Despegamos de Singapur. Desde el avión veíamos las muestras arquitectónicas de esta avanzada ciudad asiática. Tremendos colosos que aún y en la distancia no se veían como miniaturas. Ahora, el destino sería muy distinto. Indonesia, también en el continente asiático, pero muy distinta de ser un tigre de Asia.
Estábamos volando con Air Asia, algo así como la aerolínea Easy Jet en Europa. Desde que abordamos el avión, nos envolvió la generosidad asiática. Uno de los asistentes del vuelo, nos recibió con una sonrisa y sus manos juntas en el pecho, en señal de bienvenida. Definitivamente, esta actitud contagia positividad.
Los dioses están en todos lados, hasta en el aeropuerto |
Ya estábamos cerquita de Denpasar, una de las ciudades importantes en Indonesia. Hicimos apróximadamente una hora y cuarenta y cinco minutos de vuelo. Habíamos oído hablar tanto de Bali. Antes de hacer el viaje, leímos dos guías turísitas sobre el país. Una cultura muy interesante, dónde los espíritus tienen la palabra. Y hasta encontramos algunas similitudes con la cultura mexicana. De verdad.
Pero antes de platicarles esas características, no puedo evadir el libro de Eat Pray and Love, de la escritora americana Elizabeth Gilbert y dejar de mencionarlo como inspiración para esta visita. Aunque hace un par de años, quisimos ir mi esposo y yo a Bali. En aquél entonces, la fascinación por visitar el Oceáno Indico, le ganó la batalla al paraíso de Indonesia. Visitamos la Isla de Mauricio. Bali quedaba para otro momento, hasta que finalmente llegó este año.
Los atentados y la novela reevindicadora
El gusanito de visitar Bali no murió del todo aún y cuando el fantasma de la violencia no se apartaba de mi sensatez. Indonesia ha sido víctima de atentados. En el 2002, 2005 y 2009. Los dos primeros, en Bali y el último en Jakarta, en dos hoteles de lujo de la ciudad.
El primer atentado fue en Kuta, dónde se concentra la población turística de la isla. Ahí murieron 200 personas, entre turistas y balineses. El blanco fue una discoteca. El del 2005 fue en un restaurant. El grupo Jemaah Islamiya, se hizo responsable de los mismos y se le vinculó con Al Qaeda.
Una amiga alemana me contaba en alguna ocasión sobre su viaje a Bali. La isla le fascinó y la visita la realizó con su hijito. También visitó amigos en la región. Le encantó la cultura y la naturaleza. Su opinión me ayudó a querer viajar a este destino, porque me dijo que se había sentido muy segura. Pero fue la obra de Gilbert, la verdadera motivación para visitar este destino paradisiaco.
Come, reza y ama, es más que una novela sobre la superación personal y la búsqueda del yo interno. Es el encuentro entre las culturas. Amor y amistad nos unen sin importar nuestra nacionalidad. El amor y el cariño al prójimo logran vencer las barreras geográficas y culturales. Y claro, es una hermosa historia de amor, entre una americana y un brasileño, sin olvidarnos de otras dos culturas, la hindú y la italiana.
En la novela descubrimos un poco de esa cultura indonesia, de cómo los dioses y espíritus dominan a sus pobladores. En los siguientes Aterrizando les hablaré de los mismos.
Y llegamos a Denpasar
Bali tiene fama de un lento servicio de aduana. Por eso contratamos un servicio del hotel al que llegaríamos. Un empleado nos ayudó con nuestros pasaportes. Mientras esperábamos nuestros permisos, pudimos ver que en el centro del edificio, se encontraba un altar típico. Afuera, se notaba a leguas que el sol picaba. ¡Bienvenidos al calor!
Algunas motocicletas |
Necesito decir que aunque el flujo de turistas en Bali es significativo, el servicio en el control de pasaportes se me hizo rápido. Nada qué ver con el trámite de pasaportes en los Emiratos Arabes Unidos o en los Estados Unidos.
¡Y algunas más! |
Una vez afuera del aeropuerto, nos impactó conocer el principal medio de transporte en Bali: la motocicleta. Es impresionante que en lugar de autos estacionados, se vean estos vehículos al por mayor. Es el mejor medio de transporte en Bali. Y no la bicicleta, como veíamos a Julia Roberts en la película, aunque ella estuvo en el interior de la isla, bueno, la protagonista y autora de la novela, Gilbert.
Una tiendita típica en el camino a Ungasan |
Recogimos nuestras maletas y un empleado del Hotel Banyan Tree nos llevó en su vehículo. Al principio, no sabía a dónde mirar. Todo era interesantísimo. Tiendas, niños saliendo de la escuela, vendedores de comida, había de todo en la calle. Y ahí mismo estaba la vida de la isla, a la orilla de la carretera. Entre el asfalto y la tierra, Bali se desarrolla. Y no puedo dejar de mencionar los altares a los espíritus. En cada casa o tienda, hay uno. Y hasta los árboles se llenan de decoración, porque los balineses los decoran con telas.
Era pleno mediodía y Bali le sonreía a la rutina. Estábamos a punto de llegar a Ungasan y conocer las bienvenidad indonesias.
Un altar para los espíritus ... |
Unos granitos de arroz para recibirnos
Llegamos a Ungasan. La recepción del hotel era un gran salón sin paredes o ventanas, y con techos altos. La empleada del hotel nos recibió con botellas de agua mineral y algo que nos fascinó. Un té de jazmín helado. Además nos trajeron unos dulces hechos de arroz y de ajonjolí. Pero lo más bonito de la recepción fue la ceremonia de bienvenida al estilo balinés. Nos puso a mi esposo y a mí, y claro, a nuestras hijas, tres granitos de arroz en la frente. Después, sin pedírselo, nos tomo una foto para el recuerdo. ¡Qué bonito detalle!
Té de jazmín frío y dulces de arroz y ajonjolí |
Creo que puedo hablar en general de una amabilidad asiática. Este detalle y la reverencia en el avión, se me hicieron gestos espontáneos y no ordenados por los mandos directivos, de la compañía de aviación o del hotel. Eso fue lo que vivimos en Bali. Amabilidad. Era muy fácil platicar con su gente. Siempre estaban sonriendo.
El día estaba por terminar. Nos metimos a la piscina y fuimos a cenar al restaurant del hotel. Gracias a Dios salió todo sin contratiempos y ahora sí estábamos listos para relajarnos un poco en este lugar paradisiaco. Habíamos conocido un ángulo de Bali, pero nos faltaban muchos más. Por suerte, nos quedaríamos aquí algunos días antes de continuar la siguiente etapa del viaje.
¿Cómo poder olvidarte, atardecer balinés? |
Buenas noches Bali, hasta mañana. Gracias por este maravilloso atardecer. Lo guardaremos siempre en nuestra memoria y nos calentará en nuestros días fríos de Europa.
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