jueves, 9 de mayo de 2019

En Tahiti. La Ora na Bora Bora


De Los Angeles a Papette

¡Hola! Estoy de regreso en este Aterrizando para platicarles la siguiente estación de nuestro viaje que inició en Toronto, Canadá, pasando por Los Angeles, para llegar hasta Santiago de Chile, con una escala en la Isla de Pascua.

El 5 de marzo del 2019 nuestro viaje continuaba de Los Angeles a Tahiti. Una isla en Polinesia.


Bora Bora desde el aire


Dejamos Santa Mónica por la noche. A la una de la mañana del 6 de marzo, nuestro avión de Air France despegó hacia este lugar paradisiaco.

El apagón a medias en Los Angeles

La espera en el aeropuerto de Los Angeles fue muy particular. De repente, mientras casi dormíamos en la sala de espera, un apagón a medias sorprendió a todos menos a los empleados del aeropuerto. Al parecer es una situación normal y no asusta a nadie. 

Nosotros estábamos rogando porque este apagón no retrasara nuestro vuelo. Y así fue, el despegue fue a la hora indicada.


Córrele, se nos va el avión a Bora Bora



Aterrizando en Papette

Después de dormir un poco por la noche y después de casi doce horas de vuelo, llegamos a Papette. El viaje a Tahiti no había terminado. Papette era una escala para llegar hasta Bora Bora, la isla en dónde estaba nuestro hotel.

Esperamos mucho las maletas y llegamos corriendo hasta la taquilla de Air Tahiti. Ahí nos recibieron las maletas y el gate estaba a lado, lo cual nos permitó alcanzar el avión que saldría en cuestión de minutos.


En el barco hacia el Hotel Intercontinental
Ressort Thalasso Spa Bora Bora

Realmente fuimos los últimos en abordar. El vuelo nos estaba esperando. No fue nuestra culpa, porque las maletas tardaron mucho en llegar. El vuelo de Papette a Bora Bora duró sólo una hora.

Llegamos al cuarto. Tuvimos la suerte de quedarnos en la Suite Brando. Aquí se hospedó el famoso Marlon Brando.

Después de desayunar en el cuarto, ya era tarde para ir al restaurante del hotel, pues el desayuno había terminado a las 11 de la mañana, decidimos pedir al cuarto.


Mis exploradores en la laguna 

Después de un poco de espera, nos pusimos los trajes de baño y nos fuimos a nadar. Yo a la piscina y mi esposo se fue con las niñas a la laguna a nadar. Ahí empezó su experiencia con la naturaleza, pues en esta laguna de Bora Bora, se puede bucear y admirar la vida animal. La profundidad de la laguna es de tres metros.  El cuarto está sobre esta laguna y se tiene acceso a ella a través de unas escaleras. Yo decidí verlos desde la piscina del cuarto




Cuadro de la Suite Brando



El Monte Utumano visto desde la
suite Brandon


Una siesta que duró hasta las seis de la tarde


Desde el cuarto se tenía vista de la
laguna

Después de asolearnos un poco, nos llegó el cansancio del cambio de hora. Así fue que decidimos dormir, sin poner una alarma.


De repente, el timbre de la habitación nos despertó. Era una chica del hotel, que nos traía nuestro regalo de bienvenida, una botella de champaña. Inmediatamente nos alistamos pues eran las seis de la tarde. Valió la pena dormir porque nos sentiamos otra vez con energía.


Pescado con coco y plátano frito


En cuestión de segundos nos pusimos guapos y nos fuimos a cenar al restaurante Reef, del Intercontinental.

Nunca olvidaré mi primera cena en Bora Bora, pescado empanizado con coco y plátano frito. ¡Delicioso! Durante mi visita a este hotel, lo disfruté dos veces.

Bueno, hasta aquí el primer día. En el siguiente Aterrizando les platicaré de nuestras experiencias en esta isla de Tahiti. Por lo pronto les digo, nana, adiós en tahitiano.




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