jueves, 19 de enero de 2017

Venecia noviembre 2016, antes de que llegara el hielo al Gran Canal




Así amanecía el Gran Canal, radiante


¡Hola! De regreso en este jueves de blog para platicarles nuestro segundo día en Venecia. Era el 12 de noviembre y ese día lo empezamos con mucho sol. Toda una gran diferencia después de la tarde anterior cuando llegamos y Venecia nos recibió con un aguacerro.


Me resulta increíble comparar mis fotos de este noviembre, con las que he visto en las redes sociales de Venecia en el mes de enero del 2017. Todo congelado. El invierno ha pegado duro a Europa esta vez. Pero aquí les presento ese sábado de noviembre, engalanado con el sol.



Tratamos de repetir cada paso del viaje anterior

Un desayuno para viajes sin hijos, un collar de Antica Murina y el café frente al Rialto


Ese fin de semana estábamos celebrando nuestros 19 años de casados. Viajamos con nuestras hijas de 10 y 12 años. El día lo empezamos desayunando en el Hotel Ai Riali. En su restaurante la mayoría de las mesas son para dos personas, pues al parecer las parejas llegan solas, sin hijos. Pero nosotros nos las llevamos. Así es que mi esposo y yo, compartimos una mesa y nuestras dos hijas otra. Pero estában enfrente.



La ciudad despertaba 

Ese fin de semana tratamos de repetir la misma historia que el año anterior. Así es que primero nos tomamos un café enfrente del Puente Rialto, el Naranzaria y luego nos fuimos a caminar. Pero antes, compramos un collar de vidrio de la Antica Murina, de la cual soy fanática. Esto se está haciendo tradición de aniversario de boda


Uno de los corredores del Edificio del Mercado


El siguiente punto era regresar rápido al Mercado del sábado. Imposible dejar de comprar un recuerdito. Esta vez fue un ramo de chiles. Todavía los tengo colgados en mi cocina, pues mi idea es secarlos y guardarlos como conserva en aceite de oliva.  

Una de las más bellas ciudades en el mundo
Santa María de la Salud, al fondo


Estaba lleno de turistas, pero también de venecianos, quizá los últimos que quedan, pues se rumora que muchos se han ido por el exceso número de turistas.


La fascinación de Venecia se encuentra en cualquier rincón




Primero al Acqua Pazza y luego a seguir caminado

Pues el programa culinario también continuaba y volvimos al Restaurante Acqua Pazza. Igual que hacía un año. Esta vez vimos menos comensales. La comida ahí, nos volvió a convencer.


Plaza de Saint'Angelo


Nuestras hijas se decidieron por espaguetti Napoli, la menor y Espagueti Vongole. Mi esposo y yo probamos la especialidad de un platillo a base de pescado y mariscos. Y él no se resistió para probar una ensalada Caprese. De postre, la cortesía de la casa, fueron unas deliciosas galletas y el digestivo Limoncello. Después de esto, lo que seguía era caminar otra vez. ¡Obviamente!


Espagueti Napoli


Una buena decisión el haber pedido este platillo, especialidad
de la casa. Todo fresco




El Vongole

Imposible resistirse a este postre



Limoncello y expreso, el mejor final


Fue como viajar a un lugar encantado


El siguiente punto a recorrer era la visita a la torre del Monasterio San Giorgio Maggiore. Pero esto se los platico en el siguiente Aterrizando. ¡Por lo pronto, les deseo una bonita segunda mitad de semana y gracias por leerme! 

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