jueves, 5 de noviembre de 2015

Cracovia, la ciudad de Juan Pablo II y el Dragón







El Castillo, visto desde el cuarto




¡Hola! Este jueves de blog estoy de regreso para platicarles sobre nuestra visita a Cracovia, en Polonia.



El hotel, desde el río Wista


Viajamos del 4 al 6 de octubre, en las vacaciones de otoño de nuestras hijas. Salimos desde Hamburgo con Easy Jet. En una hora apróximadamente, aterrizamos en esta ciudad, conocida por las atrocidades de Auschwitz, en los tiempos del Nazismo.


El vuelo fue por la tarde, así es que llegamos directo al hotel. Cenamos ahí, o mejor dicho, picamos los entremeses de su área de Lounge, con la tarjeta de cliente del Sheraton, se puede acceder a bebidas gratuitas, así como diversos tentempiés. Decidimos no salir y mejor levantarnos temprano para visitar toda la ciudad. Además, después de un almuerzo en Hamburgo en el café Klein und Kaiserlich, en el área de Hafencity, no teníamos nada de hambre.



La Leyenda del Dragón en esta ciudad del Medievo



Y así lo hicimos. Después de desayunar en el hotel caminamos hasta el Castillo Wawel, que veíamos desde el cuarto. Caminamos a lo largo del río Wista. A las orillas del castillo, nos encontramos con una escultura de un dragón, toda una leyenda en la historia de Cracovia.





Obwarzanek, el pan típico

Cuenta la misma que en el Medievo, un dragón hizo de las suyas en esta ciudad. Habitantes y animales, perecieron ante esta bestia. Nadie podía deshacerse de él. El príncipe Krak ofreció a su hija como recompensa a quién eliminara a la bestia. Fue un zapatero, que llenando a una oveja muerta de azufre y alquitrán, el que logró la muerte en pedazos de este dragón. 


El dragón a la entrada del castillo



Por lo pronto, este dragón de metal lanza el fuego durante el día para los visitantes conozcan de cerca la leyenda. En una de nuestras guías turísticas encontramos que existe un enorme respeto por las palomas de la Plaza principal en Cracovia. Se piensa que son los caballeros del Medievo que murieron tratando de matar al temible dragón.




Llegamos a la cima del castillo



En el Castillo de Wawel nos encontramos con una hermosa panorámica de la ciudad. También encontramos muchos turistas, en grupo. Al lado del castillo se encuentra la Catedral de Wawel.



La Catedral de Wawel



Su Santidad Juan Pablo Segundo



Su Santidad Juan Pablo Segundo fue Obispo Auxiliar de la ciudad de Cracovia y claro, originario de Cracovia. Su presencia en la ciudad se percibe en todos lados. En el castillo encontramos una estatua en su honor.






La plaza del castillo




Hora de visitar el Café Literario de Cracovia

Después de nuestra visita al Castillo, caminamos hacia la ciudad para buscar el famoso café Bona Książka i Kawa, el café literario. Ahí nuestras hijas probaron el famoso chocolate espeso polaco. Nosotros lo probamos, pero pedimos unos capuchinos. La verdad, que este chocolate es ideal para volver a salir al frío del otoño o invierno. 




Un rico chocolate espeso hecho en Polonia






Pero ese fin de semana tuvimos un clima maravilloso. Tuvimos suerte porque la semana siguiente llegó un frente frío. 


Calle Kanonicza





Seguimos caminando y llegamos a la calle Kanonicza. En esta calle se encuentran diferentes museos y la Arquidiócesis de Cracovia.








A pasear por la Plaza Principal




¡Paseos con los carruajes!


La Iglesia de Pedro y Pablo



Rynek Główny




La plaza principal de Cracovia, llamada Rynek Główny, tiene dos espectaculares edificios. Uno es el Sukiennice, una especie de mercado y el otro se llama Muzeum Historyczne Miasta, el Museo Histórico de Cracovia,  representado por una torre gótica.





Famosa por sus arcos



Mercado o Sukiennice


Museo Histórico



Crema de champiñones servida en un pan




Los pierogi


En esta plaza nos quedamos a comer. En el Cafe Hawelka, es el café más antiguo de esta plaza. Ahí nos decidimos por probar los platillos típicos de Polonia, como una sopa de champiñones servida en un pan y los pierogis. Todo estuvo delicioso.


Caminando hacia el barrio judío con la música de la Lista de Schindler


En Cracovia el visitante tiene la oportunidad de visitar el campo de concentración de Auschwitz y la fábrica del famoso Oskar Schindler. Nosotros decidimos visitar estos lugares en otra ocasión, cuando nuestras hijas estuvieran más grandes. Tendremos que hacerlo algún día, aunque sea una triste realidad.



Cementerio Remuh




Tristeza, eso es lo que se siente cuando se camina en el barrio judío. Si el sentido de la vista no lo capta, el visitante podrá escuchar la música que se hizo famosa en la película la Lista de Schindler. 
Visitamos el Cementerio Remuh. Este cementerio sufrió barbaridades, pues los militares del Nacionalsocialismo, se llevaron las lápidas que utilizarían en otras construcciones. 













Antigua Sinagoga


También visitamos la Antigua Sinagoga. Era lunes y no pagamos nuestra entrada. Encontramos diversos objetos de la cultura judía en sus vitrinas.


Recorriendo su Anillo Verde y los pasillos de la Galería Krakovia





Vista desde la entrada de la puerta
Brama Floriańska





Seguimos visitando Cracovia. La siguiente estación era caminar por su Anillo Verde, un área peatonal que envuelve toda la ciudad vieja. De ahí le seguimos a la famosa Galeria Krakovia, un centro comercial.


Hora de cenar milanesas polacas



Después de visitar algunas tiendas, regresamos caminando al centro antiguo de Cracovia. Nos decidimos por visitar un restaurante con comida típica. No nos arrepentimos porque probamos unas ricas milanesas. Lo único que no nos gustó de este restaurante fueron sus sillas. Eran unas bancas de picnic, no muy cómodas, pero llenas de carácter.



Milanesas con ensalada de betabel y
puré de papas

















De regreso al hotel


Para bajar la cena, caminamos hasta el Sheraton. En el camino no pudimos resistir y probamos unas rurka, galletas tipo waffle rellenas de crema. Nuestras hijas ya estaban cansadas y no querían esperar a que los envolvieran.  Pero bien que les gustó probarlos en el cuarto del hotel.



Maravillosa la plaza principal de noche

¿De postre? Unas rurka



Así fue como terminó nuestro segundo día en Cracovia. Muchas gracias por leerme. ¡Les deseo una bonita semana y hasta el próximo Aterrizando!

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