jueves, 12 de marzo de 2015

Segundo día en Río: Visitando el Corcovado de Río




Amanecía en Río




Noche de Carnaval


¡Hola!, ya estoy de regreso para contarles sobre el segundo día en Río de Janeiro. Como les comentaba en mi anterior Aterrizando, la primera noche en Brasil fue para irse temprano a la cama y descansar del vuelo trasatlántico. Mientras dormíamos, nos dimos cuenta de que en la calle del Hotel Miramar, sucedía el verdadero Carnaval brasileño. 


Impresionante, el Pan de Azúcar



Entre diez y once de la noche, escuchamos un desfile de música carioca. Eran las bandas de música que iban desfilando por las calles hasta llegar a la playa de Copacabana. Las niñas ya dormían y mi esposo y yo nos asomamos para ver a la gente. El hotel estaba sobre la Copacabana, separado sólo por la calle. Realmente no nos molestó el ruido, al contrario, nos daba gusto de estar escuchando toda la alegría de los brasileños. Curiosamente y para nuestra sorpresa, las bandas dejaron de tocar como a las once. Posiblemente porque estaban ya en la playa celebrando.  Tuvimos un reparador sueño hasta las seis de la mañana del lunes 16 de febrero.



Caminata por Copacabana



Fuimos los primeros en el Restaurant Sá del hotel para desayunar. Después de esto, nos preparamos para visitar una maravilla brasileña: la estatua de Jesús Resucitado. El Corcovado de Río.




Hotel Miramar



Visitando la Playa de Copacabana antes de ir al Corcovado

Una cosa que no podíamos dejar pasar, era caminar por la Copacabana. A esa hora de la mañana, antes de las ocho, estaba casi vacía. Deportistas, empleados de limpieza, gente que paseaba a sus mascotas y nosotros. Río es una ciudad especial. La combinación de montañas y playa en la ciudad, es única.



Copacabana




El Corcovado


Nuestro primer encuentro con el Corcovado



Para llegar al Corcovado tomamos un taxi del hotel que nos llevó directamente al mirador. Existía la posibilidad de tomar primero un tren que recorrería la montaña hasta la entrada a la estatua. Pero nosotros decidimos no hacerlo para ahorrar tiempo y aprovecharlo en la cima.


Se puede llegar en trenecito al mirador 



Era temprano, y ya estaba lleno de turistas. El sistema para admirar al Cristo Redentor está muy organizado. Compramos los boletos y nos fuimos a hacer fila para tomar un lugar en una de las camionetas que llevan al turista hasta el Corcovado. Esto facilita a las personas discapacitadas o con problemas para caminar admirar la estatua.


Sistema de transporte para llegar hasta la
 cima de el Corcovado



Vista de Río desde el mirador


Llegar a la cima de la montaña es una maravilla. La vista de Río de Janeiro no tiene comparación. Playa y ciudad se funden en ese encanto carioca.


¡Y ahí estaba: el Corcovado!




¡Río te roba el corazón!



Se pueden hacer maravillosas fotos de Río desde este mirador. Dentro de todo, hubo mucho orden a pesar de que la plataforma estaba llena de turistas. Definitivamente este es un paseo obligatorio para todo turista.




¡Bienvenidos a Río! Parece decirnos
Cristo Resucitado



Río desde todos sus ángulos



Una de las fotos del recuerdo



Una verdadera maravilla este
 símbolo brasileño



Después del Corcovado, tarde de piscina



Pausa en la piscina


Regresamos al hotel para aprovechar el calorcito que nos faltó en Europa.  Ese día estuvo nublado. Aprovechamos para comer ahí mismo. Siempre recordaremos aquélla vista de Río. Playa, ciudad y Carnaval.  Obviamente todos disfrutamos, pero nuestras hijas se vuelven locas nadando. ¡Son nuestras sirenitas!



¡Era época de Carnaval!



Mientras estábamos en la piscina, escuchamos una música que venía de la calle. Era una de sus comparsas. Un grupo que disfrazado, desfilaba por la calle bailando. ¡Estábamos en el Carnaval de Río!


Hora de la Cena en la Churrascaria y nuestro encuentro con el tenista Rafael Nadal y la anécdota del Príncipe Harry


Mi esposo ya tenía en la mira la siguiente Churrascaria. Tomamos un taxi del hotel y el chico que lo conducía nos dijo que nos llevaría mucho tiempo llegar hasta allá, por el paso del Carnaval. Pero nos recomendó una que no estaba tan lejos y que ofrecía una buena perspectiva con el tráfico: la Churrascaria Oasis.


Mientras hablábamos con él, vi una camioneta que se estacionaba en sentido contrario. Con vidrios polarizados. En fin, no le presté importancia. Unos segundos después, veo a Rafael Nadal impresionado, viendo el camión de una comparsa que estaba en la esquina del hotel, con personas bailando en su techo. ¡No lo podía creer! Me disculpé con el muchacho por interrumpirle su plática, pero tenía que decirle a mi marido. Así fue nuestro encuentro con el tenista que estaba hospedado en nuestro hotel. El participaba en el Abierto de Río.


Churrascaria Oasis

Durante el camino, el taxista nos comentó en español, que el había sido el guía motociclista del Príncipe Harry. Al parecer su Alteza realizó un paseo en motocicleta y fue nuestro chofer quien lo guió en las calles de Río.

El chico fue super simpático y nos comentó que hablaba mejor inglés que español, pero lo felicité porque este idioma lo hablaba muy bien. Estaba estudiando para ser guía de turista. Y muy rompecorazones, porque al día siguiente lo vimos rodeado de un grupo de jóvenes turistas inglesas.



Alambre de Picahna

Llegamos a la Churrascaria Oasis. Vimos pocos turistas. Fue buena recomendación porque los comensales eran los típicos cariocas. Esa noche conocimos un poco mejor los cortes de carne. La picahna, que se pronuncia picaña, es desde entonces, nuestro corte favorito. Tiene algo especial, su dorado y tostado que le da el carbón. ¡Deliciosa!

Por nuestra mesa pasó un contingente de meseros siempre con sus alambres. Teníamos que decir, gracias ya no puedo, porque si no, nos servían automáticamente.



Yuca y plátano frito para acompañar
 los cortes de carne



Así terminó el día. Regresamos en taxi al hotel y nos dispusimos a dormir después de ver un poco de televisión. Deseamos ir la Sambadrome, pero esto será cuando nuestras hijas sean adolescentes, porque el espectáculo, que es maravilloso, inicia antes de la medianoche y termina hasta casi las siete de la mañana. Será un buen pretexto para regresar a Río.

¡Gracias por leerme! En el próximo Aterrizando les platicaré sobre nuestra visita al Pan de Azúcar, la montaña más famosa de Río. ¡Que tengan una buena semana!


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