jueves, 4 de octubre de 2012

Oslo, la que un día fue llamada Cristianía

Y empezaba el recorrido en el segundo día, de ese fin de semana en Oslo. Lo que no sabíamos, es que ese fin de semana había un evento muy importante en la ciudad. Ahora les cuento.

Su Catedral. Aquí se casaron los
 príncipes Harkon y Mette-Marit

Desayunamos en el Hotel Clariond, con no sé cuántos turistas más. Y claro, ese día se celebraría también el Maratón Noruego. No éramos los únicos visitantes que caminaríamos por la ciudad. Era el sábado 22 de septiembre, a las diez de la mañana y nos esperaban muchos lugares interesantes por conocer de Oslo.


In Memoriam


El día sería largo, pues queríamos aprovechar al máximo nuestra corta estancia. Lo primero que vimos fue la Catedral del Salvador, ahí se casaron los actuales herederos al trono noruego: el príncipe Harkon y Mette-Marit. Su matrimonio es un ejemplo de la apertura de esta sociedad. Ella tuvo un pasado que la distanciaba de la familia real. La prensa la calificó como una partygirl. Fiestas y drogas, así como la maternidad antes del matrimonio, fueron las cartas de presentación de la actual princesa. Pero el amor triunfó y esta cenicienta escandinava ha cumplido once años casada con el heredero.

En fin, lo único que quiero destacar es la apertura de la sociedad noruega. Pero por desgracia, no todo ha sido oro en este país escandinavo. Recordemos los acontecimientos de Utoya, el año pasado. En la Catedral, pudimos ver un corazón en recuerdo a los caídos de la masacre. La herida está ahí, y no ha cicatrizado. Nadie imaginó este acontecimiento, especialmente en un país tan abierto cultural y políticamente.


El Parlamento. Storting


Pasando a temas menos tristes, les cuento que la ciudad estaba preparándose para su marathon. Nos llamó mucho la atención escuchar el himno noruego en las bocinas que habían instalado en una de sus avenidas principales, la Karl Johans gate. Con el himno me refiero a la canción Take on me, del grupo A-ha. De seguro están muy orgullosos del mismo, y con razón. Curiosamente los vimos hace un año en Basilea. Este grupo dejó una huella fuerte en Europa, y en el mundo.


Palacio Real. Det kongelige slott

Después caminamos hacia el Palacio Real, que realmente es el palacio del pueblo, porque ahí se dan cita todos los noruegos inmediatamente brille el sol. Ese día, estaba nublado y con lluvia a la chipichipi, así es que no vimos a mucha gente. Normalemente los noruegos vienen aquí a sentarse en sus prados verdes. La entrada está vigilada por unos estrictos guardias, pero de alguna manera el palacio da una sensación de que cualquiera puede entrar y visitar a la familia real. Pero a pesar de esta percepción, de seguro está muy vigilado.
Seguimos caminando y llegamos a la entrada trasera dónde hay un bonito estanque. Un ejercito, pero de patos, nos recibió.

Aquí vemos la plataforma en Holmenkohlen

Continuamos hacia los siguientes dos puntos de nuestro recorrido. El primero fue la montaña Holmenkohlen, a unos cuantos kilómetros de la ciudad, y que alberga a la plataforma de salto de esquí. Bueno, no tuvimos que ir hasta allá,  porque la vimos desde el barrio Uranienborg, en dónde se encuentran muchas embajadas, y casas antiguas.


Finalmente llegamos a una de las principales atracciones de Oslo, el Parque Frogner, en cuyo interior se encuentra el Parque de Vigeland, dedicado a las esculturas del noruego Gustav Vigeland, con unas doscientas esculturas de granito y bronce. Quizá para muchos algo inusual, pues son desnudos. Las esculturas no están solas, el visitante puede admirar sus hermosos jardínes. Aunque nos tocó un mal clima, nos maravillamos por estas obras de arte.


Y llegamos al Parque Frogner. Al fondo, su famoso
monolito compuesto de figuras humanas

Una amiga americana me dijo que no le gustó el parque, se le hizo grotesco. Bueno, ¿será que me he acostumbrado a las manifestaciones artísticas europeas? Ya tengo 15 años viviendo en este continente. Fuera de este tema, el parque es muy recomendable. También aquí se dan cita todos los noruegos, claro, con buen clima, por supuesto.

Infantes al estilo Vigeland


Cuentan las guías de libros sobre Oslo, que en el verano muchas camas están vacías en este país, y es que no es raro, nada más imaginarse que casi todo el año hay poca luz. Por eso los entiendo de que aprovechan al máximo la vida en el verano.


Perfección en granito


Después de recorrer el parque, entramos al Café del mismo. Fue muy reconfortante descansar después de la caminata. Ahora nos esperaba de nuevo la ciudad. Así es, que a caminar otra vez entre el chipichipi, al estilo Hamburgo, ciudad alemana dónde vivimos y con este tipo de clima. Un clima marítimo. Quizá cansa tanta lloviznita, pero el premio es respirar aire marino. ¡Muy saludable!


Biblioteca Nacional


Y bueno, el propósito de no ir de compras no se llevó a cabo, porque vimos una tienda muy tentadora de cosas para el hogar. En nuestra visita a Oslo, nos dimos cuenta que este tipo de tiendas de artículos para el hogar y decoración son muy representativas. Probablemente porque el noruego, como el resto de los escandinavos, pasa mucho tiempo en el hogar durante el invierno. La que salió ganando, fue nuestra pequeña hija, porque encontramos una lanchera para su jardín de niños con la figura de un caballito. Adora los equinos.


Los atletas en el área del Aker Brygge

Caminamos y nos encontramos con el edificio de la Biblioteca Nacional. Después empezamos a ver corredores del maratón. Fialmente llegamos a la región del puerto de Oslo, conocida como Aker Brygge, en dónde se encuentran restaurantes y tiendas. Ahí, elegimos el restaurant Jacob All para comer, pues ya era mediodía. Nos sentamos afuera, porque toda la terraza del restaurante tenía calentadores en el techo, y hasta mantas, para los friolentos como yo.


Hay muchas leyendas sobre los osos polares en Noruega.
Esplanada del Aker Brygge

La comida, no fue noruega, eso nos esperaría en la noche, pero tuvimos la mejor vista para ver a los atletas del maratón. Después de esta pausa, buscamos el famoso Centro Nobel, del cual les hablaré en el siguiente Aterrizando. Por lo pronto la ciudad, que en algún momento se llamó Cristiania, nos estaba gustando mucho y todavía encontraríamos muchos detalles por ver y apreciar. ¡Hasta luego y buenas noches!



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