sábado, 8 de septiembre de 2012

El templo en la montaña: Batu Caves

Y Aterrizamos en Kuala Lumpur. Después de estar en Bali, viajamos hasta la capital de Malasia por segunda vez. Esto fue el 26 de febrero de este año. ¡Dios mio, qué rápido pasa el tiempo!

Entrada de las Cuevas. Su Dios Murugan, las vigila


En el último Aterrizando les contaba sobre la hermosa visita a Cancún, México. Ahora retomo el tema de Asia Express. En esta ocasión, les presento la experiencia que tuvimos mientras visitamos las Cuevas Batu, un templo dentro de una montaña. Les voy a platicar más al respecto.



Las escaleras que conducen al templo


Un noche, mientras veía mi programa español favorito, Españoles en el Mundo, transmitieron un reportaje de Malasia. Ahí conocí estas famosas cuevas, que describió un español casado con una mujer de este país. Era un guía de turistas. El programa, lo vimos mi esposo y yo de nuevo en Internet, y un día, regresó del trabajo con la idea de hacer un viaje a China y de paso ir a esta ciudad en Malasia. Al principio pensé que era un poco loco, pero me encontré un país muy interesante, como ya les había platicando sobre el primer viaje a Malasia. Lo pueden volver  a leer en mis archivos.


Empezaban a llegar para darnos la bienvenida 


Pues ésta es la razón por la cual aterrizamos en Kuala Lumpur. La verdad, era la segunda vez que la visitábamos, y durante nuestra primera instancia, no visitamos las cuevas. Gracias a Dios que pudimos regresar para contemplar un lugar impresionante. Toda una reliquia histórica, situada a menos de veinte minutos de la ciudad.


Ya dentro de la cueva


Llegamos a Kuala Lumpur saliendo del aeropuerto Denpasar, en Bali, la noche del 26 de febrero. Al día siguiente, fuimos a la recepción y solicitamos un taxi especial para ir a este lugar. El taxi nos llevaría después a otras atracciones, porque al día siguiente partiríamos de nuevo. De verdad, esta idea resultó ser maravillosa para poder visitar sus principales lugares turísticos.


En el centro de la misma


Un año antes, en el 2010, nos tocó ver toda la ciudad de Kuala Lumpur, en un autobús turístico de dos pisos. Ese día que planeamos el recorrido, amaneció lloviendo. Fue una famosa lluvia tropical, porque el clima seguía siendo caliente.

En fin, felices porque ese día brillaba el sol, nos subimos al taxi y llegamos en el tiempo considerado a las famosas Cuevas Batu.


Maravillosas esculturas

En nuestros libros o guías turísticas, habíamos leído que las cuevas estaban llenas de changuitos macacos. Así es que ya sabíamos lo que nos esperaba. Por un lado, era una emoción que nuestras dos hijas de seis y ocho años, experimentaran este encuentro. Por el otro, había que tener precauciones.  Por fortuna todo salió bien.


La vegetación en la montaña

Primero subimos las escaleras hasta el templo. 272 escalones. Fue impresionante ver la cantidad de monos paséandose y haciendo de las suyas en los pasamanos de la escalera. Vimos a muchos con comida y hasta con botellas de diferentes bebidas. Fue cuando entramos al templo hindú, que nos dimos cuenta que el problema de la basura es el principal motivo de esta atración de changuitos.


De cerquita

Pues resulta que el templo está lleno de ofrendas, como en Bali, de comida. Además, existen botes para depositar la basura, lo cual no es nada malo. El problema es que los monos los pueden abrir fácilmente y sacar el contenido de los mismos. Así es que ya se imaginarán a dónde va a parar todo eso.


¡Ni cómo ayudarlo!

Realmente ellos no son agresivos con los turistas. Al contrario, no les importan, porque en ocasiones se pelean por las cosas que encuentran. Eso sí, salen por todos lados. Como Malasia es selva, se puede uno imaginar que transitan por las cuevas Batu sin problema. Van y viene por todos lados y se internan en la selva.


Vista de Kuala Lumpur desde el Templo

Fuera de esta peculiaridad de los monos, quisiera decirles que es espectacular la vista dentro de la montaña. La cueva que visitamos estaba llena de figuras de dioses. En el centro de esta cueva, se estaba llevando a cabo una ceremonia cuando nosotros llegamos. En el interior existen pequeñas entradas que también están adornadas con las esculturas de dioses. Toda una experiencia, escuchar la ceremonia religiosa.


El Dios Marugan


Dentro de la cueva, también se pueden comprar recuerditos del Dios Marugan, pues hay un local que funciona como tienda. Me imagino que dentro de la cueva, viven murciélagos y otros animales. Por lo pronto, estábamos fascinados con la presencia de los monos.

Estas cuevas son de piedra caliza, y se encuentran en el distrito de Gombak, a 13 kilómetros al norte de la ciudad de Kuala Lumpur. Se llaman Batu, porque al internarse dentro de la galería de cuevas, se llega hasta un río del mismo nombre.


Un pequeño oasis a los pies de la montaña


Como dato curioso, encontré en un libro que la estatua del Dios Marugan mide 42.7 metros y que se terminó de construir en el año 2006, después de tres años. La historia cuenta que dicho dios ganó la batalla contra el demonio Soorapadam.

Hay una fiesta hindú, llamada Thaipusan, dónde celebran al Dios Marugan con ritos masoquistas, es decir, los martires se colocan por ejemplo objetos punzantes en sus cuerpos. No es raro ver fotos de lenguas perforadas con agujas, o frutas sujetadas a la espada de los feligreses con seguritos.

En fin, de seguro debe de ser toda una experiencia vivir esta celebración hindú. Por lo pronto, quedamos súper contentos de haber visto este templo en la cueva. Como les comentaba, a lo largo de la montaña hay otras. El visitante puede ir con guía y encontrarse con toda la fauna de Malasia, como unas arañas tipo tarántula. ¿Alguién se anima?


Uno se puede imaginar que las figuras te dicen:
¡Adiós, vuelve pronto!

Terminamos el recorrido visitando un hermoso jardín al inicio de la montaña y de ahí, nos fuimos con el taxi a la ciudad para seguir conociendo los lugares que un año atrás, habíamos visto desde el autobús turístico.

Les deseo un feliz fin de semana y hasta el próximo Aterrizando, dónde les presentaré la historia de un parque de aves en esta ciudad. ¡Hasta luego!






No hay comentarios:

Publicar un comentario