jueves, 12 de mayo de 2016

Oporto, viajando en el tranvía a medio camino



¡Hola! de regreso para platicarles sobre la tarde de nuestro segundo día en Oporto. Esto fue el 19 de marzo del 2016.


Ayuntamiento




Habíamos terminado nuestra pausa en el Café Majestic. Caminamos hasta la Plaza de las Libertades entre las calles cuyos comercios ya habían cerrado.

Este lugar es enorme y nos transmitió mucho equilibrio. En el medio de la misma, encontramos una minicascada que no estaba funcionando. El clima era agradable, pero empezaba a refrescar.



Plaza de las Libertades



Aquí compramos unos pescaditos
hechos en tela como recuerdito





Y el tranvía ya no pudo continuar


En esta plaza se encuentra también el Ayuntamiento. Toda la plaza refleja sus cuidados. Esmeradamente limpia y muy grande. El camino seguía. Esta vez llegamos hasta la Iglesia de San Francisco para tomar el viejo tranvía rumbo al Hotel Vincci.


Iglesia de San Francisco en pleno atardecer



Tuvimos mucha suerte porque el tranvía se detuvo exactamente en donde estábamos haciendo fila. Alcanzamos un lugar y nos fuimos relajando de la caminata. Pero el gusto nos duró poco, porque el tranvía nos llevó a medio destino. De repente, el chófer paró y nos dijo que no podía continuar porque un auto estaba ostruyendo las vías. Así es que continuamos el camino a pie. Unos 10 minutos, apróximadamente.


Interior del viejo tranvía


Otros pasajeros prefirieron esperar, pues en camino estaba otro camino que los llevaría hasta terminar el recorrido. Esto significa que el siguiente tranvía llegaría a toparse con el tranvía en el que viajábamos y los pasajeros lo abordarían. La verdad, dedidimos caminar, pues no sabíamos cuándo duraría esa espera. Pero valió la pena haber viajado por algunos minutos en él. La verdad, no me imagino cuánto dinero pago el conductor del auto mal estacionado. Pero al parecer, este es el pan de todos los días en Oporto, porque las vías se comparten en algunos puntos de la ciudad con sus calles normales.



Este fue el auto causante de la interrupción
del servicio




Llegamos al Vincci



Descansamos un poco al llegar a la habitación y decidimos cenar de nuevo en el Restaurante Alameda 33, del mismo hotel. Y no nos arrepentimos, pues la cena fue muy rica. Como la pasta con la tinta de pulpo y camarones.


Cenando en el Alameda 33


Así terminó este segundo día. Gracias por leerme y la próxima semana les contaré sobre el paseo por la costa de Oporto, por el Foz do Douro. Un día en donde el sol nos acompañó todo el día.
¡Feliz semana!











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