domingo, 20 de marzo de 2011

Hong Kong: una mirada hacia el futuro

Normalmente pensé en escribir este blog, sobre los viajes pasados, pero no puedo dejar de pasar más tiempo para contarles los detalles de nuestro último paseo, aprovechando que tengo dos días de haber regresado a Basilea. Las viviencias están calientitas, como si fueran un pan recién horneado.

Viajamos a Hong Kong. Esta es la segunda vez que visitamos una de las ciudades más modernas de Asia. La primera vez la visitamos en febrero del 2010, justo cuando acababan de pasar las celebraciones del Año Nuevo Chino. Esta segunda vez, la ciudad nos cautivó de nuevo.

La aventura comenzó el 4 de marzo, justo cuando Janina había terminado sus actividades del jardín de niños, y empezaban las vacaciones de la temporada del Carnaval en Basilea (Fasnacht). Era viernes. Por suerte, ella vivió muy intensamente las actividades y un día anterior, había participado en su desfile de Carnaval, Fasnachtumzug, como se le llama en alemán. Así es que sin mala conciencia por perdernos esta actividadad, nos fuimos a la ciudad alemana de Múnich, para de ahí salir rumbo a Asia.


Mi hija mayor, segunda de izquierda a derecha, en su desfile del Carnaval, un día antes de viajar. Todos hicieron sus máscaras y disfraces. Increíble. Sus maestras son unas auténticas admiradoras del Fastnacht.  ¡Felicidades! *


En el aeropuerto de Basilea, el empleado de Lufthansa, nos informó que probablemente no podría viajar, pues com mexicana necesitaba una visa. Nosotros habíamos investigado bien, y ya había ido el año anterior. Finalemente, revisó bien y nos dijo que no había problema. Así, sin problemas, las maletas se fueron y nosotros teníamos los pases de abordar hasta Hong Kong.

En Múnich, Alemania, partimos a las diez de la noche. Una hora más tarde, nuestras dos querubinas se habían quedado dormidas. Después de ver la película "el discurso del rey" (the King's speech), dormimos también. Esa es la ventaja de un vuelo en la noche. No siempre se puede escoger, pero es muy recomendable viajar a esta hora.

Y llegamos a Hong Kong. Todo el vuelo estuvo súper tranquilo. Los pasajeros, compuestos entre europeos, asiáticos y esta mexicana, ignoro si iba otro latino, disfrutamos ese viaje. La diferencia entre las pantallas individuales y las colectivas es enorme. En ese vuelo de Lufthansa, hasta las niñas pudieron ver sus caricaturas y jugar vídeojuegos. Viva la individualidad y los vuelos nocturnos.

Fue muy agradable volver a ver las instalaciones del Aeropuerto Chek Lap Kok. En ese momento, las filas de migración no fueron largas y de nuevo fuimos "escaneados" por los empleados, quienes se aseguraban de que nadie llegara a Hong Kong con fiebre. Todavía hay que recordar el caso de la fiebre A1H1. La pregunta para nosotros en ese momento era : y si tienes gripe, ¿qué pasa? Mejor no averiguarlo, se los aseguro.

Las maletas llegaron y alguien del hotel nos estaba esperando.
Salimos al estacionamiento y una suave brisa de 18 grados acarició nuestras mejillas. Ah, que bello es distanciarse un poco del invierno en Europa. ¡Buenas noches Hong Kong! Eran las cuatro de la tarde. Todavía teníamos un poco de tiempo para ver la ciudad antes de ir a dormir. Y eso sólo era posible porque dormimos en el vuelo.


Vista desde el cuarto

Llegamos al hotel Upper House, situado en la parte de la Isla de Hong Kong. Después de un rápido regaderazo, nos fuimos al Centro Comercial Pacific Place, que está frente al hotel y todos emocionados, preguntamos por una mesa en el restaurant Pekin Garden, porque deseabamos probar el Pato Pekin de nuevo. Era sábado en la noche, y la espera duraría hasta las ocho y media. Una verdadera pena, pero la cena china tendría que esperar hasta el domingo. Buscamos otro restaurant en el centro comercial, pues no queríamos alejarnos del hotel y llegamos hasta el restaurant italiano Domani. No necesitabamos pasta, pero el antipasti, la lasaña y el risotto estuvieron maravillosos. Un autentico sazón de Italia, confirmado por la degustación de sus capuchinos.

Un capuchino en Hong Kong

Así terminaba esa noche. Las hijas estaban muy emocionadas y de buen humor. Nos dormimos a las diez de la noche y despertamos a las cuatro de la mañana. Nos fuimos a desayunar a las siete de la mañana al restaurant del hotel Cafe Grey, y la chica nos pregunto si teníamos problemas con el cambio de horario. Eramos los únicos. Disfrutamos un rico desayuno encabezado por unos hot cakes, que probamos el año anterior. Así comenzaba el primer día.


Buenas noches, nos vemos mañana


Caminando hacia el romántico Star Ferry y la visita a nuestro sastre

Este tema, se los platicaré la siguiente ocasión. Ahora mismo son las nueve y media de la noche y pronto tendré que ir a la cama. Llevamos dos días durmiendo temprano. Es la primera vez en mucho tiempo que no tenemos cambio de horario. El regreso nos ayudó, porque llegamos a las once de la noche a Basilea.
Buenas noches, que tengan dulces sueños y pronto les seguiré contando.

* Nota, el personaje que representaron todos el grupo del jardín de niños de mi hija, se llama Waggis.

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