miércoles, 19 de marzo de 2014

Visitando a los Delfines en Dubai



¡Hola, ya estoy de regreso en los miercoles de blog! Me da gusto platicarles sobre la continuación de las vacaciones navideñas en Dubai. Me he extendido mucho, he sido muy rollera. Bueno, mejor sigo platicándoles para adelantar un poco.






Pues el 26 de diciembre, día de San Esteban, les dimos de regalo navideño a nuestras hijas, la visita al Dubai Dolphinarium. Mi esposo planeó y organizó la visita a este lugar, que se encuentra ubicado en el Hotel Atlantis, cerca de nuestro hotel, en the Palm.

Nos preparamos porque teníamos que estar a las diez y media de la mañana. Sin joyas ni adornos del pelo. Parece ser que los delfines pueden dañarse cuando se está cerca de ellos y los tocan con estos objetos. No ibamos a nadar con los delfines, pero sí estaríamos con ellos en el agua. Era toda una aventura, en especial para nuestras hijas.



Bello el momento de baile con Tina



La visita empezó con una explicación del comportamiento de los delfines y los visitantes. La regla más importante que teníamos qué seguir, era de tener los brazos pegados al cuerpo, para que los delfines no pensaran que eramos un peligro. Y lo más importante, que siguieramos todas las indicaciones del entrenador del delfín que nos tocaría.

Antes de entrar al acuario, tuvimos que ponernos los trajes especiales de neopreno. ¡Y al fin, entramos con los delfines! Nuestra delfín se llamaba Tina. ¡Las niñas hablan hasta la fecha de ella! A partir de ese día, el defín es su animal favorito.

Pudimos interactuar con Tina. Mis hijas y yo bailamos con ella, mientras que mi marido le lanzó un arito al mar y ella se lo devolvió. Al parecer la mayoría baila con los delfines. ¡Conmigo no se aburrió!, fue el comentario de mi esposo. Y sí, al parecer es uno de sus juegos favoritos.



¡Tina se dejaba querer!



Eramos un grupo pequeño. La familia de tres belgas, de origen árabe, una mamá rusa y su niño y nosotros cuatro. Al momento de pasar nuestras hijas, pude ver esa maravillosa relación entre niño y delfín, tal y como lo cuentan las películas.

Aprendimos mucho sobre los delfines. Por ejemplo, la edad de un delfín se sabe al ver su estómago. Si tienen muchas manchas café, son algo mayores. Entre más manchitas, más añitos. Igual que con los adultos. ¿Verdad?


Las fotos las hizo una fotógrafa del Dolphinarium.
Está prohibido entrar con cámaras.


Por desgracia, los delfines también peleéan entre sí. A Tina, le han pegado en su boquita. Y hablando de boquita, pudimos darle un beso a Tina. Fue un momento maravilloso. Al principio estaba muy tensa, algo nerviosa. Mi familia, para nada. Ellos lo disfrutaron desde el principio. Para mí era algo nuevo y los instructores lo hacen muy cardiaco. Piensas que los delfines estarán de mal humor o algo parecido. Para nada. Lo que sí creo es que hay visitantes que se pasan de listos y son agresivos o inconscientes en el trato con ellos. Desde que bailé con Tina, desapareció mi nerviosismo.

Terminamos y nos fuimos a vestir. Desgraciadamente nos prohibieron llevar cámaras y no pude captar la última escena con estos animales tan sensibles y especiales. Mi familia y yo nos sentamos en una silla de playa, para tomar un refresco, muy cerca del acuario. De repente, un grupo de unos seis delfines se acercaron con nosotros y estaban jugando entre ellos. Se comunicaban con esos típicos sonidos que conocemos de la película. ¡Nunca olvidaré estos momentos! Todo mundo se fue del acuario. Sólo quedamos nosotros. Esto fue un increíble regalo navideño.



Ultimo día en este hotel



Después de esperar por nuestras fotos. Nos fuimos a visitar el resto del parae acuático del Atlantis, llamado Aquaventure. Mi esposo se llevó a mis hijas a dar la vuelta por un río en esas llantas-salvavidas, mientras yo descansaba en la sombra. Lo reconozco, no soy de esas aventuras. Por suerte, mis hijas tienen a su papá de aliado en los juegos acuáticos.

Hicimos una pausa para comer en uno de sus restaurantes y regresamos al cuarto para disfrutar el último día de pisicina en el Hotel Fairmont the Palm.  A mi esposo le encanta probar hoteles nuevos, así es que el 27 estaríamos en el hotel Jumeirah Emirates Towers, muy cerca del Dubai Mall.

Cenamos en el restaurant Café de Paris, que está  en el Dubai Mall. El famoso corte de carne asada que le da origen al nombre del local. Así terminó nuestro día con los delfines y nuestra permanencia en este hotel. Mañana dejaríamos el cuarto. Por suerte las vacaciones todavía no terminaban, pero estaba cerca su fin. ¡Mil gracias por leerme y hasta el próximo Aterrizando!

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