Amanecíamos en nuestro tercer día de estancia en el continente asiático, los días pasaban rapídisimo y todavía teníamos muchas cosas qué ver.
Teleférico del Monte Faber |
Ese día lo empezaríamos visitando el Monte Faber. Una mala noticia nos invadió cuando veíamos el noticiero de CNN. Ese día, el 20 de febrero, nos estábamos enterando del motín de Apodaca, Nuevo León. Como a muchos de ustedes, especialmente mis paisanos regiomontanos, me invadió también una tristeza al ir escuchando el reporte. Tan lejos y la trascendencia de la noticia a nivel internacional. Uno siempre piensa en los suyos y en aquél terruño que un día nos dio cobijo.
La vida continúaba y fuimos en taxi hasta el Mount Faber. Era nuestra última oportunidad de ver nuevas cosas antes de dejar la ciudad. Regresaríamos pronto, pero a la Isla de Sentosa. En este lugar, existe una estación de teleférico y se puede viajar hasta la dicha isla. También se puede visitar el centro comercial VivoCity, el más grande de Singapur. Llovía a cántaros en esta ciudad asiática, así es que el paseo en teleférico era ideal, así como visitar el centro comercial. En este lugar, se encuentra también la central de autobuses y su central marítima. De ahí se pueden hacer diferentes cruceros por Asia, como el destino de Hong Kong. Después nos fuimos de este lugar al Barrio Chino, vía Metro. Un viaje súper cómodo.
Entrada del VivoCity |
En el Barrio Chino
Cuando llegamos a Mount Faber, caía una lluvia a cántaros, ni pensamos que volviera a salir el sol. Al llegar al Barrio Chino, salimos de la estación del Metro y el sol estaba súper picante. Intenso. Estas lluvias en Asia. Antes de caminar, nos pusimos crema solar y los sombreros. En el Barrio Chino vimos muchos puestos de ropa y artesanías. Incluso vimos las ofrendas que los chinos queman en sus altares. Corbatas, dinero, cerveza, todo en papel, y que representan lo que un difunto poseía en vida. Sus parientes queman estas representaciones en papel, para que no le falte nada en la otra vida. Se puede comprar lo inimaginable. ¡Hay de todo!
Barrio Chino |
En el recorrido vimos el templo hindú Sri Mariamman, con todo y la representación de las vacas sagradas. Después, caminamos de regreso al Distrito Financiero y en nuestro camino se nos atravesó un empleado que llevaba pollo cocido en un carrito. Lo trasladaba de un edificio a otro. Con ese calor, no quiero pensar en el grado de descomposición que llevaba esa comida. En fin, nada representativo de la comida de Singapur, por suerte, pues como les comentaba en la anterior edición, la cocina de singapur tiene un buen estándar de higiene. Aunque como ven, se encuentran excepciones.
Templo hindú Sri Mariamman |
Llegamos al Clarke Quay, a un restaurante italiano y pedimos ensaladas de tomate y mozarella, perfectas para el calorcito que estaba haciendo. Después caminamos rumbo a la Marina y fuimos de nuevo a ver el Merlion, del que les platicaba anteriormente. De regreso, pasamos por el área financiera de Singapur y llegamos al Hotel Marina Sands y nuestro siguiente destino era visitar de nuevo la piscina Infinity en la cima del mismo. Nuestra última oportunidad porque al día siguiente viajaríamos a Bali.
Felices porque visitamos el Museo
Después de pasar la tarde en la piscina del hotel, nos decidimos para ir al Museo ArtScience y apreciar la exposición sobre el Titanic. Entrar al museo es toda una experiencia. En Singapur hay agua por dónde quiera. El patio del museo no era una excepción y también tenía una fuentecita estilo cascada, como el centro comercial de la Marina, the Shoppes.
ArtScience Museum |
Antes de entrar a la sala de la exposición, nos encontramos con una réplica de la sandalia estilo wedges, de Salvatore Ferragamo, y que estuvo inspirada en la actriz Judy Garland. Mi zapato favorito. ¡Qué belleza! Por suerte pude hacerle una foto.
La exposición sobre el Titanic, conmemoraba los 100 años de la tragedia de este barco. Todo esto ocurrió en el mes de marzo de 1912. En la exposición encontramos una recreación del interior del Titanic, y en vitrinas cerradas, objetos originales que se encontraron en el fondo del mar, cuando el mismo naufragó. A nuestras hijas les fascinó.
A pocas horas de dejar la ciudad |
Dentro de la tragedia del Titanic, la exposición presentó un detalle muy original. Cada espectador recibió el boleto de entrada, con el nombre de un pasajero. Al final de la visita, el asistente se podía enterar sí su pasajero del Titanic sobrevivió o murió en el naufragio.
Ya casi estaba por acabarse nuestra visita a Singapur. La noche la terminamos con una cena del bufet asiático del Marina Sands Hotel. ¡Buenas noches Singapur! La despedida era para nosotros, porque la ciudad apenas despertaba.
En mi siguiente Aterrizando, les platicaré sobre el viaje a Bali, siguiente ciudad de nuestro itinerario por este viaje en el continente asiático.
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