un edificio inspirado en la Opera de Paris, y construido en el año 2009.
La ciudad estaba sola. La noche anterior había sido de Carnaval. Vimos algunos turistas como nosotros. Nuestro deseo era tomar un café en la Confeitaria Colombo, pero no la abrían sino hasta pasado el mediodía. Así es que seguimos recorriendo un poco sus calles y después regresamos al Hotel Miramar.
Convento de San Antonio |
Calles de Río, vacías porque era día feriado. Era época de Carnaval |
¡Adiós Copacabana!
Regresamos al hotel en taxi, y antes de viajar al aeropuerto, fuimos a tomarnos un refrigerio a uno de los tantos puestos que existen en la playa de Copacabana.
Regresamos a decirle adiós a la Copacabana |
Caminamos por la playa, disfrutando la soledad tempranera. Había pocos cariocas en la playa, probablemente se habían desvelado bailando la noche anterior. Estaba nublado, pero el fresco de la mañana era un regalo para nosotros. Pronto volveríamos al invierno de Europa y había que aprovechar todo el calor posible.
Entramos a un puesto y pedimos refrescos y claro, no podíamos dejar río sin probar un agua de coco.
Disfrutamos mucho la Copacabana |
Durante nuestra estancia en la playa, se nos acercaron dos vendedores. Aprovechamos y compramos dos playeras para nuestras hijas. Con leyendas de Río, por supuesto. El segundo vendedor nos hizo un verdadero show. Nos vendía un libro mágico. Sí, un libro para colorear con las princesas de Disney.
El chiste del libro era saberlo abrir en la página correcta para presentarlo iluminado, en blanco o desaparecer todos los dibujos. El vendedor nos vendió tan bien su producto, que no pudimos decirle no y se lo compramos. Fue su manera de interactuar con nuestras hijas lo que nos cautivo. Se despidió y nosotros nos quedamos con un buen recuerdo de la gente brasileña.
¡Agüita de coco, que está bien buena! |
El tiempo terminó, recogimos las maletas y una taxista del hotel nos llevo hasta el aeropuerto. Fuimos platicando en el camino de nuestras coincidencias con los políticos. Lo mismo, lo que todos sabemos sobre los males que nos hacen los políticos o que hacen a nuestros países.
Pero lo más divertido fue cuando nos contó el significado en portugués de la palabra exquisito. Para nosotros es algo maravilloso, mientras que para los brasileños es algo curioso. Además nos contó que había probado molletes con una familia mexicana que había conocido.
Aeropuerto Internacional Tom Jobim |
Llegamos al Aeropuerto Internacional Tom Jobim. Nuestra siguiente ruta sería Río-Foz de Iguaçu. Sí, iríamos a conocer las Cataratas de Iguazú, visitándolas desde el lado argentino. Brasil y Argentina se comparten esta maravilla. Esto se los cuento en mi próximo Aterrizando.
¡Adiós Río de Janeiro, Hola Iguazú! |
Dejamos Brasil con cuatro maletas llenas de bonitas impresiones. Una de las cuatro iba llena de sol carioca y del calor veraniego. En el resto nos llevábamos esa alegría callejera de la gente disfrutando el Carnaval. Sólo tuvimos maravillosas experiencias con su gente. Ese es el principal tesoro de Río, sus alegres y positivos brasileños, tal y como es su alegre música. ¡Gracias por leerme y que tengan una buena semana!
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