miércoles, 29 de octubre de 2014

High Line: la nueva atracción y sensación en Nueva York




¡Hola, buenas tardes! Hoy les voy a platicar sobre nuestra visita en el tercer día a la ciudad de Nueva York. Era el 7 de agosto del 2014 y ese día lo empezaríamos conociendo una nueva atracción: la vía elevada de lo que fue un tren comercial, High Line.



Piscina del Gansevoort. ¡Por fin, tiempo
para un chapuzón! Atrás, el
Empire State



La vía ferroviaria elevada: High Line



Después de desayunar en Brasserie Les Halles, que estaba frente al hotel en la Park Avenue, llevamos a las niñas a que se dieran un chapuzón en la piscina de la Terraza del Gansevoort. El lugar se llama Rooftop, el bar del hotel. De seguro un bonito lugar para las fiestas nocturnas. Desde ahí se puede ver el edificio Empire State.




High Line, una elevada vía de tren
construída en los años treinta. Ahora, un
paseo peatonal y oasis de la gran ciudad




Para llegar a la High Line, tomamos un taxi hacia el inicio de la misma, en el cruce de las calles Washington y Gansevoort. Un bonito lugar lleno de restaurantes y del Chelsea Market. Y llegamos hasta la famosa High Line.




Area de descanso de la High Line




Antes de llegar a Nueva York, mi esposo me pidió que leyera sobre esta atracción. En casa, antes de iniciar el viaje, pude leer sobre ella. Es un paseo peatonal, un área verde con cafés y restaurantes y mide 2.33 kilómetros. En sus inicios, fue la vía elevada de trenes comerciales que pasaban sobre Nueva York a dejar mercancías. Esta línea se construyó para evitar el tráfico pesado sobre la ciudad. Esto fue en los años treintas. Desde el 2019 está abierta al público. Por año la visitan 5 millones de turistas.



Para la pausa, unas paletas de agua y unos
yukis para las niñas. El alumino protege el
bloque de hielo. Con el se hacen estos shave ice



El parque está situado en el distrito de Chelsea y a los lados se pueden ver verdaderas joyas arquitectónicas. Hoteles y sobre todo edificios departamentales. No podría imaginar el precio de cada metro cuadrado de estos departamentos. Ni el pago de renta de los restaurantes y oficinas. Nueva York es una parcela cara.




¡Hermoso paseo por la High Line!



Hicimos una pausa para tomar unos raspados. Sí, unos yukis estilo Monterrey, mi ciudad de origen, o raspados. Ahí nos los encontramos con el nombre de shave ice. Fue una gran experiencia para nuestras hijas. Yo escogí una paleta de frambuesa. ¡Todo estaba delicioso!



La High Line en el barrio de Chelsea



Seguimos caminando y seguíamos maravillados de la High Line. Pensar que eran las vías de ferrocarril. Ahora es un pulmón verde en esta gran ciudad. Más adelante nos encontramos con un carrito de paletas estilo mexicano. Y su vendedora estaba vestida con ropa típica mexicana.




El Empire State visto desde la High Line



Un poco de tiendas y de comida mexicana: Conociendo el Chipotle



Seguimos caminando y llegamos hasta el final de la vía. Ahí nos encontramos con un grupo de obreros que hacía su pausa para comer. Compraban comida de un carrito. Burritos, se veían deliciosos. Esto fue en la calle 30. Nuestro siguiente punto en el itinerario de ese día, era comer al estilo mexicano en el restaurant Chipotle. Es una cadena de restaurantes que están dispersos por todo Nueva York. Llegamos a un cerca de la Pennsylvania Station, pero había una fila, que mejor decidimos buscar otra sucursal.



En Party City, un paraíso para los niños ...
y las mamás



Antes, entramos a una de las tiendas de la calle 34, a la Party City. Un paraíso para las fiestas infantiles. Ahí le compramos a nuestra hija menor, los platos, servilletas y vasos de Frozen, pues para su próxima fiesta quiere que este sea el tema.



General Post Office en el Distrito Garment



Seguimos caminando y encontramos el siguiente Chipotle cerca del edificio Empire State. La fila era interminable, pero esta vez decidimos hacer fila. Parece que todo Nueva York ama la comida. Fue increíble ver como calientan las tortillas de maíz o harina en una sartén de doble plancha. Por supuesto que los pedimos de barbacoa. Para los tres, mi marido, mi hija mayor y yo. La menor se deleito con nachos y guacamole.  Al parecer es un lugar muy solicitado, la prueba es la calidad de la comida, pues se puede ver cómo la preparan. Los ingredientes son frescos y se puede pedir totalmente al gusto. Para tomar, una corona y té helado para las hijas.




Deliciosos, los tacos de barbacoa del Chipotle



Al hotel para descansar y después: Smith and Wollensky





Smith and Wollensky en la 3rd Avenue: lugar para una
 rica carne asada



Seguimos caminando para bajar la comida. Esta vez haríamos una pausa en el hotel para que las niñas jugaran y leyeran un poco. Después, nos pusimos guapos y nos fuimos a cenar al restaurant de carnes asadas, Smith and Wollensky. El camino hacia la sucursal que está en la 3rd Avenue  lo hicimos a pie. Así disfrutamos de una tarde de sol entre luz y sombras de los rascacielos neoyorkinos.



Un restaurant para el paladar masculino.
Sus mesas las ocupan para comidas de
negocios en esta ciudad



Este lugar lo conocimos en nuestro primer viaje de casi recién casados. Desde ahí visitamos las sucursales en Miami, Houston, Chicago y las Vegas. Nos falta visitar dos en Boston, uno en Washington, D.C., Philadelphia y Columbus. Habrá tiempo y vida para hacerlo. Mientras tanto, disfrutamos de los cortes que ya conocíamos.



Siempre me han gustado las servilletas
del restaurant, con el logotipo



Mi esposo y yo comimos lo de siempre. el filete Rib Eye estilo cajún. Las hijas sólo quisieron la ensalada César Ahora mismo se me hace agua la boca cuando recuerdo el sabor a carne asada como lo conocemos en México. El problema, son las porciones. Por eso, sólo comimos una ensalada César y no pedimos nada más. La carne viene acompañada de una papa asada. En Miami, se me ocurrió pedir brócoli, en lugar de la ensalada y me trajeron casi la cabeza completa. Por eso, al final de la cena, caminamos de nuevo al Gansevoort.

Es interesante observar que esta cadena de restaurantes de fundó en 1977 y muchos de sus empleados, en específico, sus meseros tienen casi la misma antiguedad. La fecha de su ingreso al restaurante se puede observar en sus gafetes. Nuestro mesero nos recordó al mayordomo de la serie de televisión inglesa que se transmite para celebrar el Año Nuevo, Dinner for Two. Ese estilo de mesero, pero muy simpático.



¡Buenas noches, Nueva York!




Bueno, después de cumplir el gusto de mi marido, nos fuimos al hotel a descansar. Mañana tendríamos un programa muy especial para todos, pero en especial para las niñas: el American Museum of Natural History, que está enfrente del Central Park. Pero esto se los cuento en la siguiente entrada de Aterrizando. ¡Muchas gracias por leerme y que tengan una buena semana!





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