De nuevo estoy aquí para continuar con la narración de nuestro viaje por Asia.
Quisiera comentar sobre las impresiones del camino hacia el hotel. El aeropuerto de Hong Kong, se encuentra en la Isla de Lantau. Esta, es muy interesante porque además de contar con este medio de transporte y comunicación, ofrece a sus turistas y claro, a sus ciudadanos, dos atracciones: Disneyland Hong Kong y la estatua del Budda gigante.
El teleférico dónde está el Gran Budda: Tian Tan
Vista desde el Cafe Grey
Al llegar, la chica que nos otorgó la mesa, nos preguntó si acabábamos de llegar a la ciudad y si teníamos "Jetlag", por aquéllo de madrugar. Después de pedir las bebidas, las niñas pudieron jugar con unos bloquecitos de madera que representaban cada uno de los edificios más famosos de Hong Kong. Así podíamos nosotros disfrutar de la panorámica desde el restaurant. Ese día estaba nublado. Nuestro deseo era ver la ciudad con sol, pues en nuestro primer viaje, casi la vimos siempre con cielo gris. Habría que rezar un poco.
Nublado, pero agradable si lo comparamos con el clima de Europa
Parque Harcourt
Parque Harcourt
Caminando hacia la estación del Ferry, ubicada en la Isla de Hong Kong
Durante el recorrido por el parque, pudimos ver a varios ancianos practicando el Tai Chi o a familias jugando en los alrededores del Centro de Convenciones. Estaba nublado, pero bochornoso. Había como unos 19 grados, que a nosotros nos sabían como a deliciosos. Para Hong Kong eso era invierno, pues en el verano se alcanzan más de 30 grados, que con la humedad del agua se pueden sentir como 40.
El famoso Star Ferry
El Ferry de Hong Kong tiene un horario maravilloso. Cada cinco minutos llega un barco entre cada estación. Nosotros queríamos cruzar hacia Hung Hom, en la Isla de Kowloon. Toda la nostalgia de la época colonialista inglesa se ve reflejada en sus barcos. Es maravilloso sentarse durante el recorrido, de hecho, es obligatorio, y dejarse llevar entre las olas que casi arrullan. La vista de los dos lados, Hong Kong Island y la península es maravillosa. Especialmente durante la noche. A las ocho en punto todos los rascacielos de la ciudad se engalanan con un espectáculo de luces y de láser (más o menos como el del Faro del Comercio, de Monterrey, cuando las había). Es como si en ese momento, la ciudad bailara.
Y llegamos a tierra. Es muy interesante ver la estación y observar todas las máquinas expendedoras que tiene por ahí. Desde venta de fundas para el celular, bebidas, hasta paragüas. Yvaya que sí son práticas.Creaciones del diseñador Ermenegildo Zegna
Entonces, iniciamos nuestro camino por las calles de la ciudad para llegar a Raja Fashion, una compañía de sastres que hacen sus creaciones a la medida. Aunque casi cuestan lo mismo que en Europa, los trajes en Hong Kong son a la medida y a mejores precios que las marcas de alta costura, como Ermenegildo Zegna. Raja le produce trajes al mismo.
El año pasado estuvimos ahí. A mi esposo le terminaron dos y a mi unos vestidos de seda. La seda es de muy buena calidad, y no se le va el hilo. De verdad que los sastres chinos son estupendos. Quien no ha escuchado sobre la famosa seda china. Basta ya de publicadad, pero qué puedo decir, recomiendo verdaderamente la compañía pues los trajes de mi esposo están enteritos.
Tranvía de Hong Kong
Después de que le tomaran las medidas a mi esposo, nos fuimos. Esta vez fue imposible para mí la confección de un vestido, pues no estaríamos más de 5 días seguidos en Hong Kong. Ni hablar, será para la próxima. Mi esposo tuvo la ventaja de que el harían el mismo modelo de traje, por eso, no era necesaria una prueba.
El siguiente paso era buscar una estación de Metro y comprar nuestros boletos de transporte público, Octopus, para viajar por todo Hong Kong.
La comida china: el arte de la tentación, pero saludable
Una vez comprados los boletos, regresamos al hotel de nuevo con el Star Ferry. Había que dormir unas dos horas para reponer nuestro sueño. ¿Que por qué era urgente dormir? Pues porque nuestra pequeña hija se quedo dormida mientras probábamos unos Dim Sum en el restaurant Jade Garden.
Desde entonces, le decimos a nuestra segunda hija Dumpling, por aquéllo de la dormidita. En el menú del restaurante Jade Garden, también había Dumpling, además de Dim Sum. En tu honor, mi Dumpling.
Por suerte caminamos, pues lo único que nos esperaba esa tarde de Hong Kong, era su lado culinario.
El famoso pato pequinés, platillo predilecto de nuestras hijas
Después de la siesta, que duró dos horas, nos despertamos por la alarma que puso mi marido y nos dirigimos al Peking Garden, restaurant hermano del Jade Garden, en el Pacific Center y nos dispusimos a disfrutar del Pato Pequinés, la verdadera especialidad de Asia. Y claro, de nuestro segundo platillo favorito desde la primera visita: camarones con chile. Los camarones fueron para mi esposo y para su servidora, pero nuestras hijas, devoraron el pato. ¡Casi no le dejaron al papá¡
Los famosos camarones: Sólo para mí, y bueno, para mi esposo
El tercer día en Hong Kong nos esperaba con algunas sorpresas, como la experiencia de su mirador the Peak y otra, en especial para nuestras hijas.
Esto se los contaré en el siguiente Aterrizando. ¡Buenas noches!
Ay Yanet ya se me antojaron todas esas delicias chinas, es que has de saber que hace meses que no como platillos chinos, o al menos algo parecido. Aquí entre nos, no me animo a probar la comida china en mi pueblo, dicen que son gaviotas en vez de pollo :S
ResponderEliminaren fin, algún día me desquitaré y le daré placer a mi cuerpecito latino. Gracias por compartir tus experiencias de viaje! Muy amena tu escritura y como narras las viviencias ;D